León es un reconocido diseñador de modas, famoso por su elegancia y su estilo impecable, un hombre dandi que vive rodeado de lujo y sofisticación. Su reputación como un hombre delicado y perfeccionista lo ha llevado a ser considerado gay .
Todo cambia cuando Sophia, una joven asistente recién llegada, entra en su vida , que cautiva a León de una manera que jamás había experimentado. Aunque ella parece un "bombón " su encanto va más allá de lo físico, y su aura de frescura e ingenuidad pone a León al borde de la desesperación.
A medida que trabajan juntos, la tensión entre ambos crece, una mezcla de deseo reprimido y una conexión que desafía las expectativas de ambos.
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Capítulo 10: Refugio entre las Sombras
León condujo en silencio, con los faros iluminando el camino hacia su casa fuera de la ciudad. Sophia miraba por la ventana, sin saber qué decir. Había demasiadas emociones atoradas en su pecho, pero ninguna parecía capaz de salir.
Finalmente, llegaron a una imponente propiedad rodeada de jardines perfectamente cuidados. La casa era una obra de arte arquitectónica: moderna, elegante, y con un toque clásico que la hacía atemporal. Cada detalle hablaba de su dueño, desde las columnas hasta las luces cálidas que se encendieron automáticamente al entrar.
—Bienvenida —dijo León con una ligera sonrisa mientras abría la puerta principal.
Los gatos fueron los primeros en entrar, caminando con aire de realeza. Emperatriz lideraba el grupo, seguida por George y Thalos, como si estuvieran acostumbrados a este recorrido. Sophia los observó mientras ronroneaban y se sobaban contra sus piernas, como si quisieran tranquilizarla.
—Creo que les caes mejor que a mí —comentó León, quitándose el saco con elegancia y sacudiéndolo antes de colgarlo en un perchero de diseño minimalista.
Sophia esbozó una sonrisa tímida, sintiendo por primera vez en horas una chispa de calma.
—Estarás bien aquí —continuó él, ajustándose las mangas de su camisa impecablemente blanca antes de dirigirse a la cocina abierta. Sirvió un vaso de agua y se lo ofreció a Sophia.
Ella lo tomó con manos temblorosas, sintiendo el peso de su mirada mientras él se apoyaba en la encimera, esperando que hablara.
—¿Cómo terminaste en esa situación? —preguntó León finalmente, con una mezcla de curiosidad y preocupación en su tono.
Sophia bajó la mirada al vaso, observando las ondas en el agua mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas.
—No lo sé —susurró, su voz apenas audible—. Al principio todo era bonito. Él era amable, atento... pero luego... todo cambió .
León no dijo nada, permitiéndole continuar.
—Se volvió tan... controlador, tan cruel. Yo... tenía miedo de dejarlo.
—¿Por qué? —preguntó León, con una suavidad que la sorprendió.
Sophia tragó saliva, sintiendo las lágrimas arder en sus ojos.
—Porque no tenía a nadie más en la ciudad. Estaba sola, y él lo sabía. Me hacía sentir que no podría sobrevivir sin él.
León frunció el ceño, sus ojos brillando con una intensidad que no había mostrado antes.
—Querida, eso no es amor. Eso es manipulación.
Sophia asintió lentamente, dejando que sus palabras se hundieran en su mente.
—Lo sé... pero a veces era más fácil quedarme que enfrentar todo lo que implicaba irme.
León suspiró, pasándose una mano por el cabello perfectamente peinado.
—Ahora estás aquí, y no tienes que volver a preocuparte por eso.
Sophia levantó la mirada, encontrándose con la suya. Había algo en sus ojos que le transmitía seguridad, como si realmente pudiera confiar en él.
—Gracias, León. No sé cómo podré pagarte todo esto.
Él sonrió, un gesto pequeño pero genuino.
—No tienes que pagarme nada. Ahora, sube las escaleras. La primera habitación a la derecha es para ti. Tómate el tiempo que necesites.
Sophia asintió, acariciando a Emperatriz una última vez antes de subir. Mientras se alejaba, León miró a sus gatos, que lo observaban como si entendieran lo que estaba pasando.
—Será mejor que la cuidemos entre todos, ¿no creen? —murmuró, acariciando a George antes de dirigirse al estudio.
Esa noche, mientras Sophia se acomodaba en la cama más cómoda que había sentido en años, supo que por primera vez en mucho tiempo, estaba a salvo.