El Aura De La Luna
El viento soplaba suave entre los árboles del bosque Northumberland, llevando consigo el susurro de conjuros olvidados. Dentro de una cabaña en ruinas, oculta en el corazón de la espesura, un joven inclinaba la cabeza sobre un libro de páginas ennegrecidas, leyéndolo con fervor. La vela que lo iluminaba parpadeaba como si temiera la sombra que acechaba detrás de él.
Jerico Carrion, hijo de una familia de magos humildes, deslizó los dedos temblorosos sobre la tinta oscura y viscosa que formaba los antiguos símbolos en el pergamino. La bruja que le había entregado aquel tomo le prometió poder, riqueza y una vida sin sufrimiento. No había cuestionado el precio.
—La grandeza solo llega a aquellos que se atreven a tomarla. —Eran las palabras que sus padres le habían inculcado desde pequeño, las que se repetía a sí mismo, una y otra vez.
El conjuro final estaba ante él. Un rito de invocación que lo elevaría más allá de cualquier otro mago. La tinta parecía moverse, las palabras retorcerse como si el libro respirara. Sus labios se separaron, pronunciando el hechizo con un fervor desesperado. La ambición lo dominaba.
Entonces, el aire en la cabaña se tensó. Un crujido se extendió por las paredes como el lamento de la madera al romperse. Una vibración oscura recorrió el suelo. Luego, el mundo estalló.
La energía oscura devoró la cabaña en un parpadeo. El polvo de las paredes y el mobiliario se dispersó en el aire como cenizas de un incendio eterno. Cuando el humo se disipó, Jerico yacía de rodillas, con la piel marcada por las quemaduras del conjuro. Sostenía el libro entre sus manos temblorosas. Sus páginas ennegrecidas exhalaban un hedor rancio, como si la magia impresa en ellas hubiera podrido el tiempo mismo.
No quedaba nada.
Las cenizas cubrían el suelo donde alguna vez estuvo su hogar. Su madre, su padre... reducidos a sombras que el viento arrastró sin piedad. La explosión los había devorado en un parpadeo.
El silencio fue lo peor.
Jerico se arrastró por el suelo, sus manos hurgando entre las cenizas con una esperanza que se desmoronaba con cada puñado de polvo. La garganta se le cerró. El pecho le dolía. Un grito se formó en su interior, pero no encontró salida. Se quedó allí, de rodillas, con los dedos enterrados en los restos de su propia familia.
Había confiado en la bruja del bosque, en su promesa de poder. "Este libro hará de ti el mago más grande que haya existido", le había susurrado con su sonrisa envenenada. No le dijo que, al abrirlo, la magia oscura se derramaría como veneno, devorándolo todo.
Se aferró a la cubierta del tomo con los nudillos blancos. No tenía a quién llorar. No tenía a dónde ir. Solo quedaba la ira y la culpa, envueltas en un fuego ardiendo en su interior.
—No... —murmuró, su voz rota—. No puede terminar así...
Entonces, la oscuridad respondió.
Las sombras en los rincones de las ruinas comenzaron a retorcerse, como si despertaran de un sueño profundo. El aire se volvió denso, impregnado de un hedor a carne quemada. Un escalofrío recorrió su columna cuando el entorno pareció distorsionarse. Y entonces lo vio.
Un cuervo, más grande de lo natural, emergió de la penumbra. Sus plumas eran tan negras que parecían absorber la luz del mundo. Sus ojos, dos pozos infinitos, lo observaron con un deleite malsano.
—Jerico Carrion.
La voz no provenía del ave, sino del aire, del suelo, de las ruinas de su hogar.
Jerico sintió un nudo formarse en su garganta, pero no apartó la mirada. Algo dentro de él —algo roto, algo desesperado— lo sostuvo firme.
—Pides poder.
No era una pregunta.
El recuerdo de su madre tocándole el cabello, de su padre enseñándole conjuros básicos, de las risas junto al fuego... todo reducido a cenizas. Todo arrebatado en un solo instante, por culpa de su debilidad.
—Sí —susurró, su voz impregnada de veneno—. Quiero poder.
El cuervo inclinó la cabeza, su sombra alargándose hasta tocarlo.
—Entonces toma lo que deseas... y paga el precio.
La sombra se aferró a su piel como un manto de tinta viva. Algo dentro de él se desgarró, como si su propia alma se fragmentara. El dolor fue insoportable, una tormenta de fuego negro devorando su carne. Vio destellos de recuerdos que no eran suyos, visiones de guerras, de sacrificios, de magia tan antigua que su mente apenas podía comprenderla.
Cuando el dolor cesó, el cuervo estaba posado sobre su hombro, sus garras hundidas en su piel. Sus ojos brillaban con la promesa de caos.
Jerico se levantó entre las cenizas de su antigua vida. Su rostro ya no mostraba lágrimas. Su corazón ya no conocía el amor.
Solo quedaba el vacío... y el poder.
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Updated 46 Episodes
Comments
Ashley Alcántara
Qué fuerte e interesante estuvo, espero que no me decepcione está novela, se ve que tiene mucho potencial 🤗
2025-03-20
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Abel Torres
👀✨
2025-03-20
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