En La Trampa De Un Mafioso

— ¿Vas a matarme? — preguntó, la voz temblando con un toque de desafío.

— Algo peor — contestó Dominik, sus ojos brillarían con un destello oscuro mientras su mano se posaba suavemente sobre el cuello de Osiris. — Voy a hacer que te enamores de mí, al punto en que te obsesiones conmigo.

— Pero dijiste que no existiria el amor entre nosotros— Contestó Osiris.

 — Tú, serás la única que ame en esta relación—.

— No puedo permitir que eso suceda —replicó Osiris, apartando la mirada con frustración—. Sabes que no soportaría que alguien jugará de nuevo conmigo.

Dominik sonrió, una mezcla de arrogancia y picardía en su expresión.

— Pero eso es precisamente lo que lo hace interesante. No te preocupes, no voy a herirte... al menos no de la manera que piensas —susurró, acercándose más, a su aliento cálido acariciando la piel de Osiris.

 — ¿Mentiste cierto?— Pregunto Osiris llena de miedo .

—Solo así podrás sobrevivir en mi mundo—dijo Dominik, su voz en un murmullo seductor.

— Por favor no me dejes aquí sola— Dijo Osiris tomando la mano de Dominik.

Dominik quito la mano de Osiris de su brazo y camino en la oscuridad dejando a Osiris sola, encadenada.

— ¡Maldito!— Grito desesperada.

Dominik subió a su auto, y le pidió al conductor llevarlo a su mansión. Pero el conductor lo miraba con miedo e indeciso de preguntarle por qué había hecho el acto de dejar sola a Osiris en la oscuridad.

— Sabes que debo probar la lealtad de cualquier persona que este cerca de mi— Dijo Dominik al ver la mirada de intriga de su conductor.

— ¿Pero estará bien?— preguntó el conductor con miedo.

Dominik rio un largo rato y contesto.

— No lo estará—.

Mientras tanto Osiris se sentó en un rincón de la habitación, y comenzó a pensar en las palabras de Dominik donde prometió protegerla. Y se negaba a creer que había sido enbaucada. La oscuridad absoluta llegó cuando la luz tenue desapareció al fundirse el fusible.

Pero la oscuridad no asustaba en lo absoluto a Osiris, solo la asustaba el hecho de quedarse ahí por siempre malgastando su juventud.

Por otro lado Dominik, sentado en su sala, solo pensaba en lo asustada que estaría Osiris al estar en la oscuridad. Realmente Dominik tenía miedo de ceder ante Osiris y olvidar que el era realmente un ser oscuro.

— ¿Crees que ella esté bien? — Preguntó al hombre que trabajaba para él.

— Con todo respeto, creo que fue excesivo— Respondió el hombre frotando sus manos.

— Yo sobreviví a eso, cuando mi padre me decía que debía ser fuerte— contestó Dominik sin darse cuenta que lo que el había vivido no estaba bien.

— Pero ella, no es como usted — contestó el hombre.

— Pero si es mía, debe ser como yo — contestó Dominik.

— No, señor, no arruine la humanidad de alguien que jamás ha tenido que pasar por lo que usted paso— contestó el hombre.

— A que se refiere? — Preguntó Dominik confundido e intrigado.

— Usted, no tiene sentimientos, pero ella sí— contestó el hombre.

— Que sentimientos tendría ahora mismo?—

— Miedo, tristeza — Respondió. hombre que trabajaba para él.

Dominik se levantó de prisa, dándose cuenta que había hecho algo malo, se detuvo en seco, su mente llena de confusión y un extraño remordimiento. Las palabras del hombre resonaban en su cabeza, desafiando su concepción del control y la manipulación. La idea de que Osiris, en su vulnerabilidad, podría estar sintiendo miedo y tristeza lo golpeó con una fuerza inesperada.

— ¿Qué he hecho? —murmuró, casi para sí mismo. La imagen de Osiris encadenada en la oscuridad se le presentaba vívida, y por un momento, se sintió como un monstruo.

El hombre que trabajaba para él lo observó con preocupación.

— Señor, ella no es un objeto para jugar. Tiene su propia vida, sus propios sentimientos. No puede tratarla como trató a otros e incluso como fue tratado usted mismo—.

