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El Aura De La Luna

El Aura De La Luna

Status: Terminada
Genre:Hombre lobo / Magia / Pareja destinada / Brujas / Mundo de fantasía / Espadas y magia / Completas
Popularitas:21.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Una Joven Amante

Ivonne Bellarose, una joven con el don —o maldición— de ver las auras, busca una vida tranquila tras la muerte de su madre. Se muda a un remoto pueblo en el bosque de Northumberland, donde comparte piso con Violeta, una bruja con un pasado doloroso.

Su intento de llevar una vida pacífica se desmorona al conocer a Jarlen Blade y Claus Northam, dos hombres lobo que despiertab su interes por la magia, alianzas rotas y oscuros secretos que su madre intentó proteger.

Mientras espíritus vengativos la acechan y un peligroso hechicero, Jerico Carrion, se acerca, Ivonne deberá enfrentar la verdad sobre su pasado y el poder que lleva dentro… antes de que la oscuridad lo consuma todo.

NovelToon tiene autorización de Una Joven Amante para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 3

Ivonne despertó de golpe, con el corazón martillando en su pecho y un escalofrío recorriéndole la espalda. La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas. Su respiración era errática, y un sudor frío le perlaba la frente. Durante unos segundos, no supo si seguía atrapada en la pesadilla o si realmente había despertado.

En su mente, las imágenes aún danzaban con una nitidez aterradora: había vuelto a ser una niña, atrapada en la casa donde creció. El sonido de unos pasos resonaban en el pasillo, pesados, amenazantes. Sabía lo que venía después. Sabía que la puerta se abriría de golpe, que él estaría allí, su silueta recortada por la luz del pasillo. El aire olía a alcohol y cigarro, y su voz retumbaba en su cabeza con la frialdad de un juicio inapelable.

—Eres una carga, Ivonne. Siempre lo has sido.

Los golpes llegaron como ecos distantes, como si su cuerpo en el sueño estuviera insensible, pero su alma los sintiera todos. Se enroscó sobre sí misma, como si eso pudiera protegerla.

Y entonces, de entre las sombras, escuchó algo nuevo. Una voz distinta, ronca, grave, cargada de desprecio.

—No eres mi hija.

El mundo se detuvo en su sueño. Sintiendo un frío que se filtraba hasta sus huesos, vio la figura de su padre inclinándose sobre ella, con una expresión que mezclaba odio y satisfacción.

—Tu madre era una cualquiera. Te tuvo con otro hombre, y me ataste a esta maldición.

El eco de esas palabras se repitió en su mente como una maldición. Ivonne sintió un escalofrío recorrer su espalda. ¿Acaso era cierto? ¿O era solo el delirio de su subconsciente torturado? Nunca había dudado de sus orígenes, nunca se había permitido siquiera cuestionar la identidad de su madre y el hombre que, hasta ahora, había creído su padre. Sin embargo, el sueño se sintió demasiado real, demasiado preciso. No era un sueño, era un recuerdo reprimido por ella misma.

La revelación explotó dentro de ella como una descarga eléctrica. Quiso gritar, pero el sonido se ahogó en su garganta.

Se sentó en la cama, abrazándose a sí misma mientras su mirada vagaba por la habitación tenuemente iluminada por la luz de la farola de la calle. No podía dejar que los recuerdos la dominaran. No otra vez. Miró el reloj en la mesita de noche: las 6:17 a.m. La sensación de opresión no desaparecía. Inspiró profundamente, intentando calmarse. La mente le gritaba que solo era una pesadilla, pero su corazón se negaba a aceptarlo tan fácilmente.

Entonces, el recuerdo de la noche anterior irrumpió con una fuerza inesperada. El bar, la energía densa en el aire, la sensación de ser observada... y aquellos dos hombres. La mirada intensa del primero le habían dejado una marca en su alma. A pesar del terror que la había invadido en el momento, ahora un sentimiento extraño la envolvía. ¿Seguridad? ¿Emoción? Se avergonzó de admitirlo, pero por un instante la idea de volver a encontrarse con él le pareció atractiva.

