Cuatro Estaciones Para Nuestro Amor

Al salir de la sala, Carlos ordenó que tuvieran listo su auto en el estacionamiento, después guío a Sara hasta el elevador ante la vista atónita e incrédula del personal, quienes llevaban tiempo trabajando ahí, jamás habían visto a su jefe salir con ninguna mujer, mucho menos por su elevador privado.

La bajada transcurrió tranquila, al abrirse las puertas del elevador Sara miro fascinada un automóvil deportivo, el capote estaba oculto dejando ver sus vestiduras de piel brillante.

_ Es suyo este auto? ¿Pregunto sorprendida

_ Si, te gusta?

_ Es hermoso, en ese momento volteo a verlo y pregunto _ Cuál es su puesto aquí ¡Debe ser muy bueno para tener este auto sin olvidar el otro, en el que me llevo a casa y con chofer!

Carlos no deseaba confesarle que simplemente es el dueño de la compañía, pero pensó que ya de por sí había muchos hilos ocultos en sus pretensiones con ella, así que no quiso mentir y le respondió:

_ Bueno, yo soy... El director general de la empresa.

Sara volteó atónita a verlo _ Es usted el dueño de toda la compañía _ pregunto casi sin aliento.

_ No precisamente, es decir, si, pero está empresa no es solo mía, es el patrimonio de mi familia y de las familias de los inversionistas y socios que tenemos.

_ Señor Douglas, creo que no es buena idea salir a cenar con usted, disculpe.

En ese momento Sara dio media vuelta buscando una salida, su mente se llenó de vergüenza, no quiso que Carlos le viera la cara porque se daría cuenta de su inferioridad; sin embargo, él no le permitió huir de su lado, la sujeto del brazo y le dijo:

_ Por qué no quieres ya cenar conmigo? ¿Hice algo mal? ¿Que sucede?

_ Señor Douglas, yo supe desde el principio que usted es muy superior a mi, sabía que no estoy a su nivel, pero creía que también era un empleado, y resultó ser el dueño de esta empresa, por más que yo me supere, jamás estaré a su altura, prefiero evitar malos entendidos y acatar el lugar que me corresponde. Le suplico que me deje ir.

_ No! Primero tienes que entender que nadie es superior a nadie, en la entrevista demostraste ser una mujer preparada, capaz de sostener una conversación interesante, mostraste valores y ganas de superarte, eso me ha gustado mucho, tienes mejor razonamiento que cualquier persona con o sin dinero que yo conozca, así que no tienes por qué sentir que eres inferior o que no mereces algunas cosas. En segundo lugar, a mi no me interesa tu estrato social, quiero que me permitas conocerte y que me conozcas sin pensar en nada más, por favor Sara, no me niegues la oportunidad de hacerlo, mira, si después de esta noche, no quieres volver a verme, lo aceptaré sin poner ninguna objeción. Soltó el delicado brazo de Sara y agachó la cabeza sintiendo que no podía hacer más para retenerla.

_ Sus palabras son muy dulces y convincentes, espero no decepcionarlo señor Douglas.

En ese momento Carlos levantó la cara y con una sonrisa agradeció la oportunidad que Sara le dio.

_ Vamos, verás que bien corre este auto.

_ No soy muy fanática de la velocidad, pero veremos. Fue una respuesta auténtica, si el había mostrado su verdadero interés en conocerla, ella quiso ser lo más auténtica posible con el.