En "Prisionera del Sultán", seguimos la vida de Aziza Rai'f, obligada a casarse con Akram Hassan como su segunda esposa. De esta unión nace nuestra protagonista, quien junto a su madre escapa hacia Occidente, donde es criada lejos de las tradiciones de Jaddara. Sin embargo, su destino cambia cuando Akram reclama a su hija de regreso, desatando una lucha de poderes entre el heredero de Burhan Sharif Bakhur y Akram por el control de la desafiante princesa.
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El día...
Faltaban tres días para la boda y Akram aún se encontraba de viaje, ella aún no lo había conocido lo cual la tenía aterrada.
Aziza decidió enviar a Bahiya a llevar un mensaje a unos de los sirvientes de Akram.
Una hora después la respuesta de Akram se hizo presente, envío una cesta de flores y mando a decirle que se verían el día de la boda.
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Finalmente el día llegó. Después de comer, Aziza durmio una pequeña siesta y, cuando se despertó, se organizó en torno a ella un revuelo de actividad increíble. Volvieron a lavarle el pelo hasta que el agua salió completamente limpia, la sumergieron en un baño de esencias florales y le masajearon el cuerpo entero con aceites maravillosos.
Mientras la peinaban, le hicieron la manicura y le hicieron en los pies y en las manos dibujos de henna que simbolizaban felicidad y salud. Zhafira se retiró unos minutos, para terminar, llego una maquilladora enviada por Dalia que se hizo cargo de su rostro.
Una vez maquillada, se quedó quieta mientras le sujetaban a la frente un elaborado tocado.
Las mujeres le ayudaron a ponerse un fabuloso vestido de pedrería en tonos cobrizos.
Después llegó el momento de verse en un espejo grande para contemplar ese esplendor exótico en que se había convertido ataviada con esas opulentas galas reales.
—Estás impresionante -le dijo Zhafira sinceramente mientras las demás mujeres allí reunidas hacían comentarios igual de positivos y aplaudían encantadas.
— Es el momento de los regalos, comento una de las mujeres. Aziza observó encantada cómo de la primera caja sacaban una corona de oro y su cuñada se la colocaba con gran ceremonia. Este es regalo directo de mi padre. Perteneció a la madre de Akram su primera mujer, de la que él estaba profundamente enamorado murio cuando Akram tenia diez años. También le regalaron un collar de esmeraldas con pulsera y pendientes a juego. -Éste es el regalo de mi hermano -le aclaró Zhafira. Lo han diseñado especialmente para ti. Te has quedado impactada... no te pongas nerviosa, verás que Akram quedara complacido eres muy hermosa y estará loco por ti -le dijo su cuñada malinterpretando su malestar.
Ella sonrió intentando calmarse, estaba demasiado nerviosa.
Ahora vamos a ver una danza de espadas! –anunció Zhafira con tono alegre. —Sonríe no he perdido la esperanza de poder convertirte en una novia feliz. Sintiéndose culpable, Aziza se dio cuenta de que no había logrado causar la impresión correcta. ¿Una novia feliz? No, desde luego que no. Pero esas mujeres eran parte de la familia de Akram y debería haberse esforzado un poco más ya que la estaban tratando muy bien.
— Es que estoy muy nerviosa dijo Aziza.
— Es normal todas hemos pasado lo mismo le dijo Zhafira sinceramente tocando la mano de Aziza de manera afectuosa.
Un gran grupo de hombres blandiendo espadas y ataviados con las túnicas blancas tradicionales se encontraban formando una fila en el salon de abajo. En cuanto ellas llegaron a la sala, Aziza recorrio el gran salón buscando ver a su futuro esposo. Al fondo podía ver a Akram observándolo todo, fue la primera vez que lo vio. Akram era el que más destacaba de entre toda la multitud. levaba una túnica magnífica color oro que resplandecía brillante y un cinturón que acentuaba su estrecha cintura.
Dalia estaba observando el expresivo rostro de Aziza mientras contemplaba cómo su futuro marido bajaba la espada para unirse a las armas del resto de los hombres en el círculo interno.
