Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.
Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.
¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?
NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo #11: La Furia de un Dios
Cuando creíamos que las cosas no podían empeorar, nos dimos cuenta de que una tormenta de agua cristalizada nos había rodeado. El agua congelada de la tormenta rugía con fuerza, golpeaba en los puntos sensibles de la nave, causando que entrara agua en la nave.
—¡¡Capitán!! ¡¡¿Qué hacemos?!!
—¡¡Órdenes!!
Cuando el agua cristalizada entraba dentro de la nave se hinchaba hasta crear picos de hielo, lo que acabó con la vida de varios tripulantes, sus gritos de horror se mezclaron con el metal de la nave que estaba siendo golpeado por el agua y el hielo que mataba a diestra y siniestra.
—¡¡Capita…!!
Una parte de la nave dejó entrar agua cristalizada justo a un lado de Roxy, sin pensarlo me lancé hacia ella para hacerla a un lado, evitando así que el agua la alcanzara.
—Enana, necesito que prepares la bolsa de Eolo, ¡Ya! —mi compañera se quedó quieta debajo de mí viéndome fijamente mientras sus mejillas se ruborizaban—¡¡Enana!! ¡¡¿Qué esperas?!! ¡¡Muévete!! —la regañé, sacándola del trance—.
—Ah, eh, s-sí, capitán déjamelo a mí
Nos separamos del otro para seguir con nuestro camino, aunque Roxy se quedó un momento quieta viéndome marchar, era casi como si estuviera confusa con sus sentimientos.
—Por… ¿Por qué mi corazón late tan rápido contigo? —susurró confundida mientras se abrazaba a sí misma—
No sabía por qué estaba pasando todo esto, no lo entendía, al menos hasta escuchar la voz del causante de la tormenta, él era el padre de ese monstruo que dejé vivir:
“Stan, fui bueno contigo y te hice un favor al enviarte a Elfer pero tú… ¡¡Me has pagado dañando a mi hijo!!”
—Poseidón… —susurré helado—. ¡Espera!, no es lo que piensas, lo hicimos en defensa propia, no fue a propósito
“Stan, cometiste un error al dejarlo vivo y ese error te perseguirá hasta que todos a tu alrededor mueran, ¡¡Ese será mi castigó por desatar mi furia!!”
Justo en ese momento vi la silueta de Poseidón en la lejanía, observando desde lejos como su tormenta nos estaba destruyendo poco a poco. Corrí con todas mis fuerzas a la sala del capitán, encontrando a Erik inconsciente en el suelo y a los otros pilotos en la pared atravesados por los pinchos de hielo.
—No… —susurré al ver a los demás muertos—.
El agua no dejaba de entrar en la nave por lo que los pinchos seguían apareciendo para matarnos, así que no tuve tiempo para lamentarme y corrí hacia el timón de navegación para intentar mantener estable la nave.
“Últimas palabras… Stan…” retumbó en mi mente la voz de Poseidón mientras una gigantesca ola comenzaba a formarse frente a la nave
Desde el reflejo del agua cristalizada pude ver su amenazante y majestuosa silueta con su brillante tridente en su mano. Verlo me hizo quedar paralizado, me había quedado sin voz, sin fuerzas para seguir por unos segundos debido a la inmensidad de la presencia de un dios.
Creía haber perdido hasta que escuché la cálida voz de mi amada esposa en mi mente, su voz fue como una pequeña ventisca que disipaba la tormenta en mi cabeza:
“Stan…” resonó en mi mente la voz de mi esposa para devolverme las fuerzas de seguir
Con toda la fuerza que quedaba en mi voz grité el nombre de mi compañera, desgarrando mi garganta en el proceso con tal de que se escuchara mi voz por toda la nave:
—¡¡¡ROXY, AHORA!!!
Cuando la última estocada de Poseidón estuvo por golpearnos, mi compañera alcanzó a escuchar mi grito de desesperación, y abrió la bolsa de Eolo a tiempo. Los vientos de Eolo volvieron a lanzarnos lejos pero esta vez nos salvaron de morir a manos de un dios.
Lo último que vio Poseidón fue la silueta de nuestra nave desapareciendo, lo que lo enfureció más, aún en la lejanía pudimos escuchar su voz resonando. Estaba claro que ese dios, nos iba a perseguir hasta que todos estuviéramos muertos.
Los vientos de Eolo nos arrastraron con tal fuerza que la nave no dejaba de dar vueltas, y todo a nuestro alrededor parecía distorsionarse, estábamos viajando a una velocidad que superaba la de la luz.
Todos quedamos inconscientes gracias a la velocidad y a los giros de la nave. Cuando despertamos, los vientos se habían agotado, y nos habíamos estrellado en una luna verdosa de Andrómeda.
Después de tantas emociones en un mismo día todos quedamos exhaustos, no nos quedaba casi nada de comida, la nave estaba hecha trizas y el número de tripulantes había bajado tanto que de 500 tripulantes solo quedaban 43 con vida.
—Capitán, ¿se encuentra bien?
—Euríloco, eso no importa ahora, ya no hay casi nada de comida, lo mejor es buscar. Después buscaremos la forma de retomar el viaje hacia Andrómeda —respondí con la mirada perdida en el mar de la luna—.
—Capitán… —susurró preocupado—.
—Mm, pero Stan, tú…
—Enana, yo estoy bien, ahora llévate a un par de los nuestros y busca comida, por favor
—Euríloco, vamos, ya hablaremos con él después —dijo mi compañera mientras colocaba su mano en el hombro de nuestro amigo—.
Mientras ellos iban a buscar comida, me quedé sentado en la orilla del mar lamentándome, habíamos estado tan cerca de llegar, pero terminamos por alejarnos más hasta quedar varados en una luna de algún lugar del universo.
La ardilla mascota de Roxy se me acercó para mirarme fijamente, por unos segundos pude ver pequeños relámpagos salir de sus pequeños ojos amarillos.
—¿Qué? ¿Qué clase de ardilla eres tú?
Me incliné hacia la ardilla para tratar de cargarla en mis brazos, pero huyó de mí, lo que causó que hiciera lo que cualquiera haría en mi situación. Comencé a perseguirla por toda la orilla del mar intentando cargarla en mis brazos.
—¡Desgraciado! ¡No huyas! ¡No huyas! ¡Te voy a hacer cariñitos y te gustará! ¡¡No puedes huir de tu destino!! ¡Maldito Dientón! —grité persiguiendo a la mascota de Roxy—
—Oigan ¿Qué le sucede al capitán?
—No lo sé, jajaja pero parece que ha perdido la cabeza
Después de correr por casi una hora detrás del pequeño dienton, pude sujetarlo con mis manos y le pude acariciar la pequeña cabecita.
—¡Ja! Ves, te lo dije, nadie escapa de
Aunque de pronto nuestro momento fue interrumpido por los gritos de Euríloco quien llegó a la orilla del mar agitado y exaltado, a simple vista parecía que había visto a un monstruo.
—¡Capitán! ¡Capitán! ¡Nuestros hombres…! ¡Esa…! ¡Capitán! —gritó Euríloco mientras corría hacia mí—.
—¿Qué? —solté a la mascota de Roxy, la pequeña ardilla rápidamente se escondió entre mi ropa—. Euríloco ¿Qué pasó? ¿Dónde están los demás? ¿Y Roxy?
—Capitán, fue horrible, muy horrible, nos encontramos con ella, y… los tiene presos a todos en su mansión
—¿Con quién? ¡¿Dime con qué te encontraste?!
—Con el peor monstruo de todos
—¡¿Con quién?!
—Con una mujer… Capitán
—¿Qué?