Entre Engaños Y Mentiras

Con la muerte de JM, todo vuelve a ser como antes, nuestras actividades comienzan a normalizarse, mis padres anunciaron su llegada para el viernes, las nuevas oficinas de la empresa son un gran acontecimiento, dejamos como una filiar las de Madrid la principal está aquí en Nueva York, Ernesto quedó en España al frente de la filiar. Mi mujer y mis hijos ya están en casa, no dejo de demostrarle cuánto la quiero, una conversación con Gustavo Andrés me dejó muy pensativo, mi hijo me preguntó si yo lo quería, le dije que el era mi hijo mayor y que lo quería mucho, pero lo veo muy callado y en su rostro refleja mucha tristeza, pero lo que le acabo de oír decir a sus hermanos , me preocupo mucho.

-Hola Campeón.

-Papá, tú me vas a seguir queriendo después de que nacieron tus verdaderos hijos de sangre.

-Hijo tú eres mi tesoro más grande, tú eres mi primer hijo y siempre te voy a querer, para mí tú y tus hermanos son los regalos más grandes que me dio la vida, nunca pienses que no te voy a querer. ¿Quién te dijo que no te voy a querer?

-oí a la tía con la madrina Carmen, que dijo que de seguro me dejarías de querer por no ser tu verdadero hijo.

-Hijo, te amo, siempre te amararé, si es verdad que no soy tu papá de sangre como tú lo dices, pero soy tu verdadero padre el que daría la vida por ti eso nunca lo dudes y le puedes decir a todo el mundo que yo te amo más que a mi vida y que yo tengo cuatro hijos y que tú eres el mayor.

-Gracias papá, por decirme esto, estaba muy triste de que no me quisieras más.

Lo abrace, lo senté en mi regazo y no deje de decirle lo orgulloso que estaba de tenerlo como primer hijo y la responsabilidad que tenía de ayudarme a cuidar a las mujeres de la casa. Subí a la habitación para hablar con Dalia y explicarle lo que había hablado con mi hijo y que le pidiera a su tia ser más discreta cuando fuera hablar, ya que estuvo apunto de crear un caos con mi hijo Gustavo Andrés y eso no quería que volviera a suceder, el dolor que tenía mi niño pensando que no lo quería me partió el alma, Dalia me escucho muy atenta y me dijo que su hermano Paco venía con su esposa y sus hijos, que quería que yo estuviera presente, ya que después de lo pasado con Dolores ella no quería sorpresas y mucho menos malos entendidos, le pregunté cuando sus hermanos se mudarian de nuevos y me dijo que dejara que ellos tomarán la iniciativa, que no podíamos obligarlos a regresar si ellos no querían hacerlo, estuvimos de acuerdo en que fueran ellos los que tomarán su resolución de regresar o no al módulo de al lado al nuestro, esa tarde nos reunimos a esperar a sus hermanos y a la tía Fanny, Paco, era un hombre al igual que Pedro muy serio y reservado, pero cuando vio a su hermana, la abrazo y la cargo como si fuera una niña, conoció a mis hijos y quedó fascinado con las niñas dijo que eran idénticas a Dalia cuando estaba recién nacida, hablamos, reímos y escogimos los nombres de mis tres angelitos el varón se llamaría Víctor como su padre y abuelo, las niñas Sandra y Sabrina y aprovechando que estaba Justito planeamos su bautizo, el cual sería en el jardín de la casa, antes que Justino regresará a México y eso sería dentro de veinte días que se le acabará su permiso.