Raptada Por El Mafioso. (Temp. I)

No te enojes Verónica, tu hermano sabe que cometió un error, así que excúsalo por esta vez. - intento persuadirla. Necesito jugármela si quiero lograr mi cometido.

- Definitivamente, eres igual que él, pero solo lo dejaré pasar por Eli, no quiero arruinar su noche.- dice contundentemente.

Se puede ver a simple vista que a su amiga no le agrado del todo, lo que de cierta manera no es algo muy beneficiosos para mí, debido a que me he decidido hacer mía a esta linda belleza.

- ¿Qué quieren tomar?. - pregunto con el objetivo de aliviar el ambiente.

Al principio parecen un poco recelosas con la invitación, pero de a poco empiezan a bajar sus guardias.

- Para mi un whisky en la roca. - afirma Verónica.

- ¿Y tu Elizabeth?- le pregunto muy curioso por su decisión.

- Algo que no contenga mucho alcohol, por favor.- declara.

Su voz es extremadamente sexi, porque todo en esta mujer debe ser perfecto.

- ¿Te puedo recomendar algo?- Le sugiero.

Parece pensarlo un poco pero al final accede.

- Sí.

- Una margarita en las rocas con bajos niveles, creía que sería estupendo, te va a encantar su sabor.- hablo con seguridad.

- Me opongo, es demasiado fuerte para ella, un trago simple sería ideal. - dice su metiche amiga.

No sabe como la estoy odiando en estos momentos, porque no se larga con su hermano y me deja con su preciosa amiga. Luego de que el mesero tomará nuestras órdenes se marcha y regresará rápidamente con los pedidos, no pierdo el tiempo para hacer mis jugadas.

- ¿Cuántos años tienes Elizabeth?, ¿y en que te desempeñas?, cuéntame.- quiero saber todo de ella.

- Tengo veinte años y estudio Administración de empresas.- me habla un poco tímida.

- Genial, es una carrera muy versátil, buena elección.

- Gracias.- Me contesta mientras se sonroja

Cuando me dispongo a acercarme más a ella su amiga la toma de los brazos y se la lleva a la pista de baile, ahora no la odio la quiero matar, siempre que quiero hacer una jugada se mete en mi camino.

Desde la terraza la observo como se divierte y baila sensualmente con su amiga, haciéndome estremecer, como me gustaría ser yo quien estuviese recibiendo todos sus movimientos. No obstante, mi ira brota al ver un tipejo queriéndose acerca a ella, a pesar de que esta rechaza su invitación varias veces no se rinde y de alguna manera es aceptable, cualquiera que viera tal belleza quería llevársela a la cama como de a lugar.

Un poco enojado bajo rápidamente a la pista de baile para mostrarle a todos los presentes que está linda ovejita ya tiene su dueño y que no se atrevan a ponerle los ojos encima.

- Disculpa, pero ya te ha dicho que no.- digo mientras controlo las ganas de matarlo por poner sus sucias manos en ella.

- ¿Y quién eres tú para decirme que hacer?, ¿no sabes quién soy?. - dice con confianza.

- No y ni me importa, solo quiero que te alejes de ellas.- No puedo ser muy obvio y dar a ver mis intenciones.

- ¿Y si no quiero que?. - me reta.

Juro como sentí como mis venas se tensaban de la misma ganas de matarlo, pero si no quiero asustarla debo controlarme.

- Me obligarás hacerlo por la fuerza. - lo confronto.

- Marc no. - intenta Elizabeth persuadirme.

Si no estuviera por volarle la cabeza a este tipejo, juró que no perdería la oportunidad de acercarme a Elizabeth.

- Dale gracias a ellas. - le digo a este imbécil.

- Ja, ja, ja, te niegas a estar conmigo por él, definitivamente eres una zorra.

Al escuchar estas palabras, sentí como mi cordura desaparecía y de inmediato me le fui encima moliéndolo a golpes, mientras todos a nuestro alrededor intentan zafarlo de mis manos. Luego de unos minutos y que seguridad interviniera logran separarnos, puedo asegurar que desde esta noche nunca más se atreverá a faltarle respeto a una mujer en su vida.

- Estás herido?.- la notó muy preocupada mientras busca algo para colocarme en el rostro.

- ¿Qué?. - pregunto al no comprender la situación.

- Idiota tu ceja está sangrando. - me dice Verónica.

- No me había dado cuenta.- les comento.

Para ser sincero este es un leve golpe, en comparación de otras heridas que me he hecho en mi vida.

- Eso veo, pero gracias por defendernos de ese imbécil.

¿Qué?¿Verónica me está agradeciendo?, pensaba que le caía mal.

- No tienes que agradecer, solo hice lo que creí que era necesario en tal situación.

Es mi momento para hacerme el héroe y debo aprovecharlo al máximo.

- No seas humilde hermano, de verdad gracias por defender a las chicas. - me dice Ricardo.

El cual no estaba presente cuando ocurrió tal alboroto o si no hoy aquí corre sangre.

- Te duele mucho. - su cara de preocupación no tiene precio, me dan ganas de aprovecharme más de ella.

- Un poco. - me hago el sufrido.

- Lo siento, es mi culpa que resultaras herido.- intenta excusarse.

Su cara llorosa casi me hace perder el poco autocontrol que me queda y me impulsa hacerla mía en este mismo lugar.

- No tienes que disculparte, no tiene culpa que un pervertido se quisiera propasar contigo. - le digo estas palabras mientras sostengo su barbilla.

Aunque para ser sincero quiero hacer con ella más que un simple acto prevención.

- Pero...- intenta objetar.

- Shuuuu- la callo con mi dedo, el cual coloco en su boca.

- Dejemos este asunto en el pasado, ¿les parece?.- propongo.

- Concuerdo, no podías decir algo más coherente Salvatore. - Declara los hermanos Gómez mientras mi linda belleza solo asiente.

Pasamos el resto de la noche bebiendo y bailando, para ser más exacto mirándolas bailar a ellas, en mi caso a mi pequeña Isa, el cual me tiene hipnotizado con cada cosa que hace y no me permite apartar la mirada, cuando nos disponemos a marcharnos me ofrezco llevarla a su casa, a lo cual se niegan al principio los tres acompañantes, pero luego de insistir un poco y dándoles ver mi herida aceptan, pero no sin antes advertirme que si le pasa algo a ella aunque sea un mínimo rasguño, que me dé como hombre muerto.