"Ser una cobarde en el amor, ¿te puede costar tu propio corazón? Freya seguirá huyendo de sí misma."
Tendrá que decidir entre el amor o la pasión
Descubre lo que sucederá 🤓
Esta historia es solo amor entre chicas
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Capítulo 22:Entre la Propuesta y el Caos
Esa noche, mientras descansaba en los brazos de Charlotte, mi mente no dejaba de dar vueltas en torno a su absurda propuesta: estar con Min-ju y con ella a la vez. Por más que intenté dormir, la idea no me dejaba en paz. No podía imaginar cómo alguien como Charlotte, posesiva y orgullosa, podía estar considerando algo tan retorcido.
A la semana siguiente, Charlotte seguía actuando como si nada. Estaba relajada, animada, como siempre.
—¿Te encuentras bien? Tienes cara de panda —comentó con esa mezcla de curiosidad y burla que la caracterizaba.
—No pude dormir bien, pero no importa. ¿Qué quieres desayunar? —respondí, evadiendo el tema que me atormentaba desde días atrás.
Preparé un desayuno ligero. Era fin de semana, y después de entrenar, planeaba ir al cine. Aunque extrañaba la compañía de Charlotte, su propuesta seguía rondando mi cabeza.
La cartelera ofrecía una película de terror, mi género favorito. Charlotte, por otro lado, odiaba las películas de miedo; se asustaba con facilidad, lo cual siempre me resultaba divertido. Sin embargo, aquel día estaba dispuesta a acompañarme, algo que me alegró. Después de un largo entrenamiento, mientras descansábamos, mi teléfono sonó. Estaba al lado de Charlotte, quien, sin pedirme permiso, contestó.
—¿Quién es? —pregunté con curiosidad.
—Es Min-ju. Quiere confirmar su cita contigo hoy.
Casi se me para el corazón. En el caos de la semana, había olvidado que Min-ju y yo habíamos quedado en salir. Traté de disimular.
—¿Qué cita? No sé de qué hablas.
Charlotte me miró con un puchero.
—No te hagas la tonta. Ya invité a Min-ju al cine con nosotras.
Mi boca se abrió de golpe. ¿Charlotte invitando a Min-ju? Su propuesta de relación abierta iba más en serio de lo que pensaba.
Esa noche, nos reunimos a las 8 p. m. en el cine. Min-ju ya estaba esperando dentro. Al verme, corrió a tomarme del brazo izquierdo, mientras Charlotte se aferraba al derecho. Ambas se lanzaron miradas de desagrado, pero no dijeron nada.
—Me alegra verte, Freya —dijo Min-ju, con su eterna sonrisa.
—Yo igual... —respondí, cortando rápidamente mi frase al notar la expresión de Charlotte.
Entramos a la sala. Como era de esperarse, me sentaron entre ellas, ambas tomando uno de mis brazos y recostándose en mis hombros. Sentía que todo mi cuerpo sudaba de los nervios; estar atrapada entre estas dos era agotador.
La película comenzó con un ambiente inquietante. Charlotte cruzaba los brazos, claramente molesta, mientras Min-ju aprovechaba cada susto para abrazarse a mí.
—¿De verdad tienes que pegarte tanto? —gruñó Charlotte cuando Min-ju me agarró el brazo con fuerza después de un fuerte sonido en la pantalla.
—Si tienes un problema, puedes irte, Charlotte. Nadie te obliga a quedarte —respondió Min-ju, mirándola con una sonrisa inocente que no era más que un desafío encubierto.
—¿Y dejarte aquí sola? Por favor, no me hagas reír —replicó Charlotte, rodando los ojos.
Yo traté de calmarlas.
—Chicas, ¿podemos concentrarnos en la película?
Charlotte suspiró con exasperación mientras Min-ju se encogía de hombros. Sin embargo, la tregua no duró mucho. En la siguiente escena de terror, Min-ju se aferró a mí, escondiendo su rostro en mi pecho.
—¡Qué exagerada! —bufó Charlotte, dándome un codazo suave.
—No todos somos de piedra como tú, Charlotte —murmuró Min-ju sin levantar la vista.
—¿Perdón? —Charlotte se inclinó hacia ella, sus ojos brillando de irritación.
—Dije que eres como una roca. Fría, dura y aburrida.
—¿Aburrida? —Charlotte apretó los dientes, y pude sentir cómo se tensaba a mi lado.
—¡Basta! —exclamé, levantando las manos. Ambas se callaron, aunque seguían fulminándose con la mirada.
