La Hija Del Capo Mayor.

Tomé el vestido rojo entre mis manos. La tela era muy suave y el estilo del vestido era muy sensual. Sin cruzar la fina línea de lo corriente.

Tenía un pronunciado escote en la espalda. No tenía mangas ni tirantes, escote de corazón en la parte de adelante y una sensual abertura de abajo.

El color es rojo intenso, con lindas lentejuelas. Se veía hermoso para una fiesta nocturna.

Sin pensarlo mucho lo dejé de nuevo sobre la cama. Fui a darme una ducha. Al volver veo a mi madre cenando.

_____ Una de las sirvientas me lo trajo. Esta rico, pero, nada comparado con la comida Mexicana. ____ expresó sin dejar de comer.

Le eché una leve mirada. Tomé asiento frente al tocador y sequé mi cabello, había todo lo que necesitaba para maquillar mi rostro.

Pareciera que la señora Camila ha pensado en todo. El cuarto era pequeño, sin embargo, no le hacía falta nada.

Comencé a maquillar mi rostro, usando un maquillaje de noche. No sé lo que me esperaba, tal vez, mi futuro esposo quiera invitarme a una fiesta o algo parecido.

El vestido es muy lujoso, como para solo sacarme a pasear a la sala de estar. Siempre debe estar impecable, algo que rápidamente he aprendido de la señora Camila.

Iba a dejar mi cabello suelto, que cayera por mis hombros, pero, algo no terminó de convencerme, así que lo recogí, con un peinado clásico y elegante.

______ Paola, ¿a dónde irás? ____ La pregunta de mi madre, provocó que una leve sonrisa aparezca entre mis labios rojos.

Ni yo sabía a donde iba a ir. Así que contesté.

______ Termina de cenar. Hay una pantalla apretando ese botón, puedes ver cualquier serie de televisión. No sé a qué horas vuelva.

______ ¿Me dejarás aquí sola? ____ Me pregunta sorprendida.

Levanté una de mis cejas como respuesta. ¿Todavía mi madre no se da cuenta de qué ya no estamos en México? Somos objetos para las manos de estas personas.

Debemos actuar con inteligencia y no con soberbia y desafiantes. El juego para nosotras comenzó desde que pusimos un pie en este país.

Me puse el dichoso vestido, que me quedaba perfectamente. Como si lo hubieran hecho para mí. Los zapatos le combinaban perfectamente, me hacían ver como toda una reina.

Al terminar, me vi por última vez al espejo, veo que todo esté perfectamente en su lugar y luego salgo de la habitación dejando a mi madre sola.

Afuera estaba otra mujer, me imaginó que fue enviada por mi futuro esposo. Se acerca a mí, intentando poner sus manos en mi brazo.

_______ Yo puedo caminar sola, no necesito que nadie me ayude. ___ Dije, esquivando su mano con facilidad.

De nuevo comenzó a hablar en su idioma, algo que no me agradó para nada.

_______ Sono ordini del signor Massimiliano. La porterò dov'è lui.

Pase a un lado de ella, caminé hasta afuera de la mansión. Afuera ya nos esperaba una de las camionetas, al verme acercar el chofer abre la puerta, subí, y la puerta se cierra.

La mujer enviada por ese tal Maximiliano sube en la camioneta de adelante junto a otros hombres.

La camioneta donde yo viajaba, sigue a la camioneta de adelante hasta una lujosa mansión.

Ambas camionetas se detienen y me quedó mirando por un momento a través del cristal. Había una lujosa fiesta en esa casa, había lujosos auto estacionados en la cochera y en la entrada.

Mujeres hermosas caminaban del brazo de guapos hombres. Era una fiesta como esas a las que iba cuando era una jovencita.

Pasé mi lengua por mis labios, me tocaba volver a lo que un día escape. Apreté fuertemente mis puños, mirando con frialdad la puerta de la camioneta.

Bajé despacio. La mujer se acercó a mí, de nuevo intenta tomarme del brazo, pero, con una sola mirada de mi parte se detiene.

Camina a mi lado hasta llegar a la entrada de la mansión. Ahí habían dos personas vestidas de traje. La mujer intercambio algunas palabras y nos dejan pasar.

Me lleva hasta un salón, pasando antes por un largo pasillo. Al llegar al salón, llame rápidamente la atención de muchos de los invitados.

En pocos segundos, me convertí en el centro de atención. La mirada de muchos cayeron sobre mí. Haciendome sentir muy extraña. No sé si me veían por lo hermosa que era, o por algo más.

Pronto se me acercó un hombre de mediana edad. Dejó a su acompañante sola.

______ Bella donna. ¿Chi sei? ¿Vieni da solo?

El hombre no sé quién diablos se creía, intenta tomar mi mano, sin mi consentimiento. Fue algo que me hace enfurecer.

Me acerque un poco más a él, mis labios rojos se abren lentamente, solo para decir.

______ Escuchame bien, viejo rabo verde. Regresé por donde vine o le juro que lo va a lamentar. Soy Mexicana, y no le conviene meterse conmigo.

El hombre poco a poco se retiró. Un poco más tranquila, caminé hasta el centro del salón. Tomé una copa de uno de los meseros y la bebí de un solo trago.

Me sentía como un payaso entre tanta gente desconocida. No tenía con quien conversar. Todos hablaban en diferentes idiomas. Y yo solo esperaba impaciente que aparezca el idiota de mi prometido.

Al no saber nada de él. Como es físicamente, no podía saber si estaba entre todos los invitados, observandome como si yo fuera con ratón asustado.

Quizás quiere ponerme a prueba y saber como reaccionó cuando estoy rodeada de tantos desconocidos.

Bebí otra copa, cada vez que se me acercaban me hablan en idiomas que no entiendo. Solo sonreí con amabilidad, hasta que un hombre y una mujer se acercaron a mí.

_______ Paola Gómez. ____ El hombre sabía mi nombre, algo que me dejó muy sorprendida.

______ ¿De dónde me conoces? ____ Cuestionó, de inmediato.

El hombre se separa de la mujer, da un ligero paso hacía delante, extiende su mano, y dice.

______ Maximiliano Ferrechez. ____ Casi me caigo de nalgas cuando escuché su nombre.

Era un hombre sumamente guapo, no podía negar que físicamente era un papasito. Alto, tatuado, ojos azules, musculoso, sin barba, rostro casi perfecto.