Brenda Sanches es una mujer de 29 años que después de descubrir a su enamorado con quien pensaba ser madre decidí irse y hacerse madre mediante inseminación artificial lo que no sabe que el donante no es humano por error a ella le llegó su donación y el reclamara a sus hijos que pasara entre ellos ? estarán juntos por amor oh llegarán a un acuerdo por sus hijos ven a leer esta historia facinante
NovelToon tiene autorización de Aye Simbron para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 3
Un Antojo y un Secreto
Dos meses después...
Estaba durmiendo plácidamente cuando la alarma comenzó a sonar como si quisiera destruir mi hermoso sueño. Medio dormida, tomé el celular a ciegas y la apagué sin pensarlo. Volví a acurrucarme entre las sábanas, decidida a no ir a trabajar. No tengo ni ganas de ver al creído de Santiago Black.
Últimamente, parece que su pasatiempo favorito es darme más trabajo que al resto. Como si fuera su asistente personal: “Tráeme esto, dile aquello, imprime esto, firma eso…”. Me trata como si fuera su chica de los mandados. Estoy segura de que es algo personal. Desde que le hablé sin saber que era el jefe mayor, parece que juró venganza.
Y aunque me molesta su actitud mandona… tengo que admitir que es muy atractivo. Alto, con ese cuerpo trabajado, mirada intensa y esa voz de mando que a veces me da escalofríos… de los buenos. Aunque él también se queja de mí. Me llama "la chica fastidiosa". Así que estamos empatados.
Estoy a punto de volver a dormir cuando Alexa entra a la habitación, tan radiante como siempre. Desde mi ruptura, prácticamente vive en mi departamento. Y aunque a veces me gustaría decirle que se vays por interrumpirme, la amo. Es mi apoyo constante.
—Alexa: ¡Buenos días, mi bella durmiente! Es hora de desayunar —dice con una sonrisa cantarina.
—Yo: Ay, no tengo hambre… Aunque, pensándolo bien, sí debería comer algo. O mejor… ¿volvemos a dormir? —le guiño un ojo bromeando.
—Alexa: ¡Ah no, señorita! Vas a desayunar y te vas a ir a la oficina. Ya sabes que si no, Santiago te reprende como la otra vez.
—Yo: Ay, suena como una mamá retando a su hija porque no quiere ir al colegio…
—Alexa: ¡Pues hoy soy tu madre! Así que come —dice con una sonrisa triunfante.
—Yo: Está bien… —murmuro, tomando una tostada—. Pero te quiero contar algo importante. Aunque primero dime, ¿ya desayunaste?
—Alexa: Sí, amiga, ya comí. Te traje el tuyo para que te sientas mejor. Ahora habla, ¿qué es eso tan importante?
—Yo: Bueno… —limpio la comisura de mis labios con la lengua—. ¿Recuerdas que te dije que quería ser madre? Que incluso lo había hablado con mi ex…
—Alexa: ¡Sí, ese poco hombre! Si lo vuelvo a ver, le pico un ojo —dice molesta, como siempre cuando lo menciono.
—Yo: —rio— Bueno… Ya que él ya no está, estuve pensando en hacerlo igual. Y la miro, esperando su reacción.
—Alexa: ¿Sí? ¿Y cómo?
—Yo: Estuve investigando y hay un método llamado inseminación artificial. Hombres donan su esp*ma y a través de un procedimiento, se puede quedar embarazada sin necesidad de estar con alguien.
—Alexa: ¡Oww amiga! Eso suena muy interesante. ¿Y ya empezaste el proceso?
—Yo: —sonriendo ampliamente— En realidad... sí. Ya hice el tratamiento, y...
—Alexa: ¡No! No me digas que estás embarazada —dice con los ojos brillando de emoción.
—Yo: Así es, linda. Hoy me dieron la confirmación. ¡Estoy embarazada! —digo, sin poder borrar la sonrisa de mi rostro.
—Alexa: ¡Qué hermosa noticia! ¡Felicidades! —me abraza fuerte—. ¿Hace cuánto?
—Yo: Un mes. Quería asegurarme antes de decírtelo.
—Alexa: ¡Voy a ser tía! Ayyy, y encima ahora hay tantas cosas lindas para bebés… Estoy emocionada.
—Yo: Los hijos de tus amigas son tus sobrinos, ¿no? Bueno, ahora tendrás uno o una de verdad. —río.
—Alexa: ¡Esto hay que celebrarlo!
—Yo: Agua para mí, ya sabes… —digo justo antes de sentir un mareo. Salgo corriendo al baño. Cuando regreso, Alexa me mira divertida.
—Alexa: Eso confirma que sí lo estás. Ja, ja, ja. Pero ahora hablando en serio… ¿estás segura de seguir yendo a la oficina? Podés pedir unos días.
—Yo: No quiero pedirle nada a Santiago. Lo sabes. Estoy bien.
—Alexa: Bueno… pero si llegas a sentirte mal otra vez, ya sabés qué hacer.
—Yo: Claro que sí.
Después del desayuno, me arreglo y nos vamos juntas a la oficina. Al llegar, nos dirigimos a nuestros puestos. El día transcurre con cierta normalidad hasta que, de pronto, me entra un antojo brutal: frutillas con Nutella.
—Yo: Alexa… ¿qué te parece si salimos un segundo? Me dio un antojo horrible de frutillas con Nutella.
—Alexa: ¡Aww qué lindura! Eso no es hambre, es un antojo. Vamos por eso —dice, riéndose.
Cruzamos a la cafetería de enfrente y conseguimos lo que quiero. Nos sentamos en una mesita cerca de la ventana y, mientras saboreo las frutillas, me siento increíblemente feliz. Por un momento, me olvido de los correos, los informes, y Santiago.
Ya de regreso, veo una montaña de trabajo esperándome. Lo miro, suspiro, y pienso:
"¿Así quieres jugar, Santiago? Bueno… veamos cuánto duras sin despedirme, señor bonito."
No puedo evitar reírme. En ese momento, me llega un correo de Alexa que dice:
> “¿De qué te ríes, nena?”
Le contesto y ella me lanza una mirada de desaprobación… pero sonríe. Y así, seguimos trabajando.