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Voluntades Inquebrantables

Voluntades Inquebrantables

Status: En proceso
Genre:Viaje a un mundo de fantasía
Popularitas:430
Nilai: 5
nombre de autor: Francisco Loaiza

La vida es la esencia misma, la esencia son los artes manipulables.

El arte de la vida, realidad y muerte; y el arte de los elementos.

Unos nacen con gran Voluntad, otros con una mediocre. Otros deciden luchar con garras y dientes, otros quedarse a esperar.
Unos nacen en la gloria, otros deben pelear por esa gloria. Otros yacen en la ruina, y otros crean su ruina.

La vida es injusta, sin embargo, es justa para quienes deciden enfrentarla. Pocos lo logran, y cuando lo logran, el mundo se doblega ante su voluntad.

Solo aquel con una Voluntad insondable y vasta, es capaz de subyugar y manipular la voluntad de otro, sin embargo esto es tabú.

NovelToon tiene autorización de Francisco Loaiza para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAP 4: En la profundidad del abismo

Cap. 4: En la profundidad del abismo

La tarde estaba fresca, a pesar del sol en lo alto del firmamento, puede ser porque vamos a velocidad y con la ventana abierta.

Las nubes viajaban hacia la frontera con el Reino de Order, empujadas por la suave brisa de la tarde. Normalmente en esta región, el clima es cálido y fresco, permitiendo una vida cómoda para este clima. Mayormente estaba despejado; también nublado, pero más en invierno.

De vez en cuando, Brock miraba por el retrovisor para vigilarme.

Recuerdo que el año anterior, mis padres  me presentaron a Brock como nuestro chófer, además de ser mi guardián.

Lo único en lo que no podía interferir Brock, era en la academia, pues mi padre decía que debía ocuparme de mis propios problemas. Es por eso que hace de la vista gorda cuando ocurren los incidentes en la academia.

Amara y mi madre suelen preocuparse, pero no lo suficiente como para angustiarse.

A veces comprendo el porque de su indiferencia conmigo, le he dado muchos problemas, hasta de muerte. Por ejemplo: recuerdo que una vez cuando visitábamos las cadenas montañosas. Estas que eran tan grandes y extensas que parecían abarcar todo el continente, su poderío se extendía desde el Reino de Order, pasando por el Reino del Sol – mi reino -, hasta el Reino de la diosa Vilife, la diosa de la vida. Literalmente eran la columna de estos reinos, sus puntiagudas puntas cubiertas de hielo y nieve, eran un emblema de su antigüedad, sus laderas resquebrajadas por los siglos, y su escaso verdor por las pocas plantas y flores que habitaban en esas laderas, estas que representaban la fortaleza en el tormento.

Mi familia y yo, visitábamos las quince montañas más grandes de nuestro reino, y por andar de curioso me aventure solo a la montaña mas cerca de la cabaña. Recuerdo que tuve que escapar de noche, cuando todos dormían.

Para tener catorce años era bastante temerario.

Agarré las herramientas necesarias para escalar; cinco perlas de esencia, tres perlas de sanación una buena bufanda blanca, una soga de 25 metros, un arnés,  dos crampones, una potente linterna, guantes blancos, botas de cuero, así mismo un chaleco de cuero negro. Además tomé un pequeño cuchillo, en caso de emergencia.

Apresuré el paso, alejándome de la cabaña para visitantes distinguidos, que se encontraba a tres kilómetros de la montaña que fijé como destino.

La montaña se elevaba como gigante sobrepasando el mar de nubes que la cubrían, y eso que apenas era la mitad. A lo mucho estimo que ha de ver tenido unos dos mil metros de altitud.

– Esto va a tardar –. Dije, suspirando por la ardua tarea que tenia por delante.

El frío era jodidamente duro, sentía que cada pisada, era como pisar diminutas astillas de vidrio. Con cada exhalada de aire, veía mi aliento como si fuera humo.

No quería esperar hasta el día siguiente para escalar la montaña, quería hacerlo hoy.

Escalar la montaña no era un problema, el problema era los peligros que escondía, sin embargo, con mi problema, no es de preocuparse mucho, pero nunca esta de más ser precavido.

Me tomó al menos cuatro horas llegar a la mitad de la montaña. A pesar de tener guantes, un buen chaleco, unas botas de primera calidad, y gran variedad de herramientas; no pude evitar sangrar.

Tenía las manos cortadas por el frío, la sangre se me estaba helando. Y lo peor de todo, es que estaba tiritando de frío.

– Odio pasar por esto –.

Apenas sentía los dedos de mis pies, ni hablar de las manos.

Pero, sin embargo, no me sentía mal. Claro, eso se debe a que por mis propios esfuerzos llegue a la mitad, sin ayuda de nadie.

Tuve la tentación de tomar una perla de sanación, pero preferí no hacerlo, pensé que eso le quitaría el mérito a mi esfuerzo.

Levante el brazo, con la idea de querer atrapar la luna y llevármela. Miré a mis alrededores, buscando algún peligro que este a mi alcance.

Solo había nieve, hielo y unas cuantas piedras que sobresalían.

