Tres amigos, tres historias diferentes. Un solo destino.
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Lo correcto.
Rodrigo.
Hoy fue un día realmente pesado en la hacienda, hubo demasiado trabajo y me siento exhausto, lo único que deseo es llegar a casa, darme un buen baño y dormir hasta el día siguiente.
Ese era mi pensamiento y ya lo veía cerca, pues la jornada estaba por terminar. — Ey tú, ensilla mi caballo, voy a dar una vuelta, y ni te vayas hasta que yo regrese, tendrás que bañar mi caballo, darle de comer y asegurarte que quede en perfectas condiciones.
Se apareció el estúpido del Roger, aquí ya no se sabía quién era peor de los dos. Este Roger vive enamorado de mi novia, pero sé que Sandra no lo pela y es por eso su rabia conmigo, pero es su problema y no mío. Eso sí, siempre y cuando no se atreva a tocar a Sandra. Me indigné por su orden, pero no podía hacer más, era eso o ser despedido, y mientras el abuelo está recuperándose, yo tengo que echarle ganas a esta situación.
El idiota se demoró todo lo que quiso, regreso como a las 8 de la noche, como si yo no hubiera nada más que hacer o no tuviera derecho a descansar, pero ni para qué pelear. Cuando termine de organizar el caballo, ya eran casi las once de la noche y a esas horas camine hasta mi casa. Mi abuelo estaba esperándome, se veía preocupado.
— Hola abuelo, ¿Por qué no estás durmiendo? ¿Pasa algo?
— Nada hijo, es solo que no estoy acostumbrado a dormir sin ti en la casa.
— A como están las cosas en la hacienda, te recomiendo que te vayas acostumbrando, porque esos miserables de los Leal, me traen de su puerquito. Te juro abuelo que estoy harto de esto.
Mi abuelo no respondió y yo ni siquiera cené, me fui a la cama así nada más.
Chuli.
Me encargaron un trabajo y bueno, ahí estaba haciendo lo mío por el río, cuando de repente escuche voces y al acercarme los vi, era Roger y Sandra, si señor, la dizque novia de mi amigo, ella estaba metida en el río, junto a Roger. Era obvio lo que estaba sucediendo y juro que me llene de mucha rabia, quise ir allá y gritarle unas cuantas verdades, pero eso no era buena idea.
El asunto es que me fui como a las seis y ellos quedaron alla, mientras caminaba a mi pequeño rancho, no dejaba de pensar sobre que debía hacer, si le comentaba a Rodrigo lo que vi, o me quedaba callado. Pero a la vez que tipo de amigo sería si le ocultara algo así. De manera que decidí ir a buscar a Rut para que juntos determináramos que hacer.
— Profesor Duquesne, ¿Esta Rut?
— Chuli, que bueno que te veo, la niña no está, pero ven que necesito hablar contigo.
Eso era extraño, pero decidí pasar y ver que deseaba el profesor.
— Mira, esto es para ti.
Me paso un sobre y eso sí que me sorprendió.
— ¿Qué es?
— Bueno, ábrelo y lo sabrás.
Abrí el sobre, y allí dentro encontré un registro civil. Allí decía que yo era hijo del profesor Duquesne, la verdad es que no entendí.
— Entiendo que estés confundido, pero debo confesarte que desde hace muchísimos años he deseado hacer esto, es solo que el proceso era costoso y no tenía ese dinero, pero al fin he podido llevarlo a cabo, porque ahora puedo tener tu aprobación, según la cuenta de tu edad, ya debes ser mayor de 18 años, así que puedes tomar tus propias decisiones.
— ¿Tengo 18 años? ¿Cómo lo sabe?
— Bueno, podré comprobarlo cuando tú permitas que te haga un examen, donde puedan confirmar tu edad.
— ¿Hay un examen para saber uno cuantos años tiene?
— Pues no exactamente, pero si puede dar un aproximado, además recuerdo cuando llegaste a este pueblo, estabas como de la edad de Rut, así que asumo que vas por ahí.
— Pero Rut aún tiene 17.
— Ya casi cumple los 18.
