Nelly es una elfa a quien el destino le ha jugado una mala pasada, siendo engañada por su hermana, ella se ve envuelta en una situación tensa. ah pasado la noche en la habitación de un hombre al que no conoce. Al perder su honor es exiliada de su familia. Cuatro años después regresa por trabajo acompañada de un pequeño niño, y siendo acosada por un hombre que solo quiere pagar una deuda, por petición de su abuela... Ellos no sabían que sus destinos ya habían sido marcados por el lazo de un Después.
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Nuevo jefe
Me llamó la atención que, a pesar de su fuerte temperamento, había una especie de integridad en su actuar que me hizo sentir curiosidad. ¿Qué la hacía ser tan directa y honesta? ¿Qué la motivaba a rechazar una oferta que muchos considerarían generosa? Me encontré pensando en ella de manera diferente, como alguien que no se dejaba deslumbrar por la riqueza o el poder, sino que tenía sus propias prioridades y valores.
Me recosté en el asiento del carruaje, mirando a mi amigo con una sonrisa confiada.
—No hay nada que me haya quedado grande, y esta no será la excepción— le dije, con mi voz llena de determinación. Mi amigo se rió y asintió con la cabeza, sabiendo que no me daría por vencido fácilmente.
—Necesito que me investigues de quién es la tienda y ofrecerle una cantidad generosa hasta que me la venda— le ordené, mi mente ya está trabajando en la estrategia para conseguir lo que quería.
—Ya veremos qué tan quisquillosa es— agregué con una sonrisa, seguro de que eventualmente cedería a mis ofertas.
Mi amigo se rió de nuevo y puso el auto en marcha, mientras yo miraba hacia atrás, hacia la perfumería, pensando en la mujer de ojos cafés y su actitud desafiante. "Esto no ha terminado", me dije a mí mismo, sonriendo con anticipación.
POV NELLY
El reloj marcaba las seis de la tarde, y el familiar tintineo de las llaves en la cerradura de la tienda anunciaba el fin de mi jornada. El aire de la tarde, aunque ya empezaba a refrescar, se sentía dulce y prometedor. Dejé atrás el bullicio de los clientes y el olor a productos recién exhibidos para dirigirme al pequeño jardín trasero. Allí, entre los juegos de niños y las risas despreocupadas, esperaba encontrar a mi pequeño Elío.
Ahí estaba, con sus mejillas sonrosadas y una sonrisa que iluminaba su rostro, corriendo hacia mí con los brazos extendidos.
El alivio que sentí al abrazarlo era inmenso, una pequeña tensión se disipaba al no sentir esa mirada persistente, esa presencia que me recordaba a esos hombres.
Creo que hablarle claro a Skailer, hacerle entender que mi negativa era firme y que no iba a aceptar ninguna oferta solo por una deuda del pasado, había surtido efecto.
Él, que me debía la vida a mi madre, intentaba usar eso como palanca, pero yo no estaba dispuesta a vender mi independencia ni mi tranquilidad a cambio.
La cena transcurrió con la calma que solo la presencia de un hijo puede brindar. Elío me contaba sus aventuras en el jardín, y yo, con una sonrisa, escuchaba y compartía con él. Luego, el ritual de la noche: el baño, el cuento y el dulce abrazo antes de que se durmiera. Esa noche, dormí profundamente, sin sobresaltos, agradecida por la paz recuperada.
La mañana siguiente se desplegó con la misma rutina reconfortante. El sol entraba por la ventana, tiñendo de dorado la habitación. Desayunamos juntos, Elío con su energía habitual, yo con una sensación de serenidad. Lo dejé en el jardín, dándole un beso en la frente, y me dirigí a la tienda, esperando otro día tranquilo.
Sin embargo, al llegar, el ambiente era diferente. El murmullo de las conversaciones era más intenso, y pronto nos informaron que habría una junta.
Algo importante iba a suceder: la presentación del nuevo jefe. Nadie nos había dicho que la empresa estaba, ni remotamente, en venta. La noticia me tomó por sorpresa, y una mezcla de curiosidad y aprensión se instaló en mí.
Cuando llegó el momento, nos dirigimos a la sala de juntas. El aire estaba cargado de expectación. Todas las mujeres, mis compañeras de trabajo, esperábamos con ansias conocer al nuevo líder.
La puerta se abrió, y él entró.
Mi corazón dio un vuelco, y un sudor frío recorrió mi espalda.
La sorpresa fue tan grande que casi me quedo sin aliento.
El.
¿Por qué tenía que ser él?
Skailer.
POV SKAILER
La puerta de la sala de juntas se abrió, y el murmullo expectante de las empleadas se detuvo por un instante. Entré con la firmeza que siempre me había caracterizado en el ámbito laboral. La adquisición de esta empresa era un paso estratégico importante, y mi reputación de ser estricto y exigente en los negocios me precedía.
La mujer encargada del lugar, una señora de mediana edad con una expresión profesional, me recibió con una leve inclinación de cabeza.
—Bienvenidos, señores y señoras —comenzó ella, —Hoy es un día importante para nosotros. Tenemos el placer de presentarles al nuevo propietario y director general de nuestra compañía, el señor Skailer—
Mientras ella continuaba con la presentación formal, detallando balances, proyecciones y la nueva estructura que implementaría, mi atención se desvió. No hacia los números, ni hacia las caras expectantes de las empleadas, sino hacia una figura en particular.
Sentada entre las demás mujeres, con la mirada fija en su libreta, estaba ella.
Nelly.
Su cabello castaño oscuro, recogido de una manera que dejaba al descubierto la curva delicada de su cuello, y esas mejillas que adquirían un ligero rubor rosado, eran una vista sorprendentemente agradable.
Había algo en su concentración, en la forma en que parecía ajena al revuelo que mi presencia causaba, que me atraía poderosamente.
No era la primera vez que la veía, por supuesto.
La conexión con mi abuela y la deuda que tengo su madre me han llevado a cruzarme con ella antes.
Había intentado acercarme, con ofertas y con la intención de saldar esa deuda de una manera que me beneficiara. Pero ella se había negado rotundamente, y debo admitir que su firmeza, su independencia, me habían impresionado.
Pero esta vez era diferente. Ya no actuaba por obligación, ni por las órdenes de mi abuela.
La determinación de su madre, su sacrificio, era algo que siempre llevaría conmigo. Sin embargo, lo que sentía hacia Nelly ahora era algo propio, algo que nacía de mi propia voluntad.
Me encontraba observándola, intentando descifrar qué era exactamente lo que me gustaba de ella.
Quizás era su resistencia, su carácter, o simplemente la forma en que su presencia iluminaba el lugar de una manera sutil pero inconfundible.
Lo que sí sabía con certeza era que no iba a dejarla ir fácilmente esta vez. Quería conocerla, entenderla, y esta vez, era porque yo lo quería así.
porque si no es como yo lo pienso o me lo imagino y de verdad Skailer cayo en la trampa y le dio la casa y la tarjeta confiando en que Elena hará lo que el dice sería idiota y un ingenuo
y esa será la prueba que ellas necesitan para su mentira
pd: espero que no la encuentren
ya que cuando estuvo con Nancy el sintió muchas cosas y que se de cuenta que eso es una trampa