DULCE JUEGO
ISMAR (pensando): Mis pensamientos son amplios, pero este mundo no lo es. Y creo que el mundo jamás me entenderá. Mi madre suele decir que es porque mi conocimiento es muy grande y el de ellos no me asimila.
ISMAR, la protagonista, es una joven de 23 años de edad, con una tez pálida, cabello café y ojos marrones. Sufre de esquizofrenia y trastorno en la personalidad.
Psicóloga: Señorita, ¿se encuentra bien?
ISMAR (risas a carcajadas): No me pasa nada. Solo me pregunto cómo llegué aquí.
Psicóloga: Usted vino por su propio medio.
ISMAR (rostro inexpresivo): Yo no vine porque quise venir. Fue porque "ellos" me enviaron aquí.
ISMAR: "Ellos", que no merecen vivir.
Psicóloga: ¿Por qué no merecen?
ISMAR: Usted no lo entiende. Ellos te juzgan sin conocerte y intentas poner resistencia, pero eso es inútil (ríe sin parar). Ellos te atrapan como a un conejo, te vuelven su esclavo y te culpan de todo.
Psicóloga: No todo es como usted dice. Hay cosas buenas.
ISMAR: Así como usted, hay muchos mintiendo y diciendo que hay algo bueno ahí afuera. Pero eso es mentira. Es como darle esperanza a alguien a punto de morir. Sabe, mejor me voy.
Psicóloga: Espere, no se vaya.
ISMAR: No seguiré escuchando sus mentiras.
Esa tarde, ISMAR se fue a su casa y, mientras estaba allí, sufrió ataques de esquizofrenia.
ISMAR: ¡Todos me odian! Intentan dañarme (grita). ¡Déjenme! Yo no soy la culpable.
Después de tener ataques de esquizofrenia, ISMAR cambió su personalidad a una mujer con un hablado audaz. Esa noche, habría un gran evento donde habría personas importantes, y ella decidió ir.
Esa noche, se vistió atrevidamente, haciendo resaltar sus atributos: un vestido rojo, un descote en la espalda y usó una máscara que no permitía revelar su rostro. Unos guantes negros completaban su atuendo.
Al llegar a la fiesta, ISMAR fue el centro de atracción, y por encima, se podía observar su belleza. Después de un rato de estar en el evento, se acercó un joven que se presentó.
FERNANDO: Mucho gusto, belleza (con una sonrisa). El personaje principal, de 25 años, es un gran detective.
ISMAR: Mucho gusto (correspondiendo la sonrisa).
FERNANDO: ¿Le gustaría bailar conmigo?
ISMAR (con una sonrisa): Claro, ¿por qué no?
ISMAR y FERNANDO bailaron como si fueran ajenos a los demás, pero mientras bailaban, le empezaron a dar ataques de esquizofrenia a ISMAR al ver demasiada gente. Ella se sintió atacada, pero la realidad no era así. Las personas bailaban normalmente, pero aún así, no resistió y salió corriendo, dejando a FERNANDO solo, quien la persiguió, pero la perdió de vista.
Después de tanto correr, llegó a un balcón. Mientras, voces en su cabeza le decían: "Tírate, no mereces vivir, eres culpable". Un hombre se le acercó a preguntarle qué le sucedía, pero ella, viéndolo como un agresor por el ataque de esquizofrenia, no respondió. De pronto, se le acercó una persona y lo agarró del cuello y lo tiró del balcón. Al tirarlo, no sintió tristeza alguna. Solo miró al hombre con una cruel mirada y un rostro sin expresión. Era como un sicópata. Esa persona y ISMAR dieron la vuelta sin ni siquiera pensarlo.
Después de un rato, buscaron a ese señor, pero no hubo respuesta alguna.
Un mesero que pasaba por ahí informó que el hombre estaba muerto, e inmediatamente avisaron a la policía. Al llegar la policía, examinó el lugar donde habían sucedido los hechos.
NICOLÁS: Jefe de la policía, detective FERNANDO, ¿quién cree usted que sea el responsable?.
FERNANDO: No sé, no vi a ningún sospechoso. Pero hasta el más inocente resguarda secretos más oscuros.
NICOLÁS: De ahora en adelante, usted queda a cargo de este caso.
FERNANDO: Como usted guste.
NICOLÁS: Nos vemos mañana.
FERNANDO se fue esa noche a su casa y no pudo dejar de pensar en aquella mujer que conoció en esa fiesta, o en ese encuentro que solo duró unos minutos. Pero tampoco podía dejar de pensar en ese extraño asesinato.
Mientras, ISMAR llegó a casa y se despidió de esa extraña persona, sin saber quién era. Al otro día, no recordaba nada de lo que pasó esa noche y volvió a ser la chica débil con esquizofrenia y trastorno en la personalidad.
En la comisaría, FERNANDO decía:
FERNANDO: Este hombre presenta moretones en el cuello. También parece como que luchó antes de morir.
NICOLÁS: Hay que revisar las cámaras de seguridad.
FERNANDO: También hay que ver quiénes eran los invitados y dónde estaba en ese momento. Comprueben las huellas en el cuello de este señor. Mientras tanto, nosotros iremos al lugar de los hechos a investigar.
Al llegar, comprobaron el lugar y encontraron un anillo en el que había unas palabras con un sello enmarcado.
FERNANDO: ¿De dónde es este anillo y qué significan estas palabras?
Después de decir esto, se fue del lugar.
ISMAR (pensando): Todos hablan del asesinato que hubo esa noche. ¿Quién fue tan cruel para tirarlo? Pero sea quien sea, es profesional.
ISMAR caminando de vuelta a casa, choca con FERNANDO.
ISMAR: Lo siento.
FERNANDO: Lo siento también.
FERNANDO sintió una leve familiaridad con la chica de anoche, pero no prestó atención y decidió seguir su camino.
ISMAR se dirigió a casa y, al llegar, se quedó mirando fijamente a la ventana, donde vio como acosaban a una mujer. Inmediatamente, su personalidad empezó a cambiar de una inocente joven a ser una psicópata con sonrisas. Vio esa aterradora escena.
Esa misma noche, decidió salir y se encontró con la misma persona que mató a ese señor. La acompañó donde los hombres que vio acosar a esa mujer. Esa persona era como un sirviente para ISMAR. Esa persona solo mataba, y ISMAR solo observaba con una cruel sonrisa, sin sentir ninguna empatía por esos tipos.
ISMAR: Vámonos, tenemos que seguir acabando con esos canallas que no merecen vivir (con una sonrisa).
Esa persona solo asintió, diciendo: No me gustan que me manden. Tú lo sabes mejor que todo el mundo. No es así (dice con una sonrisa).
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