El Italiano Y Yo

(Karlo)

Vine a Él Salvador para reunirme con altos ejecutivos, mi constructora está a punto de cerrar un contrato multimillonario de un complejo turístico moderno innovador que será el mejor de toda la región.

Es algo que he estado esperando, mi constructora será la encargada de esté protecto y necesito afinar detalles del proyecto.

Pero a pesar de la satisfacción y éxito que me dará tener este contrato, no puedo sentirme feliz, nada puede hacer que yo me sienta feliz y menos este maldito día, justo este día cumple 5 años mi esposa Patricia de haber muerto y lo peor ese mismo día yo morí con ella, murió mi amor, mi confianza en las demás personas, murió mis ganas de amar, murio mi salud emocional, murió todo lo bueno que tenia, aún yo morí por dentro, desde hace 5 años estoy muerto en vida.

Si no fuera por mis hijos Karlito de 10 años y Sofia de 7 años no sé que seria de mí.

Y aun así, esta amargura y desilusión que tengo, no la quitan ni siquiera ellos aunque vivo por ellos y para ellos; pero este vacío que tengo dentro, es demasiado grande, es algo que no supero y sé que no debería ser así, mis hijos deberían ser una razón para ser feliz.

Pero no puedo, solamente he encontrado un poco de tranquilidad en mi trabajo, porque ese día que murió Patricia, también me jure a mi mismo que convertiría a VITALE CONSTRUCTION en la más grande y exitosa, me desafíe a mi mismo hacer de esta constructora, la mejor del mundo; eso es lo único que quiero y hacer fracasar al maldito, Estefano Romani.

Ya he terminado las reuniones, llego al hotel donde nos hospedamos mi Amigo Bruno y yo, Él es mi mejor amigo, mi abogado, mi asesor y dentro de poco mi socio.

—Bruno, me acompañas al bar necesitó tomar algo fuerte, este día ha sido un fastidio total.—Le digo a mi amigo

—No sé dé que te quejas, todo ha salido de maravilla creo que vamos muy bien con lo del contrato, ya solo falta afinar detalles para la firma y eso será un grandioso proyecto.

Así que, me parece bien acompañarte, pero no al bar, iremos al restaurante yo cenare y allí pediremos tu bebida; prométeme que harás un esfuerzo para quitarte esa amargura, aunque sea por un momento.

Has un esfuerzo Vitale, por una vez en tu vida, trata de no espantarme a las mujeres, ya sabes que yo soy un hombre necesitado...

Mírame soy un hombre irresistible y cuando estás conmigo, lo único que haces es espantar a las bellezas que se acercan a mí, así que te vas a comportar como un caballero con las damas, nada de groserías ni idioteces... espero te quede claro.

Porque tengo hambre; pero también quiero ver si puedo divertirme un poco.

Dicen que el restaurante tiene unos platillos deliciosos y yo espero encontrar con quien dormir...

Así que vamos a ir a comer y si tú no quieres comer esta bien; pero te sentaras conmigo mientras yo ceno, tú te tomas los tragos que quieras.—Me dice Bruno con su tono de idiota.

—De verdad, no entiendo que te ven las mujeres si tú eres un idiota.—Le digo.

—Pues, soy un Idiota guapo y millonario.—me dice saliendo de la habitación.

Nos vamos al restaurante y se ve un buen ambiente, tienen un buen bar pero tendré que estar acompañando a Bruno en su cena.

Al llegar nos atiende una chica joven se presenta, parece que es política del restaurante que las meseras digan su nombre.

Se llama Emily y Bruno se ve que quisiera cambiar de compañía hecharme a mí y sentarla a ella en mi lugar.

Aunque la chica es bonita, yo pasó...

Este día, es uno de esos en los que quisiera olvidar que existo y no quiero ver a ninguna mujer, no quiero a ninguna cerca de mí, todas son iguales.

No es que no me gusten, sería mentir que no me parezcan atractivas y sensuales pero las mujeres solo me han ayudado a quitarme la calentura, tengo 5 años de no tener ninguna cercanía con alguna mujer, a menos que sea por trabajo.

Las unicas cercanas son mi madre Annabell y mi pequeña Sofia, las únicas dos mujeres en mi vida.

