BUSCANDO LA VERDAD TRAS MI MUERTE

Keira había pasado ocho años viviendo en esta casa y aprendió de malas maneras la forma en la que vivían estas personas hipócritas, sabía muy bien la forma de pensar de cada uno de ellos, y no pararía hasta destruirlos a cada uno, hasta que pagaran todo el daño que le habían causado en su vida anterior, aún estaba grabado en su mente a fuego las palabras de Camy, cuando estaba tirada en un charco de sangre en el frío piso del salón de la recepción de su boda lo que le susurro.

—Estúpida perra, solo hizo todo lo que yo le pedí, nunca fue realmente tu confidente, él está dispuesto a casarse conmigo, me ama demasiado—

Como pudo ser tan tonta y confiar en Dylan, y contarle todo lo que planeaba y hacer, por eso siempre le sucedían cosas inesperadas, porque Camy, estaba informada de antemano de lo que iba a hacer.

—Señorita Keira, estamos en casa, ya puede entrar y conocer a su familia— comento el abogado.

—Muy bien, veamos quienes son esos que se hacen llamar mi familia— Keira estaba tan furiosa que sus ojos destellaban fuego, el azul parecía dos bloques de hielo frío en sus bellos ojos tupidos por unas pestañas rizadas y largas, su cabello rubio estaba ahora mismo algo opaco, por no estar debidamente cuidado, pero eso no desmerecía el largo que tenía hasta debajo de sus  nalgas, sus cejas de un café claro, en forma de una espada perfecta que mostraban la fuerza de su mirada, eran hermosas, su rostro mostraba una boca delicada de labios carnosos y nariz recta, tenía un cuerpo fibroso, que a pesar de ser delgado mostraba fuerza, la que tenía, por el ejercicio de golpear a cuanto gamberro se había topado en los arrabales en los que había vivido sola desde que había fallecido la mujer que la adopto, cuando ella solo tenía 1 año , esa amable mujer la saco de aquel infernal orfanato.

Si no hubiera sido por esa mujer quien sabe que hubiera sido de ella durante los primeros años de su vida, en el orfanato le dijeron a su madre adoptiva que la habían encontrado tirada en un lugar donde había una zanja a las afueras de un burdel, apenas recién nacida, mojada y casi muerta por el frío, unas prostitutas se apiadaron de ella y la llevaron al orfanato, también por eso, cuando tuvo la suficiente fuerza defendió a una que otra mujer de la vida alegre, pensando que fue salvada por una de ellas.

—Señor Luke, esta es la señorita Keira Perry, su hija biológica, la hemos traído como nos ha ordenado— Comunico el abogado de forma muy profesional a Luke Cox, quien se encontraba  el salón leyendo el periódico, sin ningún interés en las personas que habían entrado en el lugar.

— A esta es la chica de los barrios bajos, que es la que llaman mi hija— dijo con gran desprecio la señora Grace Cox.

El abogado no sabía a donde mirar, al escuchar esas palabras tan groseras departe de la mujer que estaba sentada como si lo que estaba pasando fuera algo que no le concerniera a ella, que era en realidad la madre biológica de la chica que estaba parada en la entrada del salón de descanso de la mansión.

— Menos mal que no es fea, lo peor que nos podía pasar es que hubiera vivido como una cualquiera en los arrabales y fuera fea — dijo Luke Cox —Mira Camy, a partir de ahora ella será tu nueva hermana menor, trátala como tal, muy bien—

Keira estaba que no sabía si reír o llorar a partes iguales, nada estaba cambiando en esta comedia de mala muerte, todo se estaba repitiendo de la  A  la Z, solo faltaba que entrara un perro y los mojara con su pis, para que fuera un pequeño cambio en el  guion.

—Soy Camy, espero que nos llevemos bien desde ahora, pues contar conmigo en todo lo que quieras— Keira nunca había soportado esa voz chillona e hipócrita, unida a su mirada de niña bobalicona que creía que podía hacer caer a todos en sus redes de femme fatale, le daba un asco que sentía que el estómago le daba retortijones.

—En ese caso, ya que cumplí con mi cometido, me retiro— El pobre abogado, no veía la hora de irse, este acto de bienvenida de verdad era horrible de presenciar, nunca había visto a una familia tan desagradable.

