En el oscuro arte de la escritura, Ella dio vida a una novela donde la astucia de la villana desafiaba los límites de la imaginación. Sin embargo, está muere a causa de los protagonistas, la autora fue cruelmente criticada pues la historia no tenía mucho sentido. En "El último acto de la villana caida", descubre cómo la mente maestra lucha por redimirse en un mundo donde la realidad y la ficción se entrelazan, desafiando las expectativas y sumergiendo al lector en un juego de venganza y astucia. ¿Te atreves a explorar las páginas de esta historia donde la autora se convierte en su propia creación?
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Ser inteligente te da poder
A la mañana siguiente Isabella se levantó, recorrió la habitación, luego llegaron las criadas y la ayudaron a bañarse y cambiarse, cuando estuvo lista se retiraron, luego llegó Rita con su desayuno.
- Rita, hoy no me siento muy bien, por favor deseo descansar. Así que, no quiero visitas.
- ¿No necesitas algo?
- Tranquila Rita, estoy bien solo necesito descansar.
- Bueno señorita, le avisaré a sus padres también.
Cuando Rita se retiró, Isabella asomó su cabeza para ver si no estaba por ahí cerca, pero solo vio a los guardias que custodiaban la habitación.
Isabella se quedó mirándolos embobada.
"Sí que hice a mis personajes guapísimos, si así están los guardias, no quiero ni imaginar cómo será el protagonista y el villano. Oh, ¿cómo lo olvide? El hombre encapuchado, ja solo yo sé quién era y él será de gran ayuda. Pero por ahora solo soy una niña, primero entrenaré, luego ya pongo en marcha todos los planes que pueda, no voy a morir aquí, en mi propia historia".
Los guardias estaban un poco incómodos por como los miraba la pequeña, se les hacía raro, y solo pudieron respirar cuando está volvió dentro. Isabella tomó el frasco, solo le faltaba la mitad, así que se acostó en la cama y bebió el último trago de la poción, luego tiro el frasco vacío debajo de su cama.
- Bien, empieza a hacer el efecto, necesito mis poderes y a ese animal tan genial. Voy a ser la madre de dragones. Je, je, je.
Isabela empezó a retorcerse del dolor que sentía, pero cuando la oscuridad volvió a ella, se encontró nuevamente en ese lugar, Isabella en esta ocasión no estaba aturdida, por el contrario, ahora estaba tranquila esperando a que Flint hablara con ella.
- Hola Isabella.
- Hola Flirt, la ultima vez no me contaste todo.
- No tenemos mucho tiempo, pero te diré que tu poder acaba de despertar, al fin, las brujas podrán dejar de someterse.
- Bien, ¿y tú estarás conmigo? Apenas me levanté espero que puedas ayudarme.
- No Isabella, tu debes encontrarme, cuando me retire esperando a la diosa fénix, pasaron tantos años que mi poder ocasionó, que quedará atrapado en este lugar. No puedo salir, tú debes ayudarme, solo te diré que me retire, a las montañas de ling Chen, está en el reino del emperador...
- Li wei. Lo sé, pero debo ser muy poderosa para entrar allí, ese lugar está lleno de toda clase de monstruos.
- Lo sé, era la única manera de que los portadores de luz no me encontrarán.
Isabella empezó a sentir como todos se volvía borroso y abrió sus ojos y se encontró en su habitación, ya casi anochecía, ella se levantó y le dijo a Rita que esa noche cenaría con sus padres, necesitaba hablar con ello y pedirles algo. Aunque ella está segura de que se lo darán.
Cuando llegó la hora de la cena, Isabella bajo a la sala de comedor, allí estaban sus padres, quienes se alegraron de verla con bien, sus padres siempre fueron unos buenos padres para Isabella, aunque a veces eran un poco estrictos, pues querían que su hija fuera capaz en muchos ámbitos, ya que no podía utilizar su magia, al menos podría aprender otras cosas y no quedar solamente con que era una niña ordinaria.
Los tres se sentaron a la mesa dispuestos a cenar en familia, estaban felices pues su pequeña y única hija se encontraba bien después de su caída, Isabella miro un momento a su padre mientras escogía las palabras correctas para pedir lo que quería.
