Está es la historia de una joven pastelera que anhela desde el fondo de su corazón tener su propia confitería y deleitar al mundo con sus inigualables sabores; pero su sueño se verá interrumpido cuando en un evento muy importante se entrega a un desconocido. Desde ese momento su vida cambia por completo al descubrir que está embarazada y su hijo se convierte en su única y mayor prioridad. Sin embargo cinco años más tarde, Trevor Hamilton, el padre de Dylan, reaparece en sus vidas intentando reconquistar a su hermosa morena y formar la familia que tanto anhelaba, desestabilizando así la armonía en la vida de Carolina.
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Capítulo N°5
La fiesta de Santiago fue todo un éxito y Carolina ya tenía el bolsillo de su chaqueta vacío, había repartido todas sus tarjetas entre los invitados y había recibido varias propuestas para eventos. Feliz por cómo todo estaba aconteciendo se paró junto a la puerta de la cocina a observar como sus pastelitos eran degustados y a todos les fascinaba. De repente se encontró con la mirada del moreno que le guiñaba un ojo, entonces ignorándolo se centró en Santiago, él era muy serio y a su lado se encontraba una de las modelos más bellas del momento, aunque sin tanta fama internacional.
Ella era muy soberbia y cada vez que le ofrecían algún postre de Carolina lo rechazaba, hasta que pidió que le sirvieran unas peras al vino tinto.
Doris muy amablemente se dirigió a la cocina y habló con la pastelera.
⎯ Sé perfectamente que tu trabajo terminó hace varios minutos y esto no está dentro del menú; pero ¿ lo puedes hacer?
⎯ Sí, no es tan complicado solo necesito un vino dulce y peras.
El ama de llaves buscó del refrigerador unas peras y se las entregó, sin embargo en ese momento sintió la campanilla que indicaba que debía regresar al comedor para atender a los invitados.
⎯ La señora me está llamando.⎯ dijo mirando a la niña.⎯ ¿Puedes encargarte de esto?
⎯ Sí, no te preocupes.⎯ le sonrió.⎯ Ve, yo me encargo de conseguir todo.
⎯ De acuerdo, sí sigues por ese pasillo.⎯ le indicó el lugar.⎯ Llegarás a la cava personal de la familia, ahí encontrarás vinos, licores, lo que quieras, solo toma el que desees y asegúrate de cerrar bien la puerta al salir.
⎯ Está bien.
Carolina ya se había quitado parte de su atuendo como el delantal, el gorro, la chaqueta porque prácticamente su trabajo había concluido, sin embargo le concedería el gusto a la caprichosa novia del agasajado. La pastelera ahora lucía muy diferente con su pelo suelto, largo hasta la cintura, además que se veía muy sensual en su pollera azul tipo tubo que se acentuaba en sus caderas y una musculosa color beige pegada al cuerpo.
Ella siguió por el pasillo y cuando llegó al lugar se sorprendió al encontrar la luz encendida; sin embargo bajó por la pequeña escalera de madera y se encontró con el moreno que estaba entretenido leyendo la etiqueta de un vino y por el reflejo de la botella la vio ingresar.
⎯ Señorita, creo que me está acosando.⎯ bromeó al girar su rostro y encontrarse con sus ojos brillantes.
⎯ Se equivoca, solo estoy buscando un vino.⎯ respondió y comenzó a caminar entre los estantes tocando con sus dedos las botellas y mirando las etiquetas.
Trevor se acercó lentamente y colocó su mano sobre la de ella sintiendo como una corriente le recorría su cuerpo, entonces le murmuró.
⎯ Toda la noche te observé atender a los invitados y pensaba que se sentiría tocar tu piel.⎯ acarició el brazo de Carolina que estaba extendiendo y pudo sentir cómo la joven se estremecía con ese simple contacto.
⎯ Es usted un atrevido.⎯ susurro.⎯ Ni siquiera me conoce.
⎯ ¡Mentirosa, ya sé quién eres! ⎯ ella no respondió y simplemente mordió su labio inferior al sentir como él la seguía acariciando con suavidad.⎯ Eres muy hermosa, tanto que deseo estar contigo donde y cuando tú quieras.⎯ besó su cuello de manera seductora.
