Está es la historia de como se enamoraron, Sir Gabriel, General del ejército real del Reino Rubi, y la Princesa Artemis, Princesa heredera del Reino Greenwich y Generala del ejército de su Reino.
Como superan las diferencias entre las clases sociales a las cuales pertenecen y lograr vivir su amor intensamente.
Está es una historia paralela y que se desprende de mi novela previa "La Prometida con Magia de Fuego", y comienza al firmar el tratado de paz entre el Reino Rubí y el Reino Greenwich.
Los invito a leer está emocionante historia.
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Capitulo IV. ¿Qué haremos?
Ve y habla con ella. Tal vez es la última vez que lo puedas hacer. - le sugirió Carlos, dandole dos palmadas en el hombro a su amigo.
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Gabriel asintió y siguió a Artemis, que ya estaba caminando hacia un pequeño bosque cercano, luego de dar las órdenes correspondientes. Luego de ese bosque, solo había llanuras y sábanas, y un pueblo antes de llegar a la capital y al palacio.
Al adentrarse entre los árboles y volverse más espesa la vegetación, Gabriel se detuvo y busco a su amada. Y de repente sintió que lo jalaron y lo acorralaron contra un árbol con fuerza. Él se sorprendió y vio a Artemis que prácticamente se lanzó sobre él y Gabriel pudo, a tiempo, sostenerla, mientras ella lo abrazaba y besaba, enredando sus piernas alrededor de la cintura de él.
Gabriel no le quedó más que reaccionar y corresponder con la misma pasión y brusquedad. Dándose la vuelta para dejarla a ella contra el árbol.
- ¿Qué vas a hacer ahora? - le susurro al oído, mientras la besaba en el cuello y la colocaba en el suelo. Ella se puso de pie sosteniendose del tronco del árbol.
- Aún no lo sé. - respondió en un jadeó sintiendo como él la apretaba contra su cuerpo y sacaba la camisa que llevaba puesta, de la cintura de los ceñidos pantalones para meter sus manos debajo de la prenda y acariciar su busto con las manos. Mientras seguía besando su cuello.
- Debemos tener un plan. No voy a dejar que otro hombre te tenga. - le dijo Gabriel en voz baja mientras se deshacía de los pantalones de ella.
Ella se giro e hizo lo propio con los pantalones ajenos y volviendo a subirse en él, y él sosteniendola de sus nalg*s, entonces entró en ella con desespero. Ambos gimieron y se movieron en sincronía. Tal vez sería la última vez que podrían estar juntos de esa forma, pensaban ambos, mientras disfrutaban de su pasión.
- Soy tuya. Sola tuya. - jadeó Artemis sintiendo como Gabriel la llevaba de nuevo a las estrellas.
Gabriel sintió como Artemis lo hacía llegar a su momento cumbre de forma violenta.
Ambos se quedaron repentinamente quietos. Respirando agitadamente. Se besaron nuevamente.
Él la dejó en el suelo. Y comenzaron a acomodar sus ropas. A Gabriel nunca le había pasado eso con ninguna mujer. Y él no era promisc*o, pero tampoco un santo.
Las sensaciones explosivas que sentía con Artemis nunca las había sentido con nadie.
Cuando terminaron de arreglarse se sentaron al pie del árbol, y se abrazaron con ternura.
- No quiero que me separen de ti, mi general. - confesó Artemis por primera vez ante Gabriel.
Gabriel la miró y besó su frente abrazándola de nuevo.
- No nos separaran. Estaremos juntos. Solo debemos idear un plan para que estemos juntos, mi pequeña soldado. - le dijo sonriendo.
- No me gusta que me digas así. - le dijo ella haciendo un puchero.
Él rio.
- ¿Y como quieres que te diga? - pregunto Gabriel.
- No lo sé. Ya se me ocurrirá algo. - le dijo Artemis con una sonrisa pícara.
Ahora debían pensar que hacer para que no los separarán, y no casarán a la Princesa Artemis con el Archiduque Ríos.
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Artemis ya había llegado al palacio de su padre junto al capitán y una parte de su escuadrón, ya que el resto la estaba en la frontera con los invitados. Y aunque por fuera parecía que podía enfrentarse a cualquiera y ganar, por dentro estaba temblando debido a que su padre logrará doblegarla, someterla y entregarla al Archiduque.
Sobre todo se puso nerviosa cuando vio un carruaje con los escudos del archiducado afuera del palacio. Pregunto al mayordomo y efectivamente el Archiduque estaba con el Rey, tratando una situación según el mayordomo.
"¿Esa situación seré yo? " pensó Artemis nerviosa.
