— Advertencia —
Es una historia corta.
La trama tiene contenido adulto, se pide discreción.
♡ Sinopsis ♡
Jodie nunca se ha quedado quieta, tiene una energía desbordante y una manera de meterse en donde no la llaman. Cuando se muda a un nuevo edificio, se encuentra con Kai; totalmente opuestos.
Él es reservado, ama el silencio y su rutina inquebrantable, pero su tranquilidad empieza a flaquear cuando Jodie lleva el caos hasta su puerta. ¿Podrá Kay resistirse a sus provocaciones?
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Mensaje sin dueño
Al buscar los audífonos, había tardado en encontrar las llaves de la puerta porque estaba distraída con la música y las personas que estaban por todo el pasillo. Mi mente estaba dispersa, y en eso, un chico que tenía un vaso en la mano me vio desde lejos y decidió abordarme. Iba caminando mientras me veía de pies a cabeza con una sonrisa que no supe interpretar del todo, dobló su cuerpo para estar cerca de mi oído. Normal, no escuchaba nada más que la música, por mucho que esta se concentrara dentro del otro departamento.
—¿Y tú eres? —emanaba un dulce aroma a licor de su cuerpo. Parecía estar ligeramente ebrio.
Me exalté un poco ante su cercanía, aunque su voz era suave y a la vez firme. Intenté no parecer incómoda mientras respondía.
—Jodie. —El chico señaló la fiesta, seguí su mano y supuse que me estaba preguntando si estaba allí por eso—. No, no —dije en voz alta, casi gritando—. Soy nueva —apunté hacia mi apartamento.
Movió la cabeza como muestra de afirmación. Su mirada era intensa, y a pesar de no parecer hostil, había algo en ella que me ponía nerviosa.
—Yo soy Carlo, hice la fiesta—me extendió la mano, muy suave al tacto, debo agregar—. ¿Estás sola?
Su pregunta me tomó por sorpresa, tuve que pensar unos segundos antes de responder.
—Pues… sí.
—¿Puedo invitarte a una copa? —cuestionó. Su voz también era persuasiva, un poco hipnótica.
—¿Ahora mismo? —miré el interior de su depa, la puerta estaba abierta y había demasiada gente dentro.
—¿Por qué no?
—Tengo que estudiar, mañana tengo un examen —metí mi mano en el bolso para seguir buscando las llaves, ahora con más presión y torpeza.
—Solo uno o dos tragos y luego te vas —insistió.
—Es que en serio no puedo.
Maldita sea, la verdad me estaba tentando demasiado. La música, el ambiente, el alcohol y sobre todo, él.
—Vamos, no seas tan seria —dijo con una sonrisa que pretendía ser encantadora.
¿Yo seria? Qué ofensa.
—Te juro que no puedo. Tal vez luego. —Saqué las llaves y las inserté en la cerradura. Carlo intentó persistir por un rato más. Y yo estaba siendo fuerte para rechazar la propuesta—. Mira, igual vives aquí, ¿verdad? Puede que luego acepte tu ofrecimiento. ¿Te parece?
—Está bien, ¿pero me dejas darte mi número? —Le extendí mi teléfono sin dudar tanto, tecleó con velocidad en la pantalla—. Ya está —me lo entregó.
Y antes de retirarse me dedicó otra sonrisa. Abrí la puerta sin más, tratando de buscar lo que iba a llevarle a Kai desde un principio.
La realidad es que no pude aceptarle la salida después de esa noche, ni al día siguiente, ni en todo el resto de la semana. Además de los exámenes universitarios, mi compañera de trabajo, Mak, simplemente había dejado de ir al trabajo, quién sabe por qué, y ahora yo tenía que cubrir doble turno ciertos días. Casi podría afirmar que vivía en la calle si no fuera porque usaba mi departamento como hotel para pasar la noche.
●●●
Una noche, estaba bastante cansada revisando los mensajes de mi jefa cuando mi teléfono vibró por el mensaje de alguien, simplemente decía «Hola, ¿todo bien?». No tenía el número registrado, entonces inmediatamente pensé que era Carlo, pero no se lo pregunté, podía ser alguien de un curso. Sentí una mezcla de intriga y algo de molestia al leer el mensaje, la verdad no estaba de mucho humor para eso.
—Hola. Disculpa, ¿te conozco?
Hubo una pausa, lo suficiente para que me irritara un poco más.
—¿Acaso importa?
Fruncí el ceño. ¿Y este quién se creía para juguetear conmigo así?
—Entonces, ¿te puedo ayudar en algo?
—No estoy seguro. Solo estaba un poco aburrido, ¿tú qué haces?
Me molestó. Odiaba quedarme con la incertidumbre de algo y me estaba irritando que no fuera directo.
—Oye, ¿de dónde sacaste mi número? ¿Y por qué quieres saber qué hago? Ni siquiera sé quién eres.
—Digamos que tengo mis recursos —no comprendí lo que dijo, pero siguió con rodeos y eso me seguía molestando—. Y en cuanto a por qué quiero saberlo, es simplemente por curiosidad. ¿Es algún problema con eso?
—Claro que lo es, me estás haciendo perder el tiempo.
¿Acaso era tan difícil decir las cosas y ya? Quizá debía dejar la conversación moribunda, pero algo en mi interior levemente me impelía a seguir, a ver hasta dónde llegaba ese extraño.
—No es mi intención, no pretendía fastidiarte, solo intentaba hablar contigo. Relájate un poco, ¿de acuerdo?
—¿Eres un acosador o algo así?
—No, no —tardó un poco más en responder esta vez, se marcaban los tres puntos suspensivos en la pantalla; aparecían y desaparecían, indicándome que la persona al otro lado estaba escribiendo y borrando. Intenté no prestarle atención, pero ya había conseguido que se activara mi fisgonería—. Me pareces mínimamente interesante, es todo.
—¿Interesante yo? —se volvieron a marcar los puntos.
Antes de que contestara lo analicé detenidamente. Podía ser, pero no tenía sentido. Carlo me había dado su número, no al revés. Aunque…
—¿No eres el chico de la otra vez? —se fueron los puntos, continué— ¿El de la fiesta? Carlo, creo. ¿Eres él?
—No lo sé, no te diré quién soy.
Mi paciencia se agotaba ¿Qué ganaba con esto?
—¿Entonces quién?
—Te lo diré, si hacemos un trato.
Reí, pero no por diversión, sino por incredulidad.
—¿Un trato? O mejor te bloqueo, ¿te parece?
—No lo hagas, no seas dramática —tecleó rápidamente—. Solo es algo pequeño, lo prometo. Además, perderás la oportunidad de saber quién soy.
No me interesó saberlo, en lo absoluto. La curiosidad se la había comido mi molestia.
—Yo no tengo por qué darte nada.
Lo bloqueé, sin que haya alcanzado a decirme nada más. Seguía preguntándome quién podría haber sido, pero dejé que se desvaneciera, tenía cosas más importantes en las que enfocarme.