En una sociedad donde los alfas dominan en todos los aspectos, dos poderosas familias están en una lucha constante por el control económico y político de la nación. Sus herederos, Leonhard y Viktor, son ambos alfas reconocidos, cada uno con su propio imperio y legado, decididos a mantener sus territorios y el honor de su linaje intacto. Sin embargo, un repentino acuerdo entre ambas familias los obliga a un matrimonio de conveniencia, poniendo a prueba sus límites, ambiciones y emociones.
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Capítulo 1: Heredero del Imperio
Leonhard Blackwood observaba la ciudad desde la imponente altura del rascacielos de Blackwood Innovations, su imperio familiar. La sala de juntas en la que se encontraba era un reflejo de su personalidad: moderna, fría, y meticulosamente ordenada. Desde ese piso, las luces nocturnas de la ciudad parecían diminutas y lejanas, igual que las emociones que prefería mantener a distancia. Había dedicado años a pulir esa fachada de control absoluto, y cualquiera que cruzara la puerta de esa sala lo notaba de inmediato.
En la cabecera de la mesa de cristal, Leonhard permanecía en silencio mientras su equipo de directivos le exponía el informe trimestral. Cada uno hablaba con un respeto casi temeroso, evitando extenderse demasiado. Sabían que Leonhard no tenía paciencia para la charla inútil, y menos para las excusas. No había margen para el error en Blackwood Innovations, y eso era algo que todos los presentes entendían muy bien.
Después de escuchar atentamente y de analizar los resultados, Leonhard hizo un breve asentimiento y cerró el informe que tenía frente a él.
—Bien. El rendimiento es aceptable, pero aún hay áreas donde debemos mejorar. Revisen las proyecciones para el próximo trimestre y asegúrense de que esta tendencia se mantenga. No aceptaré un margen de error —dijo con un tono firme y calculado, antes de levantarse y dirigirse hacia la salida de la sala.
Sin embargo, antes de que pudiera retirarse, uno de sus asesores personales, Matthew, lo interceptó. Era un hombre reservado, pero a Leonhard le agradaba su capacidad de análisis y su lealtad. Matthew le hizo un gesto para que se detuviera y se acercó lo suficiente como para hablarle en voz baja.
—Señor Blackwood, tengo noticias recientes sobre los Ivanov. Parece que han lanzado una nueva propuesta en el sector tecnológico, específicamente en el mercado de aplicaciones de inteligencia artificial. Se rumorea que fue idea de Viktor Ivanov.
Leonhard frunció el ceño. Viktor Ivanov. El nombre le resultaba familiar, aunque apenas había intercambiado palabras con él. Sabía que Viktor era el alfa más joven y ambicioso de la familia Ivanov, una dinastía de la que, para su disgusto, escuchaba a menudo. Los Ivanov y los Blackwood habían competido en varios sectores empresariales desde hacía décadas. Ambos imperios familiares buscaban consolidarse como líderes indiscutibles, y cada avance de uno significaba una amenaza para el otro.
—¿Qué clase de propuesta? —preguntó, sin mostrar más que una pizca de interés.
—Una plataforma de inteligencia artificial destinada a empresas emergentes. Los Ivanov han anunciado una serie de beneficios exclusivos que no están disponibles en ninguna de las plataformas actuales. Parecen estar adelantándose en un área que podría atraer a nuestros socios de negocios.
Leonhard asintió en silencio, pero sus ojos reflejaron una fugaz chispa de molestia. ¿Un beneficio exclusivo para empresas emergentes? Sabía que esto podría significar un impacto en el mercado a largo plazo, y aunque no era una amenaza inmediata, tampoco era algo que pudiera ignorar.
—Entonces supongo que tendremos que asegurarnos de que sus esfuerzos no tengan éxito —murmuró finalmente, con una leve sonrisa fría.
De regreso en su oficina, Leonhard se sentó frente a su escritorio y comenzó a revisar información sobre el nuevo proyecto de los Ivanov. Cada párrafo que leía incrementaba su irritación; no solo estaban intentando dominar un mercado incipiente, sino que Viktor Ivanov se estaba convirtiendo en una figura visible, desafiando a los Blackwood de una forma que hasta ahora nadie había tenido el atrevimiento de intentar.
Leonhard recordó algunos comentarios que había escuchado sobre Viktor: un alfa impulsivo, con una personalidad apasionada y un estilo de liderazgo que rozaba la rebeldía. A diferencia de Leonhard, Viktor no era el típico empresario de perfil bajo; prefería destacarse en eventos sociales y era conocido por su habilidad para atraer atención. Quizás era por esa misma razón que nunca se habían cruzado en los mismos círculos. Viktor representaba todo lo que Leonhard encontraba molesto y, en su opinión, poco profesional.
Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Matthew volvió a entrar, ahora con una expresión de mayor urgencia.
—Señor Blackwood, he recibido más información. Al parecer, Viktor Ivanov estará en el evento de caridad de la próxima semana. Su familia es una de las principales patrocinadoras.
Leonhard alzó una ceja, dándole a su asesor una mirada calculadora. La idea de encontrarse cara a cara con Viktor no era precisamente agradable, pero podría ser una oportunidad interesante. Al fin y al cabo, si Viktor pretendía desafiar a Blackwood Innovations, lo menos que Leonhard podía hacer era mostrarle quién tenía el verdadero control.
—Perfecto. Asegúrate de que mi asistencia sea confirmada. Creo que es hora de que el joven Ivanov y yo tengamos una... conversación —dijo, con un tono casi amenazante.
Leonhard volvió a concentrarse en sus papeles, pero su mente seguía inquieta. Sabía que Viktor era alguien a quien debía manejar con cuidado. Era joven, pero también se rumoraba que poseía una determinación y astucia poco comunes. Leonhard detestaba admitirlo, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía una mezcla de anticipación y desdén ante la perspectiva de enfrentar a alguien de su nivel.
Mientras la noche avanzaba y la luz de la ciudad se filtraba a través de las ventanas, Leonhard esbozó una leve sonrisa. Había pasado demasiado tiempo rodeado de subordinados y aduladores que solo le decían lo que quería escuchar. Ahora, por fin, había encontrado a alguien dispuesto a enfrentarlo. Claro, tendría que ser Viktor quien cediera eventualmente. Los Blackwood no conocían la derrota, y él se aseguraría de que esa tradición se mantuviera intacta.
Cuando Leonhard dejó su oficina esa noche, el mundo estaba a punto de ver una rivalidad como ninguna otra.
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...Leonhard...
...Es frío, calculador y serio. Rara vez se ríe. No le gustan las cosas molestas. Tieden a arrepentirse rápidamente de algunas cosas....