Siguió caminando detrás del mayordomo. Los guardias apostados en la puerta del salón del trono, abrieron las puertas. Y entonces anunciaron la llegada de la Princesa,
- Está aquí, la Princesa heredera y general del ejército real, su Alteza la primera Princesa Artemis de Greenwich. -
Y camino Artemis cruzando el salón hasta llegar frente al trono de su padre.
Haciendo una reverencia,
- Saludos al sol del Reino, su majestad el Rey Cillian. - dijo la princesa, para luego incorporarse - ¿Como estás padre? - pregunto Artemis mirando a su padre de forma altanera y orgullosa.
Su padre la miro de forma fría, y con una sonrisa burlona, le dijo,
- Hola, hija. ¿Por qué vino esa gente contigo? - pregunto el Rey levantándose del trono y bajando hasta que llegar a su lado, refiriendose a la comisión del Reino Rubí.
- En el tratado de paz y colaboración que firmamos, ellos ofrecieron a ayudarnos a estabilizar nuestra economía para beneficio de la plebe y de la corona. Así que esa es la representación que nos asesorará para mejorar la situación interna del Reino. - explicó Artemis a su padre y a los nobles y ministros allí presentes.
- mmm el Rey asintió pero sin estar muy de acuerdo que se involucren en la situación de su reino - me informaron que eres muy cercana al general del ejército enemigo - hablo su padre serio, mientras la observaba.
- Ellos no son el enemigo, quieren ayudarnos padre - al hablar se dió cuenta que cometió un error y trato de enmendarlo - además no fraternizo, ni soy cercana a ninguno de ellos. Solo es necesario que me mantenga comunicada con el General del ejército del Reino Rubí - explico ella tratando de no mencionar el nombre de Gabriel y dándose cuenta que había un espía en sus filas.
Sabía que aunque ellos habían intentado mantener en secreto de su relación, tuvo que haber un infiltrado que al llegar al reino, le informo sobre la cercania de ambos.
- mmm bueno, hija. Espero que eso sea cierto. - la miró como advertencia - Ven te presento a tu futuro esposo. - le dijo tomando su brazo y acercandose a dónde estaba el Archiduque, que se levantaba de su asiento en la corte y se acercaba a ellos.
Haciendo una reverencia y tomando la mano de la princesa, hizo el intento de besar el dorso de la mano, pero Artemis le quitó la mano,
- Bienvenida, su Alteza. - dijo el Archiduque con una sonrisa maliciosa.
La princesa no podía creer que su padre quisiera casarla con este hombre mucho mayor que él, gordo, y la miraba con lujuria de una manera que le daba asco. Aparte que tenía varias Concubinas, todas menores que ella. Ya que según los chismes el viejo le gustaba arrebatarle su pureza a mujeres jóvenes. También decían que el había matado a su esposa porque no podía darle hijos, y porque ya era una vieja a sus ojos. Todos sabían que la duquesa era una mujer joven de 26 años, así que no entendían porque se decía eso.
- El honor es todo suyo - respondió sin ocultar su repulsión hacia el hombre.
- Debemos realizar la fiesta de compromiso cuánto antes. Y aprovechamos que la comisión del Reino Rubí está aquí para invitarlos y así fortalecer nuestro tratado de cooperación. - dijo el Rey con una sonrisa burlona.
Artemis se quedó mirando a su padre, incrédula.
- Creo que deberíamos discutir eso primero padre. - solicitó al Rey.
- Ya eso está hablado y conversado con él Archiduque. - dijo riendo - y te recuerdo que tú estuviste de acuerdo en que al regresar te casarías. - la miró con severidad su padre.
Es cierto, pensó Artemis. Ella le había dicho eso. Pero su intención era tener tiempo de buscar una solución para salir de ese compromiso, y sino por lo menos perder su virginidad con quién ella eligiera. Lo segundo lo había logrado.
Ella miro a su padre.
- Entonces, comenzaré con los preparativos para la fiesta. - dijo ella tratando de buscar más tiempo.
- Tranquila, hija. La fiesta está preparada. En dos días se anunciará tu compromiso con el Archiduque Ríos. - le dijo su padre con ironía. Sabiendo lo que ella quería hacer. - Felicidades Archiduque, pronto pasará a se parte de la familia real. Y al ser esposo de mi hija cuando ella ascienda y sea coronada Reina, usted será coronado Rey también. - le explicó el Rey Cillian, felicitándolo.
- Rey consorte - corrigió Artemis con chocancia.
Su padre la miró a modo de advertencia, y entonces ella dijo,
- Me retiro. Su majestad, Excelencia. - y salió rápido del salón del trono.
Artemis camino por los pasillos y luego a sus aposentos donde su doncella, Karina, ya la esperaba.