- padre.
El hombre la miro de inmediato, esperando a lo que su hija tenía que decirle.
- Quiero entrenar con la espada, sé que no está bien que una niña entrene, pero te lo pido, pues es mi deseo poder defenderme y sin magia no creo que sea posible para mí. No quiero depender de otros para sobrevivir.
Nolan, miro así pequeña y un atisbo de orgullo se instaló en su pecho, él sabía que su hija estaba desprotegida y que ella necesitaba de sus poderes, sin embargo, tenerlos podría significar su muerte. Él junto a su esposa hicieron lo que creyeron que era lo correcto y sellaron los poderes de su pequeña, pues no querían que se la arrebataran y asesinaran por ser de magia oscura.
- Si ese es tu deseo, así será, pero entrenaras con el mejor espadachín del imperio. Mañana mismo hablaré con el emperador y entrenarás en el palacio.
- Genial padre.
La cena continuo, hasta que su madre le dijo:
- casi lo olvido, mañana será la fiesta de cumpleaños de Rebeca, así que te alistas para ir.
"Así, que mañana será la fiesta, esa niña es un demonio, pero mañana no voy a estar de humor para humillaciones, le daré dónde más le duele, su orgullo". Pensó Isabella.
- ok madre, estaré lista desde muy temprano.
A la mañana siguiente Isabella se encontraba en su habitación con un lindo vestido verde, y con algunos detalles en negro, se veía hermosa, Isabella era hermosa, cabello negro y ojos verdes, pero no cualquier verde, era un color de ojos único en todo Astaroth.
El cochero llegó, e Isabella se despidió de su madre y ya montada en el carruaje, se pusieron en movimiento unos doce guardias la acompañaban, a pesar de que el marquesado no quedaba muy lejos, para los padres de Isabella, ningún lugar era seguro para su hija, por eso la cuidaban mucho.
Cuando llegó bajo con suma elegancia, allí estaban todas esas niñitas inmaduras que hoy querrán humillarla, camino hasta el jardín dónde se celebraba la fiesta, era una ceremonia estilo, sala de té, era solo para niñas. Isabella notó, como las niñas la veían y cuchichean entre sí, cuando se acercó a una de las mesas con postres dos chicas empezaron a mirarla y burlarse mientras hablaban, Isabella volteo y las vio directamente a los ojos.
- A caso en casa no les dan educación, al parecer carecen de esa elegancia. Para ser nobles, parecen un par de viejas chismosas.
Las chicas se quedaron estupefactos, Isabella jamás decía nada, por eso ellas la maltrataba y le decian lo que querían, Isabella tomo una pequeña fresa y se retiró, estaba en una de las mesas sola, ninguna niña se le acercaba.
"Que estúpidas son".
Cuando creyó que la ignorarían toda la mañana, la tal Rebeca se le acercó.
- vaya, pero si te atreviste a venir.
Venía acompañada de dos chicas más que solo se reían.
- Por supuesto, aunque me estoy arrepintiendo.
- Así, la chica ordinaria se aburre. Pobrecita
Todas las demás se quedan atentas a lo que ocurre y ninguna dice nada solo se ríen.
- o si, la verdad es que tu fiesta es tan... Aburrida, hasta sueño me está dando 🥱
Isabella dio un pequeño bostezo, Rebeca queda con los ojos en blanco, ¿cómo puede decir que su fiesta es aburrida?
- No aceptaré comentarios de una ordinaria como tú. Una chica sin poderes, mamá dice que no eres nada.
- Pues soy muy inteligente y capas de defenderme sin poderes.
- ¿Y eso qué importa? No tienes poderes como nosotras.
- No necesito poderes para ser especial. Cada uno tiene algo único. ¿Cuál es tu habilidad?
- ¡No tienes nada especial!
- la astucia y la inteligencia son habilidades poderosas también. Tal vez deberían probar algo más que solo depender de sus poderes. En fin creo que mi hora de irme ya llegó. Adiós.
Las chicas se han quedado mudas, acaso las llamo faltas de inteligencia, ¿cómo podía una simple ordinaria humillarlas?.