Una vez terminó la danza. Zhafira la condujo, hacia una sala ornamentada en la que él estaba esperando con sus hermanos, el imán y un señor mayor en silla de ruedas. El frágil estado de salud de Salim Hassan padre de Akram era muy evidente, pero a pesar de todo sonrió a Aziza con calidez y levantó una mano para instarla a acercarse.
Fue la primera vez que Akram se acercó a ella pero cuando lo hizo se veia molesto.
Akram realizó las presentaciones formalmente. Aziza hizo una reverencia.
—Sin duda eres preciosa –le dijo él padre con amabilidad–. Es un placer poder conocerte al fin. Que mi hijo y tú seán bendecidos con muchos hijos y una larga vida.
— Gracias Su Alteza, dijo Aziza.
Luego de la ceremonia Akram agarrándola del codo, la acompañó por toda la sala para presentarle a los dignatarios y después la llevó a la sala de banquetes donde se celebraría el almuerzo real.
Al observar a su flamante esposo el parecía molesto con ella no entendía que había hecho ella para airarlo de semejante manera.
Aziza tenía mucho calor, literalmente como si estuviera ardiendo bajo el caftán. Sentía presión en el pecho y le costaba respirar. Las joyas le pesaban tanto como el vestido y se sentía mareada y con ganas de vomitar.
—Creo que necesito sentarme –le dijo a Akram antes de que él pudiera hacerla hablar con más extraños. Bajo un dosel había dos tronos y la sentó en uno de ellos con sumo cuidado.
–Nos traerán la comida –le informó sentándose a su lado. Los sirvientes le llevaron comida mientras observaba a Akram oculta tras sus pestañas. Se había quitado el tocado y tenía un exquisito pelo negro revuelto como si se hubiera pasado los dedos por él varias veces. A decir verdad, ataviado con la túnica dorada que resplandecía bajo la luz de la lámpara, estaba espectacular y era guapo y no podía apartar los ojos de él.
Akram estaba fastidiado odiaba cuando las mujeres se ponían demasiado maquillaje, al ver el rostro de su flamante esposa hizo un gesto de desagrado.
Luego del banquete la guio hasta una de las mesas y le presento a los reyes de los países vecinos.
— Gracias por la invitación dijo Khalil Hazbun que era el Rey de Raleigh
— Me alegra que estén aquí es una nueva época en nuestras relaciones dijo Akram
— Les deseo una larga vida llena de bendiciones dijo Amira Hazbun.
Ellos siguieron caminando entre las diferentes mesas.
Akram se detuvo en la mesa donde estaba el Rey de Burhan.
El Rey Karim Bakhur se puso de pie junto a su esposa Katherine.
— Akram felicidades dijo Karim.
— Les deseamos sean bendecidos dijo Katherine.
— Gracias por venir dijo Akram y siguió su recorrido.
Llegaron a la mesa donde se encontraba el padre de Aziza.
En la distancia Khalil Hazbun Rey de Raleigh, Karim Bakhur Rey Burhan y Walid Al- Halabi Rey de Durham observaban a los soberanos de Jaddara y Marambit.
Hacia seis años la región gozaba de una calma relación.
Ocho años antes bajo el mando de Salim Hassan Rey de Jaddara había entrado en guerra con Raleigh, como era de esperarse Durham apoyo a Raleigh.
Burhan se mantuvo neutral, un año y medio después tras su intento de asesinato y considerando que Salim Hassan apoyaba a sus conspiradores Karim Bakhur Rey de Burhan le declaró la guerra a Jaddara.
— Lo más lógico es que una vez que el Rey Rai'f muera, Akram asuma el trono de Marambit dijo Khalil.
—Esperemos que Akram se conforme con eso dijo Karim.
— Lo mantendremos bajo vigilancia dijo Walid.
Ellos no permitirían que una guerra se diera entre las naciones otra vez, solo era cuestión de tiempo para saber que deparaba el futuro.
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Aziza fue guiada a los aposentos del Rey luego de pasar por su habitación donde le quitaron el tocado y el maquillaje.
Akram también se había duchado y cambiado cuando la puerta se abrió y Aziza ingreso con pasos inseguros...