— Esto es realmente sorprendente, no sé qué decir.
— Bueno hijo, tú decides si quieres aceptar esta revelación o no, pero te debía esta verdad, porque siempre he sentido un cariño especial por ti, como si fueras mi propio hijo.
— Gracias profesor, de verdad. Esto es mucho para procesar, pero definitivamente quiero hacer ese examen para confirmar mi edad.
Después de esa revelación, me sentí más confundido que nunca, pero al menos sabía que tenía una persona que me quería como a un hijo. Decidí que hablaría con Rodrigo al día siguiente, pero por ahora, necesitaba procesar toda esa información.
Y así, me fui a mi cabaña a reflexionar sobre todo lo que había descubierto ese día. La vida en el pueblo estaba llena de sorpresas y secretos, y yo acababa de descubrir uno bastante grande.
Al día siguiente fui al pueblo, tenía un trabajo pendiente y fui a terminarlo, pero para mi desgracia, me encontré con la falsa de Sandra, o sea no entiendo por qué cuando uno quiere evitar a una persona, es cuando más se la encuentra.
— Uy chicas, allí va el mugroso don nadie. Saluda no, demuestra que tienes un poquito de educación.
Ella pretendía humillarme como siempre, peor ya no me iba a dejar.
— Yo solo saludo a quien se me da la gana, además, creo que no le hace falta a usted que un mugroso don nadie como yo la salude.
— ¿Quién te crees para hablarme de esa manera? Ubícate mugroso.
— Yo seré para usted un mugroso, un don nadie, o lo que quiera decirme, ¿Y usted qué es? Agradezca que este mugroso sabe lo que se llama respetar y sobre todo a una mujer, porque de lo contrario le cantaría la tabla.
Ella se me acercó, demasiado para mi gusto, esa mirada y esa actitud que puso no me gustaron para nada.
— A mi no me hables de esa manera, entiendes? ¡Yo soy Sandra Kingston, la hija del gran senador Kingston, además, soy amiga personal de los Leal, así que más te vale tener cuidado con lo que dices!
Eso fue demasiado para mí, así que me contuve lo suficiente para no decirle todo lo que quería.
— Mire señorita, yo no soy de los que se dejan intimidar por apellidos o posiciones sociales, así que no me importa quién sea. Pero le recomiendo que tenga cuidado con sus palabras, y eso de que es amiga personal de los Leal, eso lo tengo clarísimo, pues es tan amiga de ellos, que hasta se presta para atenderlos muy bien, ¿Verdad?
Eso se lo dije en voz baja y mirándola con firmeza, ví como su rostro cambio de color, y supe que entendió muy bien.
Y así, nos separamos, ella con toda su arrogancia y yo con mi orgullo intacto. Pero definitivamente esto no iba a quedar así, teníamos cuentas pendientes y no iba a permitir que se saliera con la suya. Esta historia aún no ha terminado y estoy dispuesto a hacerle frente a todo lo que venga.
Lo que era extraño es que no había visto a Rut, con la conversación en la tarde anterior con el profesor, olvide preguntarle dónde estaba ella, debo buscarla de nuevo para decirle lo que sé. Luego del trabajo encontré a Rodrigo en el parque con Sandra, como siempre ella ignorándolo y él allí como cartera de mano.
— Ey Rodrigo, ¿Podemos hablar?
— Chuli, ahora no, estoy ocupado.
— Es importante Rodrigo, muy importante.
Mi amigo se debatía en sí podía ir conmigo o quedarse con su novia. Lo vi decírselo a ella, como si le pidiera permiso, eso me indigno muchísimo, ¿Será que esa mujer le dio agua de calzón a mi amigo para tenerlo así tan idiota?
— Chuli, sabes que es difícil para mí salir con Sandra, casi ni nos queda tiempo, de manera que me estás haciendo perder tiempo valioso con mi novia, así que habla rápido ¿Qué es eso tan importante?
— Colo tienes tanto afán, te lo diré directa y claramente. Ayer por la tarde ví a tu amada Sandra metida en el lago con Roger Leal. No hace falta que te diga lo que estaban haciendo.
Maratón /Pray/