Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Desesperada.
Esa noche mientras todos dormían una figura se desplaza entre la oscuridad, entrando sigilosamente al cuarto en donde Romina estaba descansando.
La observa detenidamente acariciando su rostro, para luego dejar un beso fugaz sobre sus labios, al ver que ella se comienza a mover se aleja para no despertarla.
- Romina como me gustaría que pudieras ver mi corazón, tan vez solo así entenderías de que mi amor por ti es sincero.
Pero soy un idiota que no sabe expresarse, soy un cobarde que no puede gritar que te ama con locura.
Me he acostumbrado tanto a dormir con tu dulce aroma y tu calor entre mis brazos que ya no creo poder alejarme de ti.
¿Qué expresión pondrías al saber que la persona que odias te ama con desesperación? ¿Estarías dispuesta a usar mis sinceros sentimientos en mi contra o, por otra parte, me darías la oportunidad de hacerte feliz?
El hombre se acomoda por detrás de ella y la abraza con fuerza a su pecho.
- Si tan solo me das una oportunidad te podría demostrar que esto es real, que te elijo a ti sobre todo lo demás. Que eres la única mujer que quiero en mi vida hoy mañana y siempre.
Esa mañana Romina se despierta asustada al notar el peso sobre su cuerpo, al girar ve el rostro demacrado de Lautaro durmiendo profundo junto a ella. Antes de levantarse le deja una suave caricia y un beso en su frente.
- Espero que está vez no me defraude Lautaro porque es la última oportunidad que mi frágil corazón está dispuesto a darte.
Se levanta con cuidado sin despertarlo y baja en completo silencio al comedor en donde le pide a Irma que le prepare un baño en otra habitación lejos de la de ella.
Después de arreglarse y desayunar sale junto a Martina. Los empleados ya están informados de los pasos a seguir durante esos días de su ausencia. No pueden decir nada solo observar todo en silencio y monitorear cada movimiento de Lautaro y Lucía.
Afuera Simón ya las esperaba junto a Román para salir rumbo a la playa. El viaje fue sumamente silencioso, Romina guardaba en su corazón la última chusma de confianza que podía darle a su esposo su futuro dependía de como actuará él viendo el camino libre.
Mientras los cuatro llegaban a un hermoso hotel con grandes piscinas y el mar a solo unos cuantos pasos Lucía se percataba de que el auto de Lautaro estaba estacionado en el garage.
Quiso llamar a la puerta, pero Irma le impidió entrar.
- Que mujer sinvergüenza eres.
- Necesito hablar con Lautaro, es urgente señora por favor.
- Señor para ti es señor Lautaro. Como puede ser posible que no se te mueva ni un cabello no solo al meterte a la casa de un matrimonio sino que también llamas al señor de esta propiedad por su nombre.
- Lamento mucho mi vocabulario, pero si no quiere llamar al "Señor" puede llamar a su esposa al menos. Me siento algo mal y necesito ir al hospital.
- Ja Ja Ja Acaso no tienes dos piernas buenas para ir por tú cuenta o es que no te pagan por tus servicios de asistente.
Lucía queda con una expresión desagradable en su rostro.
- Que mujer más desagradable eres. ¿No estás grandecita como para ocuparte de ti misma sin molestar a los demás? Ahora lárgate si tan enferma estás justo a unas cuadras pasa el bus.
- Usted no entiende. Lau.. El señor se enojará mucho si me desmayo en la calle porque usted no le informó de mi estado.
Irma rebusca en su uniforme y saca unos cuantos dólares y se los arroja en la cara.
- Toma un taxi entonces. Existen muchas formas de salir sola adelante sin la necesidad de molestar a una pareja recién casada que quiere pasar tiempo juntos.
Déjame darte un consejo, nada bueno sale cuando quieres robar algo que no te pertenece. Deja de meterte en la relación de los demás o descubrirás que el precio a pagar es mucho más alto que hacerte cargo de ti misma.
Luego de esas palabras Irma le cierra la puerta en la cara dejándola confundida llorando del coraje.
Lautaro siempre dejaba todo por ir a socorrerla ni siquiera el trabajo era más importante que ella.
Cuando escucho del casamiento no pensó que las cosas cambiarán tanto, después de todo él le había prometido siempre ayudarla y nunca dejarla sola, pero era evidente que su esposa estaba ganando terreno en su corazón a pesar de que Lautaro lo negara ella ya sabía que pronto no estaría dispuesto a seguir ayudándola.
Y todo porque él se había enamorado de esa mujer cruel. Lucía mordió sus labios con fuerza que incluso unas cuantas gotas de sangre cayeron sobre el piso.
Luego de pensarlo mucho solo se quedó sentada en la entrada esperando al momento en que Lautaro saliera.
Las horas pasaban, pero nada ocurría.
¿Acaso no está en casa? Eso es imposible llamé a la empresa y hoy tampoco fue a trabajar además su coche está aquí.
Entonces de verdad está pasando tiempo con esa malvada mujer ignorando mi mala salud.. No eso es imposible...
Ya eran las 16:30 para cuando Lautaro por fin despierta, busca con sus manos el cuerpo de Romina, pero la cama está vacía y fría.
- ¿Romina?
La busca en el baño y tampoco la encuentra. Su celular se encontraba sin pila así que no puede saber la hora o si tienes mensajes.
- Carajo he perdido la noción del tiempo.
Irma le informa que su esposa a tenido un asustó importante y que ya es muy tarde, pero no le dice nada de las súplicas de Lucia.
Lautaro sin más que hacer y sintiéndose falta solo toma un baño y se acuesta a descansar.
Irma le informa todo lo sucedido a Romina.
📱 Mi niña esa mujer estubo insistiendo alegando sentirse muy mal, pero hasta ahora sigue sentada afuera así que yo dudo de que realmente este enferma.
📲 ¿Algo más Irma?
📱 El señor se encuentra descansando luego de que le informe lo que me pidió.
📲 Gracias mi querida Irma. Sigue así.