Keira estaba alucinando con la poca práctica que tenía el abogado para soportar a estos, que poco podía soportar, pero si mal no recordaba él, siguen comentario de su ‘adorada madre’ será que le mostrara su habitación, verá la gran sorpresa que le tiene guardada.

—Bueno, ya que estás aquí, entonces supongo que tengo que mostrarte donde vas a quedarte, así que vamos a mostrarte tú…—

Keira no dejo que terminara la frase Grace —Que bien, espero que me den el cuarto más grande, ya que soy tu hija, y se han molestado tanto en buscarme, para traerme a esta casa tan enorme, ¡no creo que me vayan a llevar al cuarto más húmedo y viejo de la casa y ponerme como sirvienta!—

Grace y Camy se miraban una a la otra sin saber que responder, ellas ya habían preparado unos de los cuartos más viejos y apartados de la mansión para ponerla ahí, y de hecho habían planeado que fuera la sirvienta de la casa, esperaban que no hiciera ningún escándalo al llegar, ya que debería estar agradecida de que la recogieran de los basureros donde vivía.

—Claro, vamos al piso de arriba para que escojas tu habitación —dijo Luke, ya que él pensaba en otras cosas más profundas que solo en una habitación.

—Pero Luke, ya habíamos preparado una habitación en la planta baja para ella— Respondió rápidamente Grace.

—Esta vieja arpía, no cambio nada, aún quiere ponerme en con los sirvientes en el lugar más viejo y apestoso de toda la casa— Pensó para sus adentro Keira.

—Para eso me trajiste, para tratarme, más bajo que un criado, porque sé que ellos son los que viven en las mansiones en la planta baja, y te lo veo en la cara, seguro que me piensas enviar a un cuartucho de mala muerte, mejor me hubieras dejado donde estaba, ahí ya tenía mi vida— Respondió Keira con toda dignidad y voz fuerte.

—Nada de eso, eres mi hija biológica perdida, así que debes vivir como tal, vamos a que veas tu habitación— Le dijo en voz conciliadora Luke Cox a Keira.

Mientras subían la gran escalinata, Camy y Grace estaban de muy mal humor, pero Keira estaba pensando en darles una muy buena dosis de mal humor a todos en ese momento.

Giraron a la izquierda de la escalinata, donde Keira sabia que se encontraba el cuarto de Camy, el cual era el más grande, y comenzó a abrir las puertas de varias habitaciones antes de llegar a la de ella.

—”Muy bien, ya he visto algunos y no me gustan, solo me queda por vez este”— Estaba a punto de abrir la puerta de la habitación de Camy cuando Camy se giró con ojos mu abiertos para ver a su madre, para que evitara que Keira entrara.

—”Espera Keira, esas es la habitación de Camy”— dijo apresuradamente Grace

Pero eso no detuvo a Keira, la abrió y vio, como estaba decora bellamente con rosa pálido, una cama de cuatro postes en rosa y oro y tul, además de bellos cuadros, un sofá estilo luis XV tapizado con brocado a juego con la habitación, un tocador en color rosa y oro, además de un vestidor y un baño completo con bañera de patas de león. En su vida pasada nunca se le permitió poner un pie dentro de esta habitación en sus ocho años que vivió en esa casa.

—Me gusta esta habitación, quiero esta”— sin rastro de duda alguno proclamo como suya la habitación Keira.

No podía creer Camy, como de la nada una total desconocida estaba echándola de su propia habitación, la que había sido mandado hacer especialmente para ella, de hecho cuando la construyeron tuvieron que tomar dos habitaciones para hacerla, para que quedara en la esquina de la casa y fuera la que tuviera las mejores vistas de todos los jardines, esta arrabalera, solo venía a quitarle todo lo que era de ella, esto era insoportable, si la dejaba que fuera así, dentro de poco trataría de echarla de la familia Cox.

—”Hermanita, esta habitación ha sido mía durante tanto tiempo que no creo que pueda acostumbrarme a dormir en otra, no puedes quedarte con la de a lado, yo misma te ayudaré a cambiar de color y decorarla”—  Con voz dulce y sonrisa encantadora Cam le suplico a Keira.

—”No, yo quiero esta, además dijiste abajo que harías cualquier cosa por mí, así que hazlo ahora mismo y cámbiate a cualquier habitación de esta enorme casa”— Diciendo esto Keira y dio un fuerte portazo y cerro la puerta en las narices de las tres personas.