Sarah es una bailarina de ballet que, por primera vez, logró firmar con una compañía. Durante uno de sus tours, conoce a un hombre que está completamente enamorado de ella. Él amenaza con arruinar su carrera si ella no firma un contrato con él. ¿FIRMÓ ELLA EL CONTRATO? ¿QUE QUIERE EL DE ELLA?
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Capitulo 5
Tentaciones y Advertencias
Conforme la gira avanzaba, mi agenda se volvía cada vez más apretada. Entre los ensayos, las funciones y las numerosas entrevistas, apenas tenía tiempo para mí misma. Pero no me quejaba; esta era mi oportunidad de demostrar al mundo mi talento, y estaba decidida a dar todo de mí.
Después de una aclamada presentación en uno de los teatros más prestigiosos de la gira, me encontraba en mi camerino, quitándome el maquillaje y el elegante atuendo del ballet. Estaba exhausta, pero la adrenalina aún corría por mis venas.
De pronto, llamaron a la puerta. Cuando la abrí, me encontré con un mensajero que sostenía un enorme ramo de rosas rojas.
"¿Señorita Sarah?" preguntó, entregándome las flores.
"Sí, soy yo", respondí, sorprendida.
"Estas son para usted, de parte de un admirador", dijo el mensajero, antes de retirarse.
Cerré la puerta y me quedé contemplando el ramo, sin saber qué pensar. ¿Quién podría haberme enviado estas flores? ¿Sería el misterioso hombre del que la directora artística me había advertido?
Busqué entre las rosas una tarjeta, pero no encontré nada. Decidí dejar las flores a un lado y continuar con mi rutina de después de la función. Pero, a pesar de mis esfuerzos, no podía dejar de pensar en quién podría ser mi "admirador secreto".
Cuando salí del teatro, me sorprendí al ver a Natalia esperándome.
"¡Sarah! Escuché que tu actuación fue sensacional", dijo, abrazándome.
"¡Natalia! ¿Qué haces aquí?" pregunté, alegre de ver a mi amiga.
"Vine a felicitarte, por supuesto", sonrió. "Y también para asegurarme de que no te dejes seducir por esos admiradores que te acechan."
Suspiré, recordando el ramo de rosas.
"Precisamente de eso quería hablarte", le dije. "Hoy recibí un ramo de rosas de un admirador anónimo."
Los ojos de Natalia se abrieron con preocupación.
"¿Un admirador anónimo? ¿Sabes quién pudo haber sido?" preguntó, frunciendo el ceño.
"No, no tengo idea", admití. "Pero la directora artística me advirtió sobre un hombre poderoso que podría estar interesado en mí. ¿Crees que pueda ser él?"
Natalia meditó por un momento, luego puso una mano en mi hombro.
"Sarah, debes tener mucho cuidado. Ese tipo de atenciones pueden ser peligrosas en nuestro mundo", advirtió. "Recuerda lo que la directora te dijo: no puedes permitir que nada ni nadie interfiera con tu danza."
Asentí, sabiendo que tenía razón.
"Lo sé, Nat. Pero no puedo evitar sentirme inquieta. ¿Y si este hombre decide molestarme más?" pregunté, preocupada.
"Si eso sucede, debes informarle de inmediato a la directora", dijo Natalia, con firmeza. "Ella sabrá cómo manejar la situación. Tú concéntrate en tu trabajo y en brillar en el escenario. Eso es lo único que importa."
Suspiré, sintiéndome un poco más tranquila. Natalia siempre sabía qué decir para calmarme.
"Tienes razón. Voy a mantener la cabeza fría y enfocarme en mi danza", afirmé, decidida.
"Así se habla", sonrió Natalia, dándome un apretón cariñoso. "Ahora, ¿qué tal si vamos a cenar y me cuentas cómo ha ido todo?"
Acepté con entusiasmo. Pasar tiempo con Natalia siempre lograba levantarme el ánimo.
Mientras cenábamos en un pequeño restaurante cerca del teatro, le conté a Natalia sobre los desafíos de la gira y cómo me sentía con respecto a mi papel como primera solista. Ella me escuchaba atentamente, ofreciéndome su apoyo y consejos.
"Sé que puede ser abrumador, Sarah, pero tienes que confiar en ti misma", me dijo. "Eres una bailarina excepcional y te has ganado este lugar. No dejes que nada ni nadie te haga dudar de tus habilidades."
"Gracias, Nat", sonreí. "Es reconfortante saber que cuento contigo."
"Siempre", asintió, apretando mi mano. "Y recuerda, si ese hombre misterioso vuelve a molestarte, no dudes en decírselo a la directora. Ella no tolerará que nadie interfiera con tu carrera."
Asentí, sintiéndome más segura. Sabía que podía confiar en Natalia y en el apoyo de la directora artística.
Esa noche, cuando regresé a mi hotel, me encontré con un sobre en la puerta de mi habitación. Lo tomé con cautela, preguntándome quién podría haberlo dejado allí.
Al abrirlo, me sorprendí al encontrar una invitación a una exclusiva recepción organizada por uno de los principales mecenas de la compañía.
"Por favor, acompáñenos a una velada de celebración por el éxito de la gira. Su presencia será un honor para nosotros", decía la tarjeta.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza. ¿Sería este el hombre del que la directora me había advertido? ¿Debería asistir a la recepción?
Recordé las palabras de Natalia y de la propia directora. Tenía que mantener la distancia de cualquier posible distracción. Pero, por otro lado, este era un evento importante al que no podía faltar sin dar explicaciones.
Después de meditarlo por un rato, tomé una decisión. Iría a la recepción, pero me aseguraría de mantener las distancias y no caer en ninguna trampa. Mi danza era lo más importante y nada iba a desviarme de mi objetivo.
Cuando llegué al evento, fui recibida con gran entusiasmo por los anfitriones. Noté que varias miradas se posaban en mí, y me sentí ligeramente incómoda. Aun así, me esforcé por mantener una actitud cordial y profesional.
Mientras circulaba entre los invitados, me sorprendí al ver al misterioso hombre del hotel acercarse a mí.
"Señorita Sarah, es un placer volver a verla", dijo con una sonrisa suave. "Me alegro de que haya podido asistir a nuestra pequeña celebración."
"Buenas noches, señor", respondí, tratando de mantener la calma. "Agradezco su invitación."
"El placer es mío", dijo él, sus ojos recorriendo mi rostro. "Debo admitir que he seguido con gran interés su desempeño en esta gira. Su talento es verdaderamente cautivador."