Corro cansada y ya sin fuerzas la verdad es que ya no puedo más estoy completamente agotada y casi desmayada los golpes aún me arden, pero lo tenía que hacer nos separamos mientras huimos y después de un rato me doy cuenta de que al menos que nos separemos nos van a atrapar, corro al bosque y veo a la persona frente a mí, niega, pero después de mucho discutir le entrego algo seguro y escapa mientras que sigo distrayéndolos miro a la nada sonriendo satisfecha, porque solo alguien que sabe que es vivir la traición de parte de dónde menos lo esperas sabe lo que es proteger y cuidar a la única persona que sí estuvo allí.
Yo solía ser una princesa de esas que viven en una burbuja y quieren todo lo que pide, una chica que