La Princesa Y El Tutor

Me reí con cortesía— Julián... No juegues con ese tema, ya con mi padre me basta.

— no es ningún juego, Layla. Sé que tenía tiempo sin vernos y es muy repentino de mi parte pero quiero asegurarme de que estés protegida por mi hasta que pueda convencer a tu padre de que no te casé con el desconocido... No te presionaré con la respuesta ya que esperaré pacientemente. Por lo menos acepta el anillo.

— Julián... Estoy comprometida por el bienestar del reino. No puedo romper el lazo que tenemos con ese Imperio y provocar una guerrera innecesaria...— miré a los ojos de súplicas de Julián, suspiré y le dije con total respeto— no puedo Julián. Perdoname, pero no puedo aceptarlo. Ya que no sería justo por el acuerdo que se hecho por el matrimonio arreglado. No quiero, no me gusta, pero debo asumir mi responsabilidad.

No me gusta rechazar de esa forma a mi mejor amigo, él solo trata de ayudarme a no estar con un completo extraño, pero no puedo comportarme de esa manera sabiendo el peso que llevo.

Él lleva nuevamente el anillo a su bolsillo y dice con una pequeña sonrisa.

— está bien, comprendo la situación. Solo deseaba tener la oportunidad de salvarte. Si lo hubiera sabido antes podría haber arreglado todo.

— de verdad te lo agradezco, se que quieres lo mejor para mí, pero no éstoy en peligro, se que mi prometido es un completo extraño pero aún así, no lo conozco y no puedo juzgar a que sea un hombre desalmado de corazón.

— ¿Y si lo es...?

— yo seré más fuerte que él. Sabes de mi carácter Julián.

Él sigue sonriendo.

— muy fuerte, con tal de que no salga en la noticia de que la emperatriz mató al emperador, todo estará bien.

— ¿Tú también piensas eso?... Cielos, ¿Soy muy mala?

— mala no sería la palabra, eres determinada y sobretodo lista, usa primero el razonamiento y luego la fuerza. Además... ¿Quién más te dijo eso?

— oh, mi tutor de magia. Es alguien muy agradable. Espero que lo puedas pronto.

Había llegado una sirvienta cuando Julián apenas iba a decirme algo.

— princesa, el Sr Darcy la espera.

— disculpame, Julián. Me tengo que ir, pero, ¿Te quedarás?

— ah, sí, tengo que hablar con tu padre de tema de negocios, oí que no está, por eso lo esperaré... Ojalá nos podamos ver más tarde.

Yo asentí con la cabeza y me marche.

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— princesa.— Darcy me tomó de la mano dio un beso suave en el dorso de la misma.— pensé que no iba a venir.

— lo siento, tuve un percance en el jardín... Pero ya lo resolví... Yo, quisiera agradecerle por quedarse conmigo para cuidarme. ¿Encontró al bicho?

— no te preocupes... Y sobre la cucaracha, no la encontré, de seguro se fue por la ventana.

Saqué un suspiro de tranquilidad. Es cuando Darcy me dice.

— Es hora de comenzar con tus clases. Practicaremos con algo sencillo para poder así tener más seguridad en convocar a tu protector.

Me quedaba fascinada en como él explicaba y de cómo yo entendía. Cada palabra era fácil de comprender y aunque era difícil entender, me gusta mucho aprender algo nuevo. Nos detenemos cuando el reloj marca más del mediodía.

— por ahora terminamos, Srta Layla.

— ¿En serio?... No me di cuenta de la hora.

— es hora del almuerzo. No podría dejar a la princesa llena de trabajo. No es ética de mi parte dejarte aquí.

— ¿Quieres acompañarme? Mi madre no está y también quería presentarle a un buen amigo.

— por supuesto. No veo el inconveniente de conocer a los amigos de la princesa.

Y mientras iban caminando por el corredizo, el tutor no aguanto más la curiosidad y preguntó con educación.

— ¿Puedo preguntar por su amigo?... Pensé que tendría compañía de doncella.

— bueno, casi nunca me llevaba bien con las mujeres de la nobleza, y sobre mi amigo, es de la infancia, el príncipe Julián. Él y yo siempre nos hemos llevado bien. Julián tiene la idea de salvarme del matrimonio arreglado. haciendo que me casé con el. Lo rechacé, no puedo hacerlo.

— ¿Puedo preguntar por que?

— porque no quiero darle ilusiones a Julián, preferí ser directa y decirle que no podría al estar comprometida. “tu casamiento con ese príncipe nos beneficiará a nuestro país, cumple tu deber"... Es lo que mi padre me ha dicho.

— entiendo.

— y dígame, Sr Darcy... ¿Ya está comprometido?

— no.

— ¡¿En serio?!

— ¿Por qué te sorprendes?

Layla trata de no sonrojarse.

— pues... eres muy guapo para andar sin pareja.

Darcy se echa a reír.

— jajajaja.... Srta Layla, si no supiera lo que tuviéramos hablando, creería que usted está tratando de coquetearme.

La princesa se sonroja a nos más poder

— n-no, no quise decir eso, bueno, si, pero no de ese modo.

— lo siento... es que... luces tan encantadora con ese color...— ella ancha los ojos a tal declaración y lo mira directamente, provocando a que también Darcy se pusiera un poco ruborizado. Un silencio incómodo se presenta entre ambos mientras que miraban a lados opuestos.

¡¿Que le pasa a mi corazón!?... ¡¿Por qué se aceleró tan de repente?!... Cálmate, solo es nerviosidad, nada más. Darcy rompe el silencio con una pregunta.

— ¿Y su amigo donde estará?

— ¿Eh?... También me preguntó eso. busquemolo después de almorzar.

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Luego de inaugura el nuevo hospital, el emperador y su emperatriz se montan es su carruaje con destino al palacio... Todo los habitantes del reino trébol piensa que son la pareja más unida del reino, ya que en el público se muestran como los buenos soberanos que son. Pero en privado....

— tenemos que hablar, Miriam.

— ¿De qué tenemos que hablar, Enrique?... Al menos de que sea de nuestra hija soy todo oídos...

— no es de Layla...

— entonces ahorrate la saliva si vas hablarme de la plebeya esa... Yo haré lo mismo.

— por dios, Miriam. Graciela ya no es una plebeya. A estado por años con nosotros...

— contigo, no me ligues a la basura.

— ya veo donde Layla saca sus lengua tan grosera. Déjame aclarar algo, por lo menos tengo a alguien que me da calor en las noches, a tí, el frío de la soledad terminará matándote... Nadie querría estar con alguien que atraves de los años se va poniendo más y más vieja. Y sería un milagro que alguien se fijara en tí.

— Enrique.... ¿Acaso no te has visto en un espejo?... Supongo que Graciela le tiene que costar toda la noche en provocarte una erección para que dure menos de un minutos, es decepcionante ¿No?... Es un milagro que no se ha ido de tu lado, ah, es cierto... Solo esta contigo por intereses...— el emperador la fulminaba con la vista, el mismo se buscó ese insulto que le debió dar en el clavo.

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