Ayuna Sekar, una chica huérfana, sincera y trabajadora, es traicionada por su propio prometido, el hombre al que mantuvo y ayudó a terminar la universidad. En el día que debía ser el más feliz de su vida, es humillada y despreciada hasta sufrir un ataque al corazón.
Pero el destino le concede una segunda oportunidad: vuelve tres días antes de ese fatídico día. Esta vez, Ayuna cambia su destino. Cancela la boda y, en un acto de valentía, se casa con un apuesto guardia de seguridad llamado Arjuna.
Sin saberlo, Arjuna en realidad es un multimillonario disfrazado. Su matrimonio, sencillo pero lleno de amor, risas y sorpresas, demostrará que el verdadero amor no necesita riquezas... solo un corazón leal.
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Capítulo 21
Esa mañana, el ambiente en la casa se sentía diferente. Ayuna estaba sentada en el sofá acariciando su abultado vientre. Su embarazo entraba en el noveno mes y, desde la noche anterior, había sentido contracciones leves que iban y venían. Arjuna, que acababa de terminar de preparar el desayuno, se acercó de inmediato al ver a su esposa hacer una pequeña mueca.
"Cariño, ¿te duele de nuevo?", preguntó Arjuna preocupado mientras tomaba la mano de Ayuna.
"Creo que sí... pero aún son esporádicas", respondió Ayuna con una sonrisa débil.
Ibu Amalia, que estaba alimentando a su primera nieta, Sekar, que estaba mimosa,
Madre miró con preocupación. "Si ya empiezas a sentirlo, es mejor que te prepares. A veces, lo que es esporádico de repente se vuelve rápido".
Como si escuchara esas palabras, el vientre de Ayuna se tensó de nuevo. Su respiración se aceleró y esta vez el dolor fue más fuerte. Arjuna entró en pánico ligeramente. "Está bien, vámonos ahora. No quiero correr riesgos".
De camino al hospital, Arjuna siguió tomando la mano de Ayuna, tratando de calmar a su esposa. Sekar estaba sentada en el regazo de Ibu Amalia, con curiosidad. "Mamá, ¿el hermanito quiere conocer a la hermana mayor, papá?", preguntó inocentemente.
Ayuna todavía pudo reírse entre el dolor. "Sí, cariño... el hermanito quiere salir del vientre de mamá".
Al llegar al hospital, la partera examinó a Ayuna y dijo que la dilatación había entrado en la fase activa. Arjuna firmó de inmediato toda la administración, mientras que Ibu Amalia la acompañó a la sala de partos. Raka fue dejado brevemente en la sala de espera de niños.
Las horas pasaron. Ayuna luchó con cada respiración, el sudor le empapaba la frente. Arjuna permaneció a su lado, susurrándole palabras de aliento.
"Un poco más, cariño... pronto conoceremos al bebé", dijo mientras besaba la frente de Ayuna.
Finalmente, el llanto de un bebé resonó en la habitación. Un pequeño bebé varón, con cabello negro y espeso y piel rojiza, fue colocado en el pecho de Ayuna. Lágrimas de felicidad brotaron de inmediato en sus mejillas.
"Felicidades, señora. El bebé está sano, 3,2 kilogramos", dijo la partera con una amplia sonrisa.
Arjuna miró a su esposa e hijo con los ojos llorosos. "Gracias, cariño... eres increíble".
Ibu Amalia tampoco pudo contener las lágrimas y besó la frente de su hija. "Ahora nuestra familia está completa... Sekar tiene un hermano y tenemos otro pequeño ángel".
Poco después, Sekar fue llevada y vio a su hermano por primera vez. Su rostro se iluminó. "¿Puedo tocarlo, papá?"
Arjuna asintió mientras guiaba la mano de Sekar para que tocara los dedos de su hermano. "Despacio, cariño... el hermanito todavía es pequeño".
"Hola, hermanito, soy tu hermana mayor Sekar, sé grande rápido para que puedas jugar con muñecas conmigo", dijo Sekar con brillo en los ojos.
Ese día, la sala de partos se llenó de calidez. No hubo drama, no hubo tristeza. Solo risas, lágrimas de felicidad y oraciones pronunciadas por el futuro del pequeño bebé que acababa de nacer.
Por la tarde, después de que todos los exámenes terminaron y Ayuna fue trasladada a la sala de recuperación, el ambiente en la habitación se sentía como una pequeña fiesta. Globos de felicitación, arreglos florales y obsequios de familiares y amigos llenaban las esquinas de la habitación.
Sekar estaba sentada en una pequeña silla cerca de la cama, mirando fijamente a su hermano que dormía en una suave manta. "¿Cómo se llama, papá?", preguntó llena de curiosidad.
Arjuna miró a Ayuna y luego sonrió. "Acordamos que se llamará Nauval Arumadani. Significa luz hermosa, portador de felicidad".
Sekar asintió lentamente y luego le susurró a su hermano: "Hola Nauval... cuando seas grande, jugaremos con coches y muñecas".
Ibu Amalia se sentó junto a la cama y acarició el brazo de Ayuna. "Tienes que descansar, Yun. Deja que Arjuna y mamá se encarguen de todo esta noche".
Ayuna sonrió débilmente. "Gracias, mamá... tengo suerte de tenerlos".
Esa noche, Arjuna no regresó a casa. Eligió dormir en el pequeño sofá de la habitación de recuperación, levantándose ocasionalmente para asegurarse de que Nauval estuviera durmiendo profundamente. En medio del cansancio, logró fotografiar el momento en que Sekar se quedó dormida abrazando una muñeca, mientras que Nayara dormía en su cuna. A la foto le dio el título en su galería privada: "Dos luces en mi vida".
A la mañana siguiente, cuando el sol apenas salía, Ayuna se despertó y vio a Arjuna sentado en una silla cerca de la ventana, sosteniendo a Nauval en sus brazos mientras tarareaba suavemente. Esa imagen le calentó el corazón.
"Mas...", llamó Ayuna suavemente.
Arjuna se giró. "¿Hmm?"
"Gracias por ser un hogar para mí y para los niños".
Arjuna sonrió y luego miró a Nauval que comenzaba a abrir los ojos. "Esta casa es hermosa por sus habitantes, Yun. Tú, Sekar y Nauval... ustedes son mi razón para vivir plenamente".
Afuera, la luz del sol entraba por la ventana, envolviéndolos en una cálida luz. Ese día supieron que sus vidas serían más concurridas, más cansadas, pero también más llenas de amor.
Continuará