El resto de la película transcurrió en una tensa calma. A pesar de que ambas seguían peleando de forma pasiva, como cuando se disputaban quién me daba palomitas en la boca o quién tomaba mi mano primero, intenté ignorarlas para disfrutar algo de la película.
En una de las escenas más tensas, donde un grito inesperado llenó la sala, Min-ju dio un brinco y soltó un pequeño chillido antes de agarrarse aún más fuerte a mi brazo.
—¡Freya, abrázame! —dijo, temblando.
Charlotte, visiblemente irritada, soltó una carcajada burlona.
—Si no puedes soportar una película, ¿por qué vienes?
—Porque me invitaron, Charlotte. Y al menos yo no me quedo con los brazos cruzados como un robot sin emociones.
—Es mejor ser robot que un conejito asustado.
—Chicas, por favor... —susurré, sintiendo que mi paciencia se agotaba.
Min-ju no respondió directamente, pero sus ojos brillaban de desafío mientras se aferraba a mí aún más fuerte. Charlotte, por otro lado, parecía dispuesta a iniciar una guerra, pero el final de la película la interrumpió.
Cuando las luces se encendieron, aproveché para levantarme rápidamente, intentando escapar de la incomodidad de estar entre ellas. Pero, como si estuvieran sincronizadas, ambas me alcanzaron antes de que pudiera salir de la sala.
—Vamos a cenar algo —dijo Charlotte con tono firme, como si no fuera una petición.
—Sí, Freya. ¡Estoy hambrienta! —añadió Min-ju, sujetando mi sudadera.
Suspiré, resignada. No tenía escapatoria. Una vez más, estaba atrapada entre estas dos fuerzas opuestas.
Sin otra opción, terminamos en un restaurante. Intenté cenar rápido para volver a mi apartamento, pero entonces, algo inesperado ocurrió.
—Tenemos que hablar —dijeron ambas, sincronizadas.
—Adelante, las escucho —respondí, tratando de sonar serena.
Charlotte tomó la palabra.
—Hablé con Min-ju sobre nuestra relación abierta.
Escupí el agua que estaba bebiendo.
—¿Qué? ¿Ustedes hablaron?
Charlotte asintió con calma, como si no fuera gran cosa.
—Min-ju aceptó ser tu amante.
Un fuerte "¡¿Qué?!" salió de mi boca, llamando la atención de las mesas cercanas.
—¿Amante? —pregunté, ahora en un tono más bajo.
—Sí. Dado que ya sales conmigo, Min-ju será tu amante —afirmó Charlotte, seria.
—No puedo creerlo...
—Acepto porque me gustas mucho, Freya —intervino Min-ju, con una mirada seria que rara vez veía en ella—. Disfruto hablar contigo, estar contigo, y si esta es la forma de tenerte, está bien.
La situación era tan surrealista que solo pude escuchar.
—Yo seré tu novia oficial —continuó Charlotte—, pero sé que te atrae Min-ju.
—¿Esto lo hablaron y llegaron a un acuerdo? —pregunté, incrédula.
—Sí —respondieron ambas al unísono.
Suspiré profundamente.
—Esto es una locura. No lo aceptaré. ¿Un amante? ¿Yo? ¡Soy descarada, pero no tanto!
Charlotte no se dejó intimidar.
—Sé honesta contigo misma, Freya. Min-ju te atrae físicamente.
Era un hecho innegable, pero no pensaba admitirlo fácilmente.
—Me gusta mucho estar contigo, Freya —dijo Min-ju, mirándome fijamente—. Hablar contigo es lo mejor de mi día.
Respiré hondo, tratando de mantener la compostura.
—Si aceptara... ¿cuáles serían las reglas? —pregunté, más por curiosidad que por otra cosa.
—Será solo algo físico. No pueden enamorarse —respondió Charlotte con firmeza.
No pude evitar reír.
—¿Yo? ¿Enamorarme? No soy tan tonta.
—¿Tienes miedo de que te enamores de mí? —dijo Min-ju, desafiante.
Esa pregunta tocó un nervio. No podía permitir que alguien me desafiara de esa manera.
—Acepto el trato.
Las palabras salieron de mi boca antes de pensarlo demasiado. Charlotte y Min-ju intercambiaron miradas satisfechas, como si hubieran ganado una batalla.
Mientras terminábamos de cenar, me pregunté si realmente había tomado la mejor decisión. Algo en mi interior me decía que aquello traería más problemas de los que podía manejar.