A sus 24 años, Anaís creía tener la vida resuelta, hasta que todo le fue arrebatado de un golpe. Un trágico accidente la lleva a una segunda oportunidad, pero en el cuerpo de alguien más: una chica de 17 años que tiene todo un pasado oscuro del que escapar. Con recuerdos vívidos de su vida pasada, Anaís busca vengarse de quienes la traicionaron, pero se encuentra atrapada en una nueva familia, nuevos amigos, y un joven inesperado que despierta emociones en ella. Entre risas, desafíos y lecciones, deberá aprender que a veces la redención puede ser más poderosa que la venganza.
¿Podrá encontrar la paz en un cuerpo joven, mientras decide si destruir o reconstruir su futuro?
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Capítulo 4: Tejiendo el Engaño
Anaís, en el cuerpo de Sofía, caminó por el jardín de la casa donde ahora vivía. El lugar era hermoso, lleno de flores y una gran fuente en el centro, pero para ella, se sentía como una prisión. Cada rincón de la casa le recordaba que estaba atrapada en una vida que no era la suya, y que, aunque su mente gritaba venganza, debía empezar jugando el papel de Sofía.
La madre de Sofía la observaba desde la ventana del salón, su mirada cargada de preocupación. Anaís sintió el peso de esa mirada y supo que tendría que ser cuidadosa. No podía permitirse errores; cualquier indicio de que algo estaba mal con su "amnesia" podría destruir su oportunidad de vengarse.
Decidió que era hora de aprender más sobre Sofía, conocer su vida y su entorno. Volvió al interior de la casa y subió a la habitación de la joven. Cerró la puerta detrás de ella y se quedó unos segundos en silencio, observando el espacio. Era extraño pensar que esta habitación, con posters de bandas que no reconocía y libros que nunca había leído, ahora le pertenecía.
Anaís caminó hacia el escritorio y encendió la computadora de Sofía. Comenzó a buscar pistas: conversaciones, fotos, redes sociales, cualquier cosa que le ayudara a encajar en esta nueva vida. Al abrir el correo electrónico de Sofía, un mensaje destacado llamó su atención. El remitente era alguien llamado "S."
"¿Sofía, estás bien? No he recibido noticias tuyas. Sabes que cuentas conmigo. Llámame cuando puedas. Necesitamos hablar sobre lo que pasó."
Anaís frunció el ceño. ¿Qué podría haber pasado antes de su accidente? ¿Y quién era "S"? Intentó buscar más correos de esa persona, pero todo estaba demasiado encriptado, como si Sofía hubiera estado ocultando algo importante.
"Interesante...", murmuró Anaís para sí misma. Parecía que Sofía también tenía secretos, y Anaís estaba decidida a descubrirlos.
La puerta de la habitación se abrió de golpe, y la madre de Sofía entró sin previo aviso. "Cariño, ¿todo bien?" La voz de la mujer tenía una mezcla de preocupación y dulzura.
Anaís rápidamente cerró la computadora, volviéndose hacia su "madre" con una sonrisa forzada. "Sí, solo estaba revisando algunas cosas. Tratando de recordar."
La madre la miró con ojos esperanzados. "Eso es bueno. Tal vez poco a poco recuperes todo."
Anaís asintió, aunque en su interior sabía que nunca volvería a ser Sofía. "Sí, tal vez."
Después de que su madre salió, Anaís decidió que no podía confiar en nadie todavía. Tendría que fingir ser la hija perfecta, la chica que todos esperaban que fuera, hasta que obtuviera la información que necesitaba.
Justo cuando estaba por salir de la habitación, su teléfono vibró con un mensaje. Era de "S".
"Sofía, ¿por qué no respondes? Necesito verte. Esto es serio."
Anaís sonrió para sí misma. Quizás este "S" era justo lo que necesitaba para comenzar a desenterrar los misterios de su nueva vida. Sin embargo, no se apresuraría. Jugaría sus cartas con cautela. Podía ser una nueva Sofía, pero con la astucia y el carácter de Anaís. Y en ese juego, estaba decidida a no perder.
Decidió que lo primero que haría sería acudir al encuentro de "S". Pero esta vez, Sofía tendría el control.