María Elena Collazo trata de hacer hasta lo imposible por libararse de las garras de su suegra y de su alcohólico esposo. ¿Hasta qué punto podrá soportar ese infierno? Esta historia es totalmente ficticia. Todos los personajes y vivencias fueron creados por la mente de su servidora. Cualquier semejanza con la vida real es mera coincidencia.
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La empresa en declive
La licenciada me dejó la comida pagada, ¿qué le parece si aprovechamos y comemos los dos?, me presento, soy Moisés de la Vega.
Yo soy Maria Elena Collazo.
Gusto en conocerla.
El gusto es mío.
Así empezó una gran amistad entre los dos.
A Victoria no le cayó bien ese hombre, no le daba buena espina.
Amiga, ¿por qué estás tan seria?, solo voy a comer con Moisés, no somos novios, pero sí llevamos una buena amistad.
No quiero ser aguafiestas, pero ese hombre no me da confianza. Deberías tener cuidado y no confiar tanto en él; fueron las palabras de su amiga, quien la veía muy ilusionada.
Lo tendré, no te preocupes, pero contrario a lo que piensas Moisés es muy atento y divertido.
Bueno, de todos modos, mantén un ojo al gato y otro al garabato.
Ay, Vicky, hablas como mis abuelos qepd.
Lo sé, pero no quiero que nadie te haga daño.
Dos meses después de tratar a Moisés, este le pidió que se casara con él.
¿Estás hablando en serio?, pero ni siquiera somos novios. No nos hemos dado un solo beso, dijo ella para no parecer muy obvia.
Eso es lo de menos; y enseguida la tomó por el talle y la acercó a sí, le dio un beso cargado de pasión.
Ella fue tomada por sorpresa, pero de inmediato le correspondió.
Estaban en la casa de él, hipotecada y a punto de perderla.
Moisés la guio suavemente hasta su alcoba y sin palabras la fue despojando de sus ropa.
María Elena no hizo nada por evitarlo, ella también lo deseaba.
Y ahí, en la soledad de esa alcoba, mudo testigo de lo que ocurría en ese momento, Moisés la hizo suya; no solo una vez sino varias.
Después de eso, Maria Elena aceptó casarse con él.
Prepararon una ceremonia muy íntima, solo él y ella, en un juzgado civil del centro de la ciudad.
Victoria, muy a su pesar fungió como testigo, no quería dejar sola a su amiga.
Cuando todo terminó ella se acercó a su amiga, te deseo toda la felicidad del mundo, cualquier cosa yo siempre voy a estar para ti.
Gracias, amiga, puedes quedarte en mi casa el tiempo que sea necesario, mientras consigues donde vivir, porque probablemente nos iremos a vivir allí.
Gracias, amiga, buscaré pronto una casa en renta.
Los primeros días en la casa de Moisés, fueron de completa felicidad para María Elena, se sentía como transportada al cielo.
Moisés le inspiraba mucha confianza, ya que era muy atento con ella.
Dos semanas después de la boda, por fin se presentó Aranza en esa casa.
Hola, hijo, ya regresé de la casa de mi amiga.
Hola, mamá, qué bueno que llegaste, mira, ella es María Elena, mi esposa, lamento mucho que no hayas estado en nuestra boda.
Yo también lo lamento, me hubiera gustado mucho estar ahí. Hola, María Elena, soy Aranza ¿acaso nos hemos visto antes?, preguntó.
¡Señora!, ¿y qué pasó con su nuera?, ¿acaso Moisés estuvo casado antes?
Aranza y Moisés se miraron uno al otro.
Mi hermano vive en Estados Unidos, nunca nos vemos, pero él hablaba mucho de su esposa, parece que ya se separaron, dijo Moisés sin darle tiempo a Aranza de hablar.
Sí, ya se separaron, ayer me habló para decirme que su esposa lo había abandonado. Pero bueno, es cosa de él. Espero no verlo nunca hemos tenido problemas ¿sabes?, por eso ya no quiero volver a verlo en la vida.
Hijo, ¿van a vivir aquí en mi casa?, pero aquí cabemos muy apenas tú y yo y ahora traes a tu esposa, ¿en qué cabeza cabe?, dijo Aranza cambiando de tema abruptamente.
Pero mamá, ¿y a dónde quieres que nos vayamos?, ya ves que mi empresa va de picada y no me alcanza para comprar una casa.
En eso, María Elena habló sin saber que habría de cometer el mayor error de su vida.
Pues si quieres vamos a vivir a mi casa.
¿De verdad harías eso por mí, amor?, le dijo Moisés muy cariñoso.
Claro que sí, amor. Ahora eres mi esposo y podemos compartir la casa.
Está bien, te tomo la palabra, pero solo por un tiempo en lo que mi madre recapacita.
No te preocupes, amor, podremos vivir ahí siempre. Al fin y al cabo es muy grande y cabemos muy bien los tres.
¿Los tres has dicho?
Tú, yo y mi amiga.
¿Tu amiga?, ¿esa que fue testigo?
Sí, espero que no haya problemas.
Claro que no, no los habrá te lo aseguro.
Dos días después, se estaban mudando a la casa de María Elena.
¿Qué va a pasar conmigo?, dijo Vicky en cuanto los vio entrar con todas las cosas de Moisés.
No te preocupes, amiga, podrás vivir aquí el tiempo que necesites.
Así, los días que siguieron, Moisés apapachaba mucho a María Elena.
Amor, ¿por qué te noto tan serio?, preguntó Elena acariciándole la cabeza.
No quisiera contarte esto, es muy penoso para mí.
¿De qué se trata?, tal vez pueda ayudarte.
No quiero involucrarte en mis problemas, todo es cuestión de dinero.
¿Cuánto dinero necesitas?
Amor, tendrías que hipotecar la casa y convencer a mi madre de que nos deje vivir ahí solo así podría salvar la empresa.
Amor, tu madre no nos quiere ahí.
La convenceré, ya verás.
Siendo así, entonces encárgate de todo.
Vicky escuchaba todo desde su habitación. Se tapó la boca para no gritar de indignación.
"¿Cómo es posible que ese hombre quiera despojarla de su casa para pagar la hipoteca de la suya?", Vicky estaba muy molesta.
Y en cuanto vio a Moisés salir a la calle se lo hizo saber a Maria Elena.
Abre los ojos, María Elena, ese hombre te quiere despojar de lo que es tuyo.
No te preocupes, Vicky, la casa no vale gran cosa lo verdaderamente bueno lo tengo en el banco y ese nadie lo va a mover de ahí.
De todos modos, amiga. No caigas en su juego, a leguas se ve que ese hombre lo único que quiere es que le resuelvas sus problemas.
Tal vez, pero es mi esposo y lo amo. Veamos hasta dónde es capaz de llegar.
Ok, amiga, tú sabes lo que haces después no vayas a decir que nadie te dijo nada. Ya no eres una niña para que te estén cuidando.
Acepto tus consejos, pero déjame resolver las cosas yo misma.
Como prefieras, mañana mismo empiezo a buscar dónde quedarme porque no pienso estar un día más en esta casa.