EL PRECIO DE LA DESESPERACIÓN

Caspian tuvo una semana larga, se la paso de malas, no dejaba de pensar en Esmeralda, su imagen se le había metido en la cabeza, no podía olvidarla y eso lo molestaba, lo hacía tener días largos, se la pasaba gritándole a los empleados de la empresa, hacia su espacio laborar un lugar tenso.

Quiso distraerse con mujeres, con bellezas que le daban lo que pedía, pero ni con ellas tuvo ánimos de estar, apenas las besaba pensaba en como serian los labios de Esmeralda, la deseaba con desesperación y eso le arruinaba el humor para estar con otras mujeres, terminaba en su departamento solo, tomando un vaso de wiski pensando en cómo sería tenerla.

Cada día de esa semana era peor para él y su secretario estaba nervioso, quería terminar rápido con lo que le pidió, diario presionaba a los investigadores, esperando ya tener la información.

Caspian no tenia ni padre, ni madre, solo tenia a su abuelo que fue quien lo crio desde los 8 años, no tenía una vida fácil y no le gustaba hablar de su familia, no respetaba a nadie, ni confiaba en nadie, ni un solo amigo tenia a su lado, por que era el hombre más desconfiado que había sobre la tierra, pero cuando se trataba de su abuelo agachaba la cabeza, era la única persona en la que confiaba, la que respetaba y a la que le hacía caso.

Era casi fin de semana y su abuelo llego a la empresa, él estaba en una importante junta, estaban escogiendo el mejor proyecto del concurso, pero ninguno le gustaba, decidió esperar un poco; su abuelo al llegar ordeno que no lo molestaran solo se fue a su oficina para esperarlo.

Su abuelo era un hombre que no se podía quedar quieto, se sentó en su silla atrás del despacho, abrió su computadora, conocía sus contraseñas, se puso a ver sobre los asuntos de la empresa, a revisar las papelas más importantes.

Reviso sus correos electrónicos, sus redes sociales, todo lo que pudo, pero no encontraba nada interesante, hasta que tomo su Tablet, al abrirla cual fue su sorpresa al ver la foto que tenia de Esmeralda; curioso empezó a revisar la galería y se encontró muchas mas fotos de ella, para él fue algo muy bueno, porque era una señal de que por fin su nieto tenia a alguien haciéndole ruido en la cabeza.

Estaba viendo la foto de la hermosa chica que al parecer a su nieto le gustaba, cuando la puerta se abrió y mira entrar a Caspian, apenas lo vio entrar le dijo. - ¿Quién es ella?

Caspian se puso nervioso, no esperaba que su abuelo llegara en ese momento, se acerca y se sienta enfrente, al mismo tiempo que dijo. – Abuelo, no te esperaba, ¿Por qué no me dijiste que vendrías? Te hubiera esperado en la casa, se que a ti no te gusta venir a la empresa.

El abuelo lo mira, le sonríe y le dice. – No te hagas el tonto y dime ¿quién es la chica?

Caspian respira profundamente sabía que no iba a dejar de insistir y no podía decirle quien era, mucho menos lo que trataba de hacer; se puso nervioso y termina diciéndole lo primero que se le vino a la cabeza. – Es mi prometida.

Una vez que dijo eso se arrepintió, solo iba a decir que era una de sus conquistas, pero su cabeza lo traición y termino diciéndole una palabra bastante peligrosa, pero esa palabra hizo feliz a su abuelo, grito de la alegría, rápido le exigió que le hablara, que quería verla, tenía que conocerla.

Caspian no encontraba la manera de salir de eso, pero en ese momento de desesperación recordó que ella era estudiante y rápido le dijo. – No va poder venir, abuelo ella es una mujer muy ocupada.

Esta estudiando dos carreras, una por la mañana y otra por la tarde noche, se la pasa casi todo el día en la universidad; yo trato de apoyarla, de comprenderla y de no molestarla entre semana, solo puedo verla los domingos, para que los sábados haga sus trabajos.

El abuelo no dejaba de sonreír, estaba feliz por que su nieto por fin estaba con una mujer y además lista, no como esas con las que siempre andaba perdiendo el tiempo; mira la foto y en ese momento le dice. – Me alegra saber que es una mujer inteligente y que además hace por superarse, estudiar dos carreras no es nada fácil.

Aunque sabes lo que más me sorprende es que tu mi querido nieto, estes siendo un caballero con ella, que la estes entendiendo y apoyando, eso me hace sentir orgulloso de ti.

Hoy venia dispuesta a conseguirte una esposa, tu sabes que soy un hombre viejo, ya no me quedan muchos años de vida y la verdad no puedo morir sin verte con una buena mujer a tu lado, pero ahora que se que ya tienes a alguien olvidare lo que pensaba hacer.

Quiero conocerla antes de volver a la hacienda, me quedare hasta el domingo, así que habla con ella, mándale un mensaje lo que tu quieras, pero la traes para que la conozca.

Una vez que dijo eso se levanto y solo se retiro a la casa que era de su familia, un lugar donde Caspian no iba mas que cuando su abuelo estaba e la ciudad, pero en el momento que se quedó solo empezó a sentir el problema en el que se acababa de meter.

Su abuelo no era una persona fácil de engañar, y lo que más odiaba eran las mentiras, algo que acababa de hacer; pensaba en lo que tenia que hacer, tal vez decirle que rompieron, que la encontró engañándolo, pero nada de lo que pensaba le parecía bien y mas que sabia que si su abuelo se enteraba de que todo era una mentira era capas de casarlo con la primera mujer que viera, algo que tampoco quería hacer.

Era viernes, solo faltaban dos días para el domingo y lo que era aun peor Esmeralda lo detestaba de tal manera que, aunque le pidiera que fingiera ser su prometida, seguro no lo hacía, hasta la creía capas de ir a buscar a su abuelo para hacerlo quedar mal.

Eran las 9 pm y él no se había ido de la oficina, sabia que su abuelo estaba esperando en casa, la pobre secretaria no se podía ir de la oficina porque él seguía ahí, estaba desesperada por irse y cuando se resignó a pasar la noche ahí, mira llegar al secretario particular, que al verla le dice que se vaya.

La secretaria rápido tomo sus cosas y salió de ahí, mientras que él entraba hablar con Caspian; le llevaba la investigación de la familia Rossi, algo que lo puso feliz, rápido tomo el documento y le lo corrió, quería leer esa información solo.

Se puso a leer detenidamente cada hoja, quería descubrir la debilidad de Esmeralda y solo de esa manera iba a salir de su problema; estuvo ahí hasta las 2 am, leyendo cada documento, cada párrafo detenidamente, hasta que termino.

Cerro la carpeta, sonríe con malicia y dijo. – Esta vez te tengo en mis manos, Esmeralda; veremos si el precio de la desesperación vale más que el de tu orgullo.