Liam es un omega de una família simple y sin prejuicios por el dinero,ha vivido su vida en lejos de la ciudad en compañía de sus padres,sin embargo,por sus estudios tuvo que ir a la ciudad,para la mala suerte de Liam,sus padres que lo criaron con amor han fallecido en un accidente y al verse acorralado por las cantidades monetarias adeudadas entre el estudio,gastos hospitalarios y su estadía en la ciudad busca una oportunidad de empleo en el periódico donde resalta el echo de que buscan un vientre de alquiler,aceptando a esto despues de consultarlo con la almohada Liam se presenta a un conglomerado de una famosa familia de un estatus alto,una vez dentro sus ojos se encuentran con unos ojos colo avellanas que le hizo tensarse,conocía esa mirada,¿dónde los había visto?,esos ojos,imperdibles,eran de Dariel!,su amigo de infancia quien por su parte no lo reconocía.
¿qué pasará ahora?,¿Dariel lo reconocería?
y la pregunta más importante
¿por qué esta buscando un vientre de alquiler?
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4. ¿qué es ese olor?
Los días en la mansión Markovy pasaron tan lentamente para Liam que estaba a punto de volverse completamente loco, el ver a Dariel no sabía que le provocaba pues solía notar como lo miraba por sobre su hombro y sus comentarios despectivos le atacaban, dio gracias a Dios cuando había pasado una semana y durante los días siguientes Dariel estuvo en un viaje de negocios, Liam se sentía algo débil desde el inicio de semana y no era para menos pues los supresores que solía usar estaban prohibidos y debido a eso era casi incapaz controlar sus feromonas las cuales eran tenues aunque se impregnaban en cualquier lugar de la mansión, para cuando llegó el fin de semana Liam estaba con algo de temperatura y su cuerpo entró en celo tan repentinamente que no hubo tiempo de avisar al médico y menos a Dariel.
Liam estaba sobre la amplia cama, su cuerpo estaba sudoroso, su piel ardía y su respiración era totalmente desordenada, su cuerpo necesitaba de algo que no tardó en encontrar, un aroma a madera y miel atacó su cuerpo y se levantó tembloroso para caminar mientras su mirada era borrosa, sus pies se deslizaron uno tras otro hasta que su mano tocó la perilla fría y la giro, el aroma lo hizo tambalearse más en el momento en que la puerta fue abierta, encendió la luz tenue y sus piernas temblaron mientras sé acerba al lugar donde estaban impregnadas esas feromonas dominantes que solo hacían avivar el calor y descontrolar la forma en que el aroma a dulce de leche que emanaba su cuerpo, se deslizó sobre la cama enorme y se acurrucó en ella.
Para la fortuna de Liam la mansión estaba desolada por dentro aunque por fuera estaba rodeada de guardias que rondaban el lugar, lo que mientras aun tenía algo de cordura le alivio, la cama era grande y el calor insoportable por lo que empezó a desvestirse torpemente, en el momento en que quitó su ropa inferior pudo sentir cuán mojado estaba y eso lo calentó mil veces más, cada centímetro de su piel estaba sensible a cualquier toque, bajo su mano pues estaba a nada de volverse loco y optó por aliviarse a sí mismo, tomó en su delgada mano y masturbo suavemente haciendo una leve presión en su glande que hizo que sus pezones se pusieran erectos, jadeo sin césar hasta que su cuerpo se liberó en su mano, pero lejos de estar satisfecho refunfuño e hizo un pequeño puchero.
Ah~. . . Hace falta algo -musito suavemente con su voz agitada y su garganta seca.
Girando su cuerpo sobre el colchón y elevando las caderas paso su brazo por detrás de su espalda y froto sus dedos sobre la humedad que había entre sus glúteos, deslizó sus dedos dentro y jadeo mientras se complacía, sin embargo, después que su cuerpo se liberase nuevamente recobro un poco de sentido para abrazar una almohada mientras aún respiraba agitado hasta que escuchó una voz que lo sacó del trance y le puso los pelos de punta.
¿Terminaste, eso es todo? - pregunto Dariel quien estaba parado y apoyando su hombro en el marco de la puerta.
Dariel quien había llegado de su viaje de negocios bajó de su auto, cansado y con un terrible dolor de cabeza, abrió la puerta y el aroma que llenaba la mansión chocó contra sus fosas nasales.
¿Qué es este olor? - se preguntó a sí mismo en un susurro y al sentir la intensidad prohibió la entrada de quien fuera sus acompañantes dentro de la casa, dio pasos dentro y cerró la puerta.
Se decidió a saber de donde provenía ese olor tan exquisito, ese tenue aroma a dulce de leche, Dariel detestaba las feromonas dulces pues odiaba los recuerdos, sin embargo, ese aroma que lo rodeaba era el más delicioso que había sentido, subió las escaleras y miró la puerta abierta de la habitación del omega la cual estaba vacía, pero el sonido de jadeos y quejidos hizo dar media vuelta y caminar a su habitación, la puerta estaba abierta y tan pronto posó su vista dentro se quedó estupefacto, un cuerpo más pequeño estaba en su cama, el aroma era más fuerte por lo que tuvo que aguantar las ganas de hacerlo suyo, la piel del chico era blanca y estaba aperlada por el sudor y rosada por el mismo, Dariel solo se apoyó a disfrutar mientras en su entrepierna un bulto creció, su mirada no se apartaba de las acciones del omega y al ver que se detuvo sonrió ladino e hizo la pregunta para ver como el omega le daba la cara la cual estaba roja hasta el cuello y trataba de cubrirse desesperadamente.
¿Qué?, ya no hay nada que no vi ya -menciono dando pasos dentro de la habitación.
Esto...es s-solo...es mi celo, yo solo llegué aquí -trato de explicar Liam mientras evitaba a toda costa el contacto visual con los ojos avellana que le miraban con tal fuerza que lo hacia temblar
Liam estaba avergonzado y demasiado nervioso para controlar la manera en que soltaba su aroma frente al alfa, de un momento a otro una mano grande y fuerte tomó sus mejillas con brusquedad haciendo que elevara su rostro para sentir como sus labios eran casi devorados y eso le calentó la sangre dejándose hacer y correspondiendo hasta que sintió unos dientes morder su labio y escuchar una voz más grave contra los mismos.
Será mejor que controles ese aroma tuyo. - habló contra sus labios.
Y es que no estaba a punto de doblegarse por ese aroma, se separó soltando con brusquedad las mejillas ajena y se sentó en la cama para sacar su teléfono y llamar al médico, antes de poder decir una palabra al escuchar la voz del médico vio hacia abajo y como lo que había bajo su ropa era liberado por las delgadas manos del omega de quien sus ojos tenían pequeñas manchas púrpuras pues el celo había empeorado con ese beso, sentir las manos ajenas en su hombría lo hizo fruncir el entrecejo.
Mierda. -dijo al sentir las manos moverse e ignorando al médico que el mismo había llamado
¿Señor? ¿Señor Markovy? ¿me escucha? -pregunto el doctor y pronto la llamada fue finalizada dejándolo confundido.