Me levanté con dificultad, quejándome de mis pequeñas heridas. Saqué una botella con agua, y bebí con avidez. Buscando reponer fuerzas para seguir escalando.

Caminé examinando la explanada de piedra y nieve, sólo podía ver nubes oscuras, alumbradas por la luz de la luna. Cuando me acercaba a la pared de la montaña, con la intención de seguir subiendo; me detuve.

A tan solo unos pasos, había una enorme grieta que se extendía de lado a lado. Dejando ver un profundo abismo, lleno de oscuridad sin fin.

 Era como una presagio de la muerte.

El pavor me inundó el alma, mi corazón comenzó a palpitar de manera frenética, mis instintos me decía que corra, que no me acerque más.

Retrocedí unos pasos, sin darme cuenta donde pisaba. Tropecé con una roca que sobresalía de la nieve, perdiendo así el equilibrio.

Caí al suelo al pie del abismo oscuro, pero sin caer. Pero, la nieve si se deslizó. Resulta que donde estaba pisando, no era más que nieve acumulada.

Intenté desesperadamente, escapar de una muerte segura, me aferré a la cuerda que había asegurado antes de acercarme al abismo, quedando colgado, cerca a las puertas de la muerte.

La desesperación comenzaba a rasgar la calma que había mantenido hasta ahora. Las gotas de sudor corrían por mis rostro, las manos me temblaban, y perdía fuerza por cada tres segundos que pasaba, pero incluso esos tres segundos eran como una eternidad.

–         Mierda… mierda… solo a mí me pasan pendejadas… que suerte la mía –.

Sentía que con cada respiro se me escapaba el alma, sin embargo, traté de mantener la cordura y subir. Había caído como unos doce metros, la oscuridad que anidaba el abismo amenazaba con tratarse la escasa la luz que dejaba la luna.

Mientras subía tan lento, que la angustia crecía con cada respiro que daba, un sonido puso en alerta a todo mi ser.

Un pequeño murmullo, un pequeño gruñido, una enorme pata en forma de guadaña asomaba en la oscuridad. Esta era roja opaca y putrefacta, con agujeros llenos de gusanillo moviéndose entre ellos mismos.

El concepto de calma abandonó mi ser, dejando solo la desesperación que carcomía mi esperanza de salir vivo.

– ¡A la mierda todo! –.

No quería utilizar las perlas, pero ahora no había opción, tome una de sanación y la tragué. Instantáneamente las heridas y el cansancio abandonaron mi cuerpo y mente, pero sin llevarse consigo la angustia.

Comencé a trepar con más fuerza, motivado por los constantes murmullos, que parecían lamentos humanos, y los gruñidos hambrientos que escuchaba.

Ya solo me faltaban cinco metros.

Tomé otra perla sanadora, y trepé con más fuerza que nunca. Ya solo me faltaba un par de metros, cuando sentí un tirón hacía abajo.

La pata en forma de guadaña, ya no era una, ahora eran siete. El maldito reveló su forma, y no era más que un espíritu profanado, de la sexta categoría. Pero eso era suficiente para matarme.

El espíritu, tomo la soga con una de sus extremidades en forma de brazo humanoide, con garras oscuras como el abismo. Agarro el restante de la soga en forma de U, que subía lentamente conmigo.

No perdí tiempo, a pesar de la desesperación. Tomé el cuchillo de mi pecho, y corte la soga. Y sin esperar a que me alcanzara, active mi voluntad, sin embargo, eso fue una pésima decisión.

Porque al activarla, la cara sacada de la peor pesadilla de un niño, se abrió en cuatro, y cada lado tenía filosos dientes triangulares, que parecían capaces de desgarrar todo aquello que mordieron.

O al menos, eso parecía.

Una luz azul mezclada con blanco, se abrieron de las fauces del espíritu, soltando un chillido ensordecedor y melancólico.  Dejando a la oscuridad de un lado, y llamando a los suyos. Ahora si, todo estaba perdido.

Tres espíritus de diferentes tamaños asomaron desde las profundidades del abismo.

 “¡Mierda!”.

– ¡Maldita sea mi suerte! –.

Escalé lo más rápido que pude, llegando por fin a la quebrada, claro, el desgraciado también llego conmigo.

1
K.V.N
mira como dejaron traumado al muchacho.
K.V.N
se les salió el chamuco
K.V.N
nombre de todo le pasa 🤣
K.V.N
más vale prevenir que lamentar
K.V.N
pobre cosita fea
K.V.N
de momento veo que tiene una historia lineal con un trabajo en creación de personas aceptable pero tienen personalidad por lo que veo hay muchas cosas a mejorar pero tiene potencial
K.V.N
de momento veo que tiene una historia lineal con un trabajo en creación de personas aceptable pero tienen personalidad por lo que veo hay muchas cosas a mejorar pero tiene potencial
K.V.N
XD
K.V.N
tranquilo bro 😂
Eso es cierto, cada quien debe ahce4se cargo de sus acciones.
Eso recién empieza, esta obra os volará sus cabezas
Alan Ruiz
esto es por medio de la historia porque suena que el protagonista ya ha vivido todo
K.V.N: opino lo mismo en algunas partes suena como si ya lo vivio
total 1 replies
Deqku
La idea es fascinante
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