Amargo Adiós

— ¿Te sientes bien? – pregunto Philen.

— Mejor que nunca, creo que es momento de acabar con toda la miseria, si me divorcio de Massimiliano, por lo menos alguno de los dos será feliz, no puedo ser tan egoísta de arrastrarlo a mi mundo oscuro.

Philen enmudeció al escuchar las palabras de Isabella, el tono era tranquilo, sin embargo se notaba la amargura y dolor en si voz.

— Oye, creo que ya tengo que bajar.

— ¿Tines mareos?

— Por tonto que parezca si, tengo el estómago revuelto desde días atrás.

— Bajemos de este lugar y vayamos al médico, no está bien que estés así, recuerda que tu estado emocional afecta a tu cuerpo.

— Tienes razón, hace mucho tiempo que no me sentía así de estresada.

La rueda de la fortuna terminó de girar y pronto estuvieron en tierra firme, ambos bajaron pero mientras caminaban Isabella se sintió mal y de la nada se desvaneció.

Philen la tomo en sus brazos y se apresuró en llevarla al hospital más cercano.

Cuando llegaron estuvo todo el tiempo a su lado, no paso mucho cuando ella despertó, sobre su vientre sintió un líquido frío y un sonido conocido llegó a sus oídos.

— ¿Está seguro que está embarazada? – pregunto Philen con nerviosismo.

— Si, aquí está el corazón, se escucha fuerte y claro.

— ¿Cuánto tiempo tiene?

— Por el tamaño parece que poco tiempo, cerca de 11 semanas.

Philen estaba tan asombrado que no quitaba la vista del monitor de ultrasonido, no presto atención al rostro de Isabella.

Ella se movió un poco y el médico vio que ya había despertado.

— Señora, no se preocupe su hijo está bien, solo debe de comer mejor, es normal tener un poco de anemia en los primeros meses – el médico de mediana edad y con rostro amable se dirigió a Isabella.

— ¿Embarazada?

— Oh, creo que no lo sabía, si, está embarazada, felicidades.

Una brillante y radiante sonrisa se dibujo en el rostro de Isabella.

Philen sentía felicidad por Isabella, sin embargo ella quería divorciarse era algo que tal vez cambiaría su desición.

Si Massimiliano tomaba a Eloísa como amante le harían más daño a Bella, ella no podía vivir un embarazo feliz con la sombra de una amante, si eso pasaba probablemente perdería a su segundo hijo.

— Disculpe, nos puede dejar solos por favor – pidió Philen al médico.

— Si, si, hablen entre ustedes, le daré algo para los mareos y medicamento para la anemia.

El médico salió del consultorio, antes le dio un par de pañuelos de papel a Philen para que limpiará el resto de gel que estaba sobre el vientre de Bella.

Él lo tomo y en un acto mecánico comenzó a limpiar los restos de gel.

Isabella coloco su mano sobre la de Philen.

— Yo puedo hacerlo.

Philen se dio cuenta que estaba invadiendo su intimidad y se sintió un poco avergonzado, le dio los pañuelos de papel a Bella y comenzó a ver los títulos médicos sobre la pared.

— Acabas de decirme que busque abogados de divorcio, el plan sigue en pie.

— No lo sé, primero hablaré con Massimiliano, aún así es bueno tener un plan B, así que...

El médico tocó la puerta y entro con unas cajas de medicamento y vitaminas.

Las coloco sobre el escritorio y después tomo su block de recetas.

Sin prestar atención a la pareja comenzó a escribir. Cuando terminó les dijo de forma confiada.

— Ustedes pueden estar tranquilos, su bebé está perfectamente, solo cuídese y que su esposo la concienta, es un periodo difícil para cualquier mujer, los cambios físico, emocionales y hormonales no son para vivir en soledad.

Las palabras casuales del médico le hicieron tanto daño a Isabella que de inmediato recapacito sobre sus decisiones.

Cuando salieron del hospital, Philen la llevó a casa de sus padres.

Habían viajado en silencio todo el tiempo, no sabían que decir.

Cuando estaban por llegar, Isabella abrió la boca.

— Le tengo que decir a Massimiliano sobre el embarazo, porque es el padre, pero la desición del divorcio sigue en pie, busca un abogado lo más rápido posible por favor.

Philen la miró asombrado, ella seguía pensando en dejar a Massimiliano.

...*****...

El día de la celebración de bienvenida a Eloísa era al día siguiente, Isabella no fue a trabajar se sentía feliz por su embarazo y quería estar tranquila antes de comenzar con el divorcio.

El teléfono de Isabella sonó mientras estaba en el jardín, era otro de sus pasatiempos, ella hizo un diseño hermoso en su jardín, lleno de flores y vida, probablemente el lugar más hermoso y brillante de toda la residencia.

Isabella dejó los guantes y tijera y tomó el celular.

Al ver el número supo de inmediato que era Massimiliano, no lo había visto desde el día anterior en el estacionamiento, respiró profundo y respondió.

— Dime.

— Hoy es la celebración de bienvenida de la hija de la familia D'Angelo, paso por ti a las 7 de la tarde.

— Bien.

— Bella...

Massimiliano la llamo pero a diferencia de otras veces que recibía sus llamadas con emoción esta vez solo quería terminar rápido la llamada, así que no dejó que terminara de hablar.

— Maggi, pon mi vestido nuevo y el resto de las cosas lista en la tarde tengo un "festejo".

Isabella se dirigió a la sirvienta que estaba ayudándola a cortar algunas flores.

— Si señora, eso haré.

Isabella se quedó un rato más en el jardín, amaba ese jardín y pronto se despediria. Así que quería pasar el mayor tiempo posible en ese lugar hasta que saliera de la casa.

Cuando dieron las 5 de la tarde Isabella entro a su habitación, llamó a sus sirvientas para que le ayudarán a peinar y maquillar.

Faltaban 10 minutos para que Massimiliano pasará por ella cuando las sirvientas terminaron, se miró en el espejo y se veía hermosa.

Ella misma se sintió satisfecha con su apariencia, si bien Eloísa era hermosa, ella lo era aún más.

Pronto alguien fue a tocar a la puerta de la habitación de Isabella.

— Pase.

— Señora, el señor ya llegó, espera por usted abajo.

— Gracias, enseguida salgo.

Isabella tomo su pequeña cartera y se dirigió a la planta baja, cuando Massimiliano la vio, quedó asombrado de lo espectacular que era su esposa, un vestido de cóctel largo, en color rojo, un escote pronunciado, tenía un hermoso collar de diamantes que hacían juego con los pendientes.

El rostro de Massimiliano se sonrojo, en el comenzó a hervir su sangre y deseo, era una mujer muy atractiva, pero tuvo que calmar su entisiasmo y solo tragar sus ancias y deseo.

Le extendió el brazo, Isabella la tomo, y como si fuera una pareja feliz llegaron a la celebración.

Un exquisito salón de fiestas, bellamente decorado, luces y flores por doquier, sin duda el recibimiento de la hija de la familia D'Angelo era una gran noticia.