Dominik comenzó a caminar de un lado a otro, debatiéndose entre su naturaleza oscura y el deseo de proteger a Osiris.

— ¿Cómo puedo arreglar esto? —preguntó, la frustración y la incertidumbre marcando su voz.

— Debe ir a buscarla —respondió el hombre, con firmeza—. No puede dejarla sola en ese lugar.

Dominik asintió lentamente, sintiendo una mezcla de ira y miedo. ¿Cómo había llegado a esto? La oscuridad que había abrazado por tanto tiempo ahora parecía menos atractiva.

— Voy a buscarla —dijo, su voz ahora decidida—. No puedo permitir que sufra por mis acciones.

El hombre se dió cuenta que algo estába cambiando en Dominik, quien por primera vez le habia pedido un consejo, y actuado como un humano.

Dominik salió de la mansión con prisa, abordando su auto con una determinación renovada. Mientras el conductor se apresuraba hacia la ubicación de Osiris, Dominik se dio cuenta de que quizás había arruinado la poca confianza que Osiris había sentido por él.

Al llegar, la oscuridad parecía más densa, pero esta vez no permitiria que siguiera más tiempo ahi. En su mente, Dominik empezó a imaginar cómo sería liberarla, cómo sería enfrentar el miedo que había infundido en ella.

— Osiris —llamó, su voz resonando en la penumbra. No sabía si ella podía escucharlo, pero estaba decidido a no rendirse.

Dentro de la habitación, Osiris levantó la cabeza al escuchar su nombre. El eco de su voz traía una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

— Dominik... —respondió, su voz temblando entre el miedo y la expectativa.

Dominik sintió un nudo en el estómago al escuchar su nombre. La voz de Osiris, llena de fragilidad, lo atravesó como un rayo. Se acercó a la puerta, donde la oscuridad parecía engullirlo, pero su determinación era más fuerte que su miedo.

— Lo siento —dijo, intentando que su voz sonara firme, aunque su corazón latía desbocado.

Dominik quito lo grilletes de la pierna de Osiris y la abrazó, pero Osiris lo hizo a un lado mostrando rechazó por la acción tan perturbadora que habia hecho.

— Acabas de hacerme dañó —Dijo molesta tomando por el cuello de la playera a Dominik.

Dominik tomó una respiración profunda, sintiendo el peso de sus acciones. Sabía que la confianza no se ganaba con palabras vacías.

— Lo único que se hacer es eso —respondió, su tono más suave—. Soy un verdadero demonio.

Osiris lo tomó de la mano, sintiendo su dolor. Imaginando que quizás en toda su vida había sido criado para ser un asesino.

— Yo te enseñaré— Dijo Osiris acercando su cuerpo al de Dominik.

Dominik sonrió de lado, no creyendo en ella.

— Creés que una máquina para matar pueda cambiar— preguntó

— Lo juro por mi vida que podré hacerlo— Dijo Osiris confiada.

Dominik asintió, sintiéndose aliviado y, al mismo tiempo, ansioso por querer confiar en ella. Con un gesto decidido la tomo de la mano y la hizo caminar a su lado.

— Te diré un secreto— Dijo Osiris debatiéndose entre decirle o no.— Odio la oscuridad.

— Cariño, yo soy la oscuridad— Dijo Dominik sin prestarle atención a Osiris.

— Realmente odio la oscuridad, tengo un trauma con eso— Dijo Osiris deteniéndose — Por favor, no me vuelvas a dejar en un lugar oscuro.

Y es que realmente contar el motivo de su miedo a la oscuridad, era un tema bastante fuerte para decirlo. Contar sobre su abusó sexual a los 16 le parecía muy difícil, a pesar de los años ocurridos.

El conductor los llevo a la mansión de nuevo, a eso de la medianoche. Dominik la llevo a su habitación

y se acostó al lado de ella mirándola con deseo.

— Conmigo no intentes nada sexual— dijo Osiris— Puedo soportar todo excepto que tengamos sexo.

— ¿Eres virgen?— Preguntó Dominik con intriga.

Osiris se quedó en silencio, evitando así decir la verdad.

— ¿Tú eres virgen acaso?— Respondió Osiris.

Dominik se puso rojo como un tomate y le cubrio la cara con la sábana.

—