Carolina se estremecía con cada demostración de deseo, nunca ningún hombre la miró como si fuera una mujer y este extraño la deseaba, lo podía sentir, ya que sus cuerpos estaban tan juntos que su hombría parecía querer atravesar la fina tela de su pantalón.
Ella, esa noche se sentía eufórica, su servicio había sido excelente y recibió muchos elogios y ahora el hombre más sexi del lugar la estaba conquistando.
Como atraída por una fuerza desconocida se giró y lo besó, ella necesitaba sacar a Franco de su cabeza y de su corazón así que sin importar el lugar o que fuera un completo desconocido el que estaba a su lado, comenzó con dedos temblorosos a quitarle el saco.
Trevor entendió perfectamente lo que deseaba, así que la tomó de su trasero y la levantó entre sus brazos. Carolina enredó sus piernas sobre la cintura del moreno y sin dejar de besarlo se dejó llevar, él con delicadeza la sentó sobre un barril de roble viejo, que adornaba el lugar y lentamente le bajó su delicada ropa interior para luego arrodillarse frente a su intimidad y devorar con delicadeza el dulce néctar de su interior. A esta altura Carolina no deseaba que se detenga, al contrario necesitaba más, su cuerpo anhelaba mucho más, así que sosteniéndose del barril en un susurro apenas entendible le dijo.
⎯ ¡Te necesito!
⎯ Lo sé, yo también te deseo.⎯ respondió con su mirada oscurecida por la pasión contenida.
Trevor se puso de pie y dejó caer su pantalón junto a su boxer, se acomodó entre las piernas de la joven y comenzó a besarla; sin embargo cuando intentó ingresar, le pareció que una barrera lo detenía, aunque ella lo obligó a seguir. Una vez que Carolina se acostumbró al tamaño y el ardor inicial desapareció por completo, se entregó por completo aferrándose al barril y disfrutando del momento como nunca antes lo imaginó. Al llegar ambos al climas, Trevor se separó con cuidado y la miró sorprendido, estaba asustado y creía que la había lastimado, nunca antes había estado con una virgen y al ver el hilo de sangre corriendo por la pierna de la joven se apartó y solo se le ocurrió decir.
⎯ ¿Por qué no me detuviste? ¡Esto estuvo mal!
⎯ ¡¿Qué?! ⎯ dijo y lo miró aturdida y sin entender.
⎯ ¡Fue tu primera vez!⎯ se agarró la cabeza con desesperación.⎯ ¿ Te lastimaste? ¿Te hice daño?
⎯ No.
⎯ Lo siento, esto no debía pasar. Esto fue un error, tú no me conoces y yo prácticamente te obligue.⎯ pasó su mano en la cabeza como gesto de desesperación.⎯ ¡Por Dios! ¡¿Qué hice?!
⎯ No te preocupes, yo también lo deseaba.⎯ respondió la joven comprendiendo el terrible error que acaba de cometer y comenzó a acomodar su ropa; entonces con manos temblorosas, buscó un pañuelo en su bolsillo y se limpió la pierna.
⎯ Perdón, dime al menos cómo te llamas y prometo que cuando termine los exámenes finales me haré responsable. Mi nombre es Trevor Hamilton y en tres meses me recibo de abogado.
⎯ Mi nombre es Eve.⎯ mintió.⎯ Y no necesito que te hagas responsable de nada. Los dos somos adultos e hicimos cosas de adultos.⎯ lo empujó, sin reparo y el moreno cayó al suelo. Ella salió de ese lugar sin dejar que él pudiera reaccionar a tiempo.
Trevor se sentía culpable, toda la noche la observó, intentando recordar donde se habían visto antes hasta que la vio con su cabello suelto y el accidente de la semana anterior llegó a su mente. Desde ese instante fue más grande su obsesión por conocerla y cuando ella entró a esa cava pensó que era el lugar ideal para conocerla e invitarla a cenar, pero todo lo que sucedió sobre ese barril jamás estuvo en sus planes y ahora se lamenta por ser tan bruto y asustarla. Se levantó del piso sintiéndose una basura, entonces vio un arete tirado y lo guardó en su bolsillo. Ese objeto sería la clave para encontrar a esa mujer perfecta y que ahora le pertenecía para siempre.