- ¿Alteza, que sucedió con el Rey? - le preguntó nerviosa a Artemis.
- Sabe que paso algo con Gabriel. Tiene un infiltrado en mi ejército. Soy cuidadosa con mi gente y aún así tengo un infiltrado en mis filas. - dijo ella con un suspiro mientras se dejaba caer en la cama.
- ¿Alteza, pero sabe algo más? - dijo su doncella.
- No. Pero mi compromiso con el Archiduque Ríos se anuncia en dos días. -:dijo exasperada. - tengo que buscar una solución ya. No me pienso casar con ese hombre. Si tengo que renunciar a todo e irme con Gabriel al Reino Rubí, lo haré. Pero no me voy con ese hombre. - dijo obstinada. Siendo la comandante de su ejército no se dejaría someter ni por su padre ni por nadie. Menos por ese Archiduque repugnante.
Decidió buscar a los nobles y ministros que la apoyaban, y a Sir Gabriel para que la ayudarán a planear una solución no solo para ella, sino para llevar prosperidad al reino.
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En medio de la noche, la Princesa Artemis se reunió con los ministros y nobles que apoyaban su sucesión, y también cito a Sir Gabriel para que los ayudará en el plan.
Debían realizar el ataque el día del compromiso, ya que estarían distraídos. La idea era destronar al Rey, y que ella adumiera al trono con el apoyo de los nobles presentes y su ejército que le era leal. Aunque ahora no estaba tan segura de esto último. De lo que si estaba segura, es que no dejaría a su gente a merced de su padre el Rey y del Archiduque Ríos. Entre ambos podrían exprimir a la población y dejarla en la pobreza más extrema, solo para su propio beneficio.
Así que ella explico el plan que tenía para el día del compromiso, y los nobles a su alrededor estuvieron de acuerdo. Iniciarían un ataque, y destronarían al Rey llevándolo a los calabozos junto a los nobles y ministros corruptos de la corte. Ese día todos estarían juntos en el palacio felicitando al Archiduque porque sería coronado "Rey". Posterior a eso los enjuiciarian y ejecutarían.
Sir Gabriel los observó. Y luego miró a la Princesa.
- Está de acuerdo, General? - preguntó Artemis sería, ya que Gabriel no había hablado para nada.
- La verdad, no, su Alteza. Su plan esta muy bien trazado, pero traerá muchas muertes y tragedias antes de que usted pueda tomar el trono, y logré reinar. Inclusive aún si mete a los calobozos a los colaboradores del Rey, sigue habiendo otros nobles que lo apoyarán, sin importar que, porque es el legítimo Rey, e intentarán sacarlo y volver a colocarlo como Rey. - explicó Sir Gabriel, serio, mirándola. todos a su alrededor quedaron de acuerdo.
"Es cierto"
"Será un baño de sangre de ambos lados"
- Entonces, ¿que propone? - le preguntó Artemis un poco ansiosa pero tratando de disimular. Ella no encontraba otra forma de hacerlo, pero sabía que Gabriel si debía tener una salida más pacífica, y no la dejaría sola.
- Propongo algo más pacífico, envenenar al Rey. Al morir el Rey, se investiga a los nobles y ministros de la corte por sospecha de corrupción y se realiza una limpieza. Claro esto sería luego que usted tomará el trono como debe ser, en una ceremonia abierta para todos, inclusive la plebe. - explica Gabriel - Ustedes deben tener infiltrados gente entre la servidumbre del palacio. Entonces, hablen con uno de confianza y háganlo. Luego la Princesa ordenará una investigación, y las pruebas se encontrarán en manos del Archiduque. A quien desgraciadamente, sus cómplices secuestraran y asesinaran, ya que no quiso compensarles por el trabajo realizado. Allí aprovecharemos de dejar al descubierto a los nobles traidores y a los infiltrados de ellos en el palacio, y el ejército, Alteza. Y así limpiará su reino de todo rastro de corrupción que haya. - terminó de explicar Gabriel.
Todos quedaron sorprendidos. Nunca se les hubiera ocurrido eso. Era un plan sencillo y dónde habría casi cero bajas. Pero necesitaban tiempo y no lo tenían. Todo debía ser hecho en dos días.
- Sugiero que hablen con su infiltrado en el palacio para que comience a dar el veneno al Rey. Y mientras tanto planifique como dejar evidencias del veneno en casa del Archiduque. Tengan a mano las pruebas resultado de su investigación, dónde se confirman la traición de ellos hacia el reino, porque lo más probable es que la necesiten. - concluyó Gabriel. - Me retiró. Alteza. Excelencias. - se despidió Gabriel retirándose del lugar sigilosamente y regresando al palacio de invitados igual que como salió. Sin que nadie se diera cuenta.
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