Y es que no puedo ser el mismo de antes, el Karlo Vitale apasionado, romántico y amoroso, murió hace exactamente 5 años, ahora el Karlo que existe, es esto que soy; como dice Bruno el amargado número 1 de Italia, aunque parece que ya me subió de nivel, hoy soy el amargado número uno del mundo.

Después de 2 horas, de estar en el restaurante.

Yo bebiendo whisky, Bruno a terminado de cenar me dice que es hora de irnos a descansar.

Estoy a punto de responderle cuando escucho la voz más dulce y a la vez sensual, que allá escuchado en mi vida, es otra trabajadora, ella se presenta como Elieth.

Su nombre se escucha tan encantador, tal parece que va a reemplazar a la chica que nos estaba atendiendo.

Lo que pasa es que son las 10 de la noche quizá la otra chica se retiro, y yo no me atrevo a voltear a ver, a de ser otra de esas mujeres, plásticas y superficiales, de las que está lleno el mundo pero la mujer sigue hablando y aunque estoy un poco ebrio escuchar esa voz es como escuchar una melodía tranquilizadora.

Cuando mi curiosidad llega al límite, giro mi cabeza y me encuentro con la cara más angelical que yo haya visto en mi vida, unos ojos tan bellos y expresivos de color miel o quizá color oro porque esa mirada brilla como el oro puro, su mirada es tan inocente y pura, que pudiera quedarme viendo estos ojos para siempre, esta chica parece un Ángel, y realmente no sé dé donde salió, pero aquí estoy sin querer despegar mis ojos de los de ella.

Hasta que la voz de Bruno me hace entrar en cordura, le pide una botella más y creo que fue solo para hacerme entrar en la realidad, porque me acaba de decir que deje de tomar y que nos vayamos a nuestras habitaciones.

La chica que también me había sostenido la mirada fijamente asiente y gira a traer la orden.

Cuando se marcha tengo la oportunidad de verla y es una belleza más o menos 1.65 metros delgada y con unas curvas maravillosamente naturales.

—Hay Karlo, parece que te a impactado esa belleza de mujer.

—Creía que ya no existían mujeres así de bellas y naturales.

—Pues en nuestro ambiente ya no existen, pero en este país parece que aún hay bellezas como ella y su otra compañera.

—Pero al final sigue siendo mujer, y las mujeres Bruno, están cortadas con la misma tijera.—Le digo a mi amigo.

Nunca podre olvidar lo que Patricia me hizo, la amé mucho pero ella no supo valorarlo, y ese fatal día, si yo no la hubiera enfrentado...

—Amigo tú no tienes la culpa de lo que le paso a tu esposa debes dejar de pensar así.—Me dice Bruno mientras

voltea.

Es la mujercita mas hermosa del mundo y digo mujercita por que al parecer es muy joven, pero en realidad Bruno tiene razón es un mujerón...

Viene con la botella de whisky; pero ya ni la botella me interesa.

Lo que quiero es ver de nuevo esos ojos de oro; realmente es un Ángel en la tierra, yo trato de ver a otro lado para no volverme a perder en su mirada tan tierna, y es que esos ojos hace un momento me dejaron como un verdadero idiota.

Con la mente en blanco, como pueden existir ojos así de hermosos como los de ella.

Cuando esta a punto de retirarse, no me controlo quiero verla de nuevo, ella es demasiado celestial.

Veo una vez más sus ojos, pero quizá por lo ebrio que estoy giro con brusquedad y en un movimiento no controlado, me paso llevando la botella con fuerza y explota cerca de sus pies.

¡¡Ahh carajo, que desorden he provocado!!

La hermosa mujercita, hace señas para que le ayuden a limpiar, en ese momento la veo poner sus ojos en sus pies, lo cual yo también hago.

Me tenso sobremanera al ver el charco de whisky revuelto con la sangre que escurre de uno de sus pies.

La sobriedad vuelve a mi y en un impulso por ayudar a la hermosa Mujer, la tomó en mis brazos y salgo a toda prisa con ella.

Necesitó llevarla a un hospital, no le digo ni una sola palabra, aúnque derrepente se cruzan nuestros ojos, que tambien pueden expresarse; quiero decirle que estará bien que no permitiré que nada le pase, quiero decirle que no se preocupe que confíe en mí, sé que a de sentirse atemorizada, ella es muy joven, prácticamente es una niña.

En mi mente quisiera preguntarle a esta preciosa mujercita.

¿Quien eres tu?...