Elein, líder de la Tribu Águila, descubre que el símbolo del fénix en su collar guarda el secreto de un antiguo poder que podría cambiar el destino de las Tribus y del Reino del Norte. Mientras enfrenta conspiraciones, traiciones y una conexión inesperada con la familia real, Elein deberá desentrañar la verdad sobre el sacrificio de sus padres.
Acompañame a descubrir la verdad de un pasado, un legado y un enemigo entre las sombras.
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Capítulo 6: "El susurro en las sombras"
El ruido se intensificó, resonando a través de las paredes del laberinto como un gruñido profundo que parecía venir de todos lados a la vez. Elein y Daniel intercambiaron una mirada rápida, ambos con las armas listas.
—Sea lo que sea, no está aquí para charlar —dijo Daniel, bajando un poco la voz.
—Entonces no perdamos tiempo —respondió Elein, adelantándose con pasos ligeros y seguros.
La luz de la luna apenas alcanzaba a iluminar los estrechos pasillos del laberinto. Elein lideraba con determinación, mientras Daniel cubría su retaguardia. Los ruidos parecían moverse, acercándose y luego alejándose, como si jugaran con ellos. Finalmente, en una de las encrucijadas del laberinto, encontraron la fuente.
Un hombre encapuchado estaba inclinado sobre un pedestal similar al del desafío, pero este estaba vacío. Cuando escuchó sus pasos, giró hacia ellos con un movimiento brusco. Su rostro permanecía oculto bajo la capucha, pero Elein pudo ver el brillo metálico de una daga en su mano.
—¿Quién eres y qué estás haciendo aquí? —preguntó Elein, apuntándole con su espada.
El hombre no respondió. En lugar de eso, alzó la daga y lanzó un grito gutural antes de abalanzarse sobre ellos. Elein reaccionó con rapidez, desviando su ataque con un giro ágil. Daniel se movió para flanquearlo, pero el encapuchado era más rápido de lo que parecía, bloqueando ambos ataques con sorprendente habilidad.
—¡Habla! —exigió Elein mientras intercambiaban golpes. La furia en sus ojos era evidente, pero también lo era su control.
Finalmente, Daniel encontró una apertura y logró desarmar al hombre con un golpe preciso. Elein aprovechó para inmovilizarlo, colocándole la hoja de su espada cerca del cuello.
—No tenemos todo el día —dijo, con un tono que no admitía réplica—. ¿Quién te envió?
El hombre soltó una risa baja y siniestra. Entonces, antes de que Elein o Daniel pudieran reaccionar, mordió algo entre sus dientes. En cuestión de segundos, su cuerpo comenzó a convulsionar y se desplomó, inmóvil.
—¿Veneno? —murmuró Daniel, bajando su arma con incredulidad.
—Prefirió morir antes que hablar. Eso confirma que hay algo grande detrás de esto —respondió Elein, soltándolo con frustración.
Mientras examinaban el cuerpo, Elein notó algo brillante en el suelo. Era un pequeño colgante, similar al que ella llevaba, pero con un diseño distinto: un lobo rodeado de cadenas. Lo recogió con cuidado y lo guardó en su bolsa.
—Esto tiene que ver contigo, ¿verdad? —preguntó Daniel, observándola con atención.
—No estoy segura, pero voy a averiguarlo —dijo Elein, mirándolo directamente—. Y espero que tú también seas sincero conmigo si sabes algo más.
Daniel asintió, aunque Elein notó que había algo que aún no estaba dispuesto a revelar.
El regreso a la posada
Cuando Elein regresó a la posada con Daniel, encontró a sus amigos esperándola en el salón principal. Luna fue la primera en hablar, su tono lleno de preocupación.
—¿Qué pasó? Saliste sin decir nada, y Flora casi se desmaya pensando que te había pasado algo.
—Estoy bien —respondió Elein con una sonrisa leve, tratando de calmar a su amiga—. Pero tenemos un problema más grande de lo que pensábamos.
Les contó lo sucedido en el laberinto, mostrando el colgante que había encontrado. Todos se reunieron alrededor de la mesa para examinarlo, y Lucas fue el primero en hablar.
—Este símbolo… he visto algo parecido en los libros de historia de la tribu. Representa una antigua facción que buscaba controlar el poder de las tribus mediante la guerra y la manipulación.
—¿Controlarlas? —preguntó Flora, frunciendo el ceño.
—Sí. Eran conocidos por infiltrarse en eventos como este para sembrar discordia —continuó Lucas—. Si están involucrados, significa que esto no es solo un ataque contra nosotros. Es algo mucho más grande.
—Entonces tenemos que actuar rápido —dijo Elein, con una determinación renovada—. Esto no se detendrá con nosotros, y no podemos permitir que se extienda.
Un mensaje cifrado
A la mañana siguiente, mientras se preparaban para el tercer desafío, Gerald, el dueño de la posada, entregó a Elein una nota sellada que había llegado durante la noche. Elein la abrió con cuidado, leyendo las palabras con atención:
"El fuego que buscas arde en el lugar donde todo comenzó. Sigue las llamas, pero ten cuidado: no todos los que caminan contigo son tus aliados."
El mensaje estaba firmado con un símbolo familiar: el fénix. Elein sintió que su corazón se aceleraba. Esto era más que una advertencia. Era una pista que la conectaba directamente con el legado que había jurado proteger.
—¿Qué dice? —preguntó Eric, notando el cambio en su expresión.
—Nada que pueda ignorar —respondió Elein, doblando la nota y guardándola—. Tenemos un largo día por delante, pero esta noche investigaremos más.
Mientras caminaban hacia el campo de competencia, Elein no pudo evitar sentirse como una pieza en un tablero de ajedrez. Sabía que estaba rodeada de enemigos, pero también tenía algo que ellos no: un equipo leal y una determinación inquebrantable.
El fuego del misterio seguía creciendo, y Elein estaba lista para enfrentarlo.