En el corazón de la bulliciosa ciudad de Buenos Aires, Valeria, una talentosa diseñadora de modas, ha pasado su vida persiguiendo sus sueños y construyendo una exitosa carrera. Sin embargo, su vida personal es un caos, marcada por relaciones fallidas y un constante sentimiento de vacío.
Todo cambia cuando conoce a Marcos, un encantador y enigmático arquitecto que parece tenerlo todo. Su encuentro fortuito en un evento de caridad desata una chispa entre ellos que ninguno de los dos puede ignorar. A medida que Valeria y Marcos se conocen, descubren que ambos han estado llevando vidas solitarias y llenas de secretos.
Valeria, quien siempre ha sido independiente y fuerte, se encuentra abriéndose a Marcos de maneras que nunca imaginó. Por su parte, Marcos guarda un doloroso pasado que amenaza con destruir la conexión que han comenzado a construir. Mientras luchan por superar los obstáculos y los fantasmas del pasado del pasado, ambos deben aprender que el amor verdadero requiere confian
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Capitulo 5: Caminos Entrelazados
Las semanas siguientes fueron un torbellino de emociones y descubrimientos para Valeria y Marcos. Sus encuentros se hicieron más frecuentes, y cada uno de ellos se sentía más especial que el anterior. A pesar de las sombras del pasado, ambos se encontraban en un viaje de descubrimiento y aceptación, construyendo una relación basada en la confianza y el apoyo mutuo.
Una tarde, Valeria estaba terminando una sesión de fotos para su nueva colección cuando recibió un mensaje de Marcos.
—Tengo una sorpresa para ti esta noche. ¿Puedes verme a las 7?
Intrigada, Valeria respondió afirmativamente y pasó el resto del día con una mezcla de emoción y curiosidad. A la hora acordada, Marcos llegó a su estudio y la llevó a un lugar que le era familiar: el mismo restaurante donde habían cenado por primera vez.
—¿Recuerdas este lugar? —preguntó Marcos con una sonrisa traviesa.
—Por supuesto —respondió Valeria—. Fue una noche inolvidable.
Marcos la llevó a una mesa en una esquina más íntima del restaurante. Mientras cenaban, Marcos parecía más relajado y abierto que nunca. Después de la comida, la llevó al techo del edificio, donde una vista panorámica de la ciudad los esperaba.
—Quería mostrarte algo especial —dijo Marcos, señalando las luces brillantes de Buenos Aires—. Este es uno de mis lugares favoritos. Venía aquí a menudo cuando necesitaba pensar.
Valeria se sintió conmovida por la confianza que Marcos estaba mostrando al compartir ese lugar con ella.
—Es hermoso, Marcos. Gracias por traerme aquí.
—Quería compartirlo contigo porque significa mucho para mí —dijo Marcos—. Y también porque... quería hablar sobre algo importante.
Valeria sintió que su corazón se aceleraba. La sinceridad en la voz de Marcos indicaba que lo que estaba a punto de decir era significativo.
—He estado pensando mucho en nosotros, en lo que hemos compartido y en lo que podría ser nuestro futuro juntos —continuó él—. Sé que ambos tenemos nuestras sombras, pero creo que nuestros caminos están destinados a entrelazarse.
Valeria lo miró, sorprendida y conmovida por sus palabras.
—Marcos, yo también siento lo mismo. Nunca he conocido a alguien como tú, y cada día que paso contigo me hace sentir que estamos construyendo algo verdadero y hermoso.
Marcos tomó sus manos, mirándola con intensidad.
—Quiero ser honesto contigo, Valeria. Quiero enfrentar mis sombras y compartir mi vida contigo. Pero necesito saber si estás dispuesta a caminar este camino conmigo, sin importar lo que encontremos en el camino.
Valeria no dudó un instante.
—Estoy contigo, Marcos. Quiero enfrentar todo lo que venga, juntos.
Se abrazaron, sintiendo una conexión aún más profunda. Los caminos entrelazados de sus vidas les prometían un futuro lleno de desafíos, pero también de amor y apoyo incondicional.
Esa noche, bajo las estrellas de Buenos Aires, Valeria y Marcos sellaron su compromiso de enfrentarse a las sombras y construir un camino juntos, y entrelazar sus vidas en una promesa de amor y fortaleza.
Después de su momento íntimo en el techo del edificio, Marcos y Valeria bajaron al restaurante, sintiéndose más unidos que nunca. Decidieron dar un paseo por las calles iluminadas de Buenos Aires, disfrutando de la compañía y la tranquilidad de la noche.
Caminaban de la mano, y cada paso se sentía como un avance hacia un futuro juntos. Las luces de la ciudad creaban un ambiente mágico, y el sonido distante del tráfico y la música de algún bar cercano formaban una banda sonora perfecta para su paseo nocturno.
—Marcos, ¿te has dado cuenta de cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo? —dijo Valeria, mirando a su alrededor—. Hace unas semanas, ni siquiera nos conocíamos, y ahora...
—Ahora siento que no podría imaginar mi vida sin ti —respondió Marcos con una sonrisa—. A veces, la vida nos sorprende de maneras inesperadas.
Se detuvieron frente a una pequeña plaza, donde un grupo de músicos tocaba una melodía suave y romántica. Marcos miró a Valeria con una chispa de diversión en sus ojos.
—¿Te gustaría bailar?
Valeria rió, sorprendida y encantada por la sugerencia.
—Aquí, en medio de la plaza, sin música oficial?
—Sí, aquí mismo. —Marcos tomó su mano y la guió al centro de la plaza—. ¿Por qué no hacer algo un poco loco?
Bajo la mirada curiosa pero sonriente de algunos transeúntes, comenzaron a bailar lentamente al ritmo de la música de los músicos callejeros. Valeria se sintió como en una película, pero lo que más le importaba era la sensación de estar en los brazos de Marcos, moviéndose juntos en perfecta sincronía.
Mientras giraban y se reían, Valeria sintió que el tiempo se detenía. Era como si en ese momento, en esa plaza, no existiera nada más que ellos dos y la promesa de un futuro lleno de posibilidades.
Después de varios minutos, la música terminó, y la pequeña multitud que se había reunido alrededor aplaudió. Marcos y Valeria hicieron una reverencia teatral, riendo y agradeciendo a los músicos con algunas monedas antes de continuar su paseo.
—Esto ha sido perfecto —dijo Valeria, sintiendo una felicidad pura y sencilla—. No podría haber imaginado una noche mejor.
—Y apenas está comenzando —respondió Marcos, guiñándole un ojo—. Tengo otra sorpresa para ti.
Valeria lo miró con curiosidad mientras él la llevaba hacia un taxi que ya estaba esperando. No le dijo a dónde iban, manteniendo el misterio hasta el último momento.
Cuando el taxi finalmente se detuvo, Valeria se dio cuenta de que estaban en un pequeño muelle, con un bote esperándolos. Marcos la ayudó a subir y, juntos, navegaron por el río, disfrutando de la brisa fresca y la serenidad del agua.
En el bote, Marcos sacó una pequeña caja de su bolsillo y se la entregó a Valeria.
—Quería darte algo para que siempre recuerdes esta noche y lo que significa para nosotros.
Valeria abrió la caja y encontró un delicado colgante en forma de estrella, brillando bajo la luz de la luna.
—Es hermoso, Marcos. —Las lágrimas llenaron sus ojos mientras lo abrazaba—. Gracias por hacer esta noche tan especial.
Marcos la besó suavemente en la frente.
—Gracias a ti por estar a mi lado y por creer en nosotros.