En el bullicio del siglo XXI, Ana, una joven de 25 años, se siente como un extraño en su propia época. Con una fascinación por las épocas antiguas, especialmente los períodos históricos de esplendor y elegancia, Ana se sumerge en sus fantasías de ser una mujer de otra era.
Lo que ella no se espera, es que su deseo se hará realidad después de un accidente.
Tendrá que enfrentar desafíos y papeles en los cuales todavía no estaba preparada, lo lograra.
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Capitulo 4
La vida de Ana en la granja con sus padres adoptivos había sido como un sueño, una realidad que parecía ajena y distante. Desde que despertó en ese mundo antiguo, había sentido como si estuviera flotando en un estado de ensoñación, incapaz de comprender completamente su lugar en ese mundo.
Aunque había aprendido a adaptarse a la vida en la granja y había encontrado consuelo en el amor y la dedicación de sus padres adoptivos, todavía se aferraba a la esperanza de que algún día despertaría y descubriría que todo había sido solo un sueño. Era difícil para ella aceptar que este mundo, con sus calles empedradas y sus castillos, era su nueva realidad.
Pero todo cambió el día que sus padres decidieron llevarla al pueblo cercano por primera vez. Era una salida rutinaria para ellos, una oportunidad para vender los productos del campo y comprar algunas cosas que necesitaban para el hogar. Sin embargo, para Ana, era una experiencia completamente nueva, una oportunidad para explorar un mundo que hasta ahora solo había sido un misterio para ella.
El viaje al pueblo fue una revelación para Ana. Por primera vez, pudo ver el mundo exterior más allá de los confines de la granja. Las calles estaban llenas de vida y actividad, con personas que iban y venían en todas direcciones. El bullicio del mercado llenaba el aire, mezclándose con los aromas tentadores de comida y especias.
Para Ana, el pueblo era como un mundo completamente nuevo que se abría ante ella. Se maravillaba ante la variedad de personas y productos que veía a su alrededor, asombrada por la diversidad y la riqueza de la vida que existía más allá de los campos de su hogar. Por primera vez, comenzó a darse cuenta de que este mundo antiguo era más que un sueño; era su nueva realidad, llena de posibilidades y descubrimientos.
A medida que recorrían el mercado, Ana observaba con fascinación mientras sus padres interactuaban con los vendedores y hacían sus compras. Aunque todavía se sentía un poco abrumada por la multitud y el bullicio del lugar, se sentía emocionada por la oportunidad de explorar este nuevo mundo que se abría ante ella.
Pero lo que realmente la sacó de su ensueño fue cuando sus padres la llevaron a una tienda de telas para comprar material para hacer nuevas prendas. Mientras observaba los rollos de tela desplegados frente a ella, Ana sintió una oleada de emoción y asombro. Nunca había visto tantos colores y texturas diferentes en su vida, y se preguntaba cómo era posible que existiera tanta belleza en el mundo.
Fue en ese momento que Ana se dio cuenta de que este mundo antiguo era real, y que ella era parte de él. Ya no podía negar la verdad de su existencia; estaba aquí, en este momento, viviendo una vida que era muy diferente de todo lo que había conocido antes. Aunque todavía le costaba entender completamente cómo había llegado aquí, sabía que tenía que aceptar su nueva realidad y seguir adelante con valentía.
El regreso a la granja después de su visita al pueblo fue un momento de reflexión para Ana. Mientras contemplaba el paisaje familiar que se extendía ante ella, se dio cuenta de que había encontrado un hogar en este mundo antiguo, un lugar donde pertenecía y donde podía hacer una vida para sí misma. Aunque todavía había muchas preguntas sin respuesta y desafíos por delante, Ana estaba lista para enfrentar lo que viniera con coraje y determinación.
A medida que el sol se ponía en el horizonte y el día llegaba a su fin, Ana se acurrucó en la cama, sintiendo una sensación de paz y serenidad que no había experimentado en mucho tiempo. Sabía que su viaje apenas comenzaba, pero también sabía que no importaba qué desafíos enfrentara en el camino, siempre tendría el amor y el apoyo de sus padres adoptivos para guiarla.
Y así, mientras Ana cerraba los ojos y se sumía en un sueño reparador, sabía que este mundo antiguo, con todas sus maravillas y misterios, era su nuevo hogar. Y aunque todavía podía sentir el cosquilleo de la incredulidad en su corazón, sabía que había encontrado su lugar en el mundo y que estaba lista para enfrentar lo que viniera con coraje y determinación.