Pero ese pensamiento solo la hizo sentir aún más agobiada. Se obligó a sacudir la cabeza, intentando disipar aquellas ideas. No podía permitirse flaquear. Había trabajado demasiado en construir su independencia, en mantenerse alejada de todo lo que la atara al pasado. No podía permitirse ceder a la curiosidad o a la intriga.

Respiró hondo y se levantó de la cama. Necesitaba empezar su día, enfocarse en su rutina. Pero, aunque intentara ignorarlo, la inquietud persistía, como un eco silencioso que se aferraba a su pecho.

La rutina de la mañana en la biblioteca siempre le daba a Ivonne una sensación de estabilidad. Entre el olor del papel viejo y la monotonía de acomodar libros, encontraba una paz difícil de explicar.

O al menos, la encontraba hasta que Violeta decidió hablar.

—No has dicho nada sobre lo de anoche.

Ivonne, que estaba colocando un volumen en su lugar, se detuvo por un instante. Un recuerdo fugaz del dragón de escamas negras y ojos penetrantes cruzó su mente.

—No hay mucho que decir —respondió, tratando de restarle importancia al asunto.

—¿No? —Violeta dejó un libro sobre la mesa con un golpe sutil, su mirada fija en su amiga—. Ivonne, había un dragón en nuestra casa. ¡Un dragón! Y ni siquiera pareciste sorprendida.

Ivonne suspiró, una mezcla de emociones agolpándose en su interior. Sorpresa, sin duda, pero también una extraña sensación de familiaridad, como si algo en su interior reconociera a esa criatura majestuosa.

—He visto muchas cosas extrañas últimamente —admitió—. No sé qué esperabas que hiciera, ¿que gritara y corriera en círculos?

—No, pero tampoco que lo aceptaras con tanta tranquilidad —replicó Violeta, su tono cargado de curiosidad—. ¿Qué sentiste realmente al verlo?

Ivonne apretó los labios, luchando por ordenar sus pensamientos.

—Fue... diferente —confesó—. No sentí miedo, si es lo que te preocupa. Más bien... intriga. Era como si ya supiera que estaba allí, como si lo hubiera estado esperando desde siempre.

—¿Esperando? —Violeta arqueó una ceja, intrigada—. ¿Por qué?

Ivonne se encogió de hombros, sin saber cómo explicarlo. —No lo sé. Simplemente lo sentí. Además, tú eres una bruja, ¿no? Se supone que lo raro sería que no tuvieras un familiar. Aunque, un dragón... eso sí que no me lo esperaba.

—Es cierto —admitió Violeta con una sonrisa—. Pero Erasmos es especial. Y hablando de cosas especiales... —Su mirada se volvió más penetrante—. No es lo único que noté. Erasmos reaccionó a ti.

Ivonne la miró, desconcertada. - ¿Reaccionó cómo?

—Como si te reconociera —afirmó Violeta, sus ojos brillando con un brillo enigmático.

La conversación quedó suspendida por un momento cuando el sonido de la campanilla de la entrada anunció la llegada de alguien. Ivonne sintió un escalofrío recorrerle la espalda antes siquiera de levantar la vista.

Era una sensación familiar.

Y cuando giró la cabeza, lo vio.

Alto, de cabello oscuro y una postura serena.

Su presencia era imposible de ignorar.

—Buenos días —saludó él, su voz profunda pero tranquila.

Ivonne lo reconoció al instante. Había estado en el bar la noche anterior. Pero no dejó que se notara.

—¿En qué puedo ayudarlo? —preguntó con tono profesional.

—Busco un libro sobre mitología antigua.

Ella asintió, caminando hacia la sección correspondiente, sintiendo su mirada siguiéndola con una intensidad que le erizaba la piel. No era una mirada casual. Era analítica, como si intentara descifrar algo en ella.

—Aquí está. —Le extendió un ejemplar grueso de tapa dura.

Él lo tomó, pero no apartó los ojos de ella.

—Muchas gracias, señorita...

Ivonne dudó.

—Bellarose. Ivonne Bellarose.

Él sonrió apenas.

—Un nombre bonito. —Hizo una breve pausa antes de inclinar la cabeza levemente—. Mucho gusto. Me llamo Jarlen Blade.

Ivonne no respondió. Su instinto le decía que tuviera cuidado.

—¡Vaya, qué coincidencia! —interrumpió Violeta, apareciendo con una sonrisa pícara—. Justo estaba por decirle a Ivonne que debió preguntarte si crees en el destino.

Jarlen arqueó una ceja, su media sonrisa cargada de algo que Ivonne no lograba descifrar.

—El destino tiene formas curiosas de manifestarse.

Ella apretó los labios. No sabía si estaba jugando con ella, pero su aura seguía siendo abrumadora. Y lo más inquietante era que, pese a su cautela, no podía apartar la vista de él.

Cuando finalmente se fue, Violeta se cruzó de brazos y la miró con obvio interés.

—Bueno... eso fue interesante.

Ivonne resopló.

—No es nada.

—¿Nada? Ivonne, su energía era electrizante. Y no soy la única que lo notó. Erasmos también se inquietó cuando entró.—Señaló con cautela una pequeña figura que se ocultaba en la parte superior de los altos estantes de la biblioteca.

—¿El siempre ha estado ahí?

—Si, suelo llevarlo siempre conmigo a excepción de algunos lugares, —dijo Violeta de manera despreocupada —El siempre está oculto en... Espera, no me cambies el tema.

Ivonne bajó la mirada.

—Su aura es diferente. Intensa, pero no oscura. No como las auras malignas que he visto antes, pero tampoco es normal. Como si perteneciera a algo... más grande.

Violeta frunció el ceño, pensativa.

—Ten cuidado, Ivonne. Algo me dice que ese hombre no vino solo por un libro.

Ivonne tragó saliva. En el fondo, ya lo sabía.

...----------------...

Erasmos.

Besitos en el Miocardio.

1
Karla Chacon
Estoy muy confundida🤯
Seguiré leyendo
Una Joven Amante
Lo tomaré en cuenta para las próximas novelas
Gregory Hdezz
me gusta la novela solo que la protagonista es demasiado miedosa un poco nas de valor y confianza en ella estaria bien
Marina Simón
/Ok/
Alicia Josefina Ortiz Correa
excelente
Imelda Rejon
me gustó mucho esta novela, así como la luna de invierno pues en ellas reflejas diversas emociones que nos contagias y nos llevas a vivirlas. Gracias por haber compartido con nosotras y espero seguir leyéndote. Bendiciones 🙏😘
Imelda Rejon
que bueno que despertó y aún en pesadilla venció al ser obscuro y aunque vuelva otra vez ella podrá fortalecer su poder
Imelda Rejon
uffff este capítulo estuvo estresante, me mantuvo en vilo, saben que no ha terminado la amenaza pero tendrán un respiro y así poder prepararse para lo que vendrá
Imelda Rejon
Dios ojalá y puedan salvarse, que pueda Ivonne invocar a Rosa y Theo para que la ayuden
Imelda Rejon
ojalá y que sea así y logren escapar antes de que ese malvado ser de cuenta del embarazo
Imelda Rejon
que consecuencias tendrá el trato que hizo Ivonne
Imelda Rejon
pobre Ivonne es horrible haber cedido a la presión de ese mago maldito quien es traicionero, ojalá y encuentren pronto como salir de ahí
Imelda Rejon
que la convierta en espíritu para que pueda salir y avisar donde se encuentran y así ella se redima
Imelda Rejon
así es, que pretende hacer Elizabeth, aunque su mirada refleje arrepentimiento ojalá y sea verdad y las ayude.
Imelda Rejon
entonces Elizabeth se alio con Jericó para expulsarlos y quedara desprotegida y está detrás de los ataques, ojalá la expongan shia y la otra
Imelda Rejon
la manada va a utilizar eso para ponerse mas en contra de ivonn6
Imelda Rejon
los del consejo quisieron atemorizar e Ivonne azuzados por Elizabeth que aunque estaba aterrada no se los demostró y les calló la boca
Imelda Rejon
ya empezaron los problemas por el poder de ser la luna de manada y Elizabeth no se va a quedar de brazos cruzados
Imelda Rejon
que será lo que quiere el mensajero de Terra, de que pacto habla para que Ivonne potencialice sus poderes?
Imelda Rejon
que bueno que Violet pudo romper hechizo y salvar a Ivonne, ojalá y despierte su poder y pueda luchar en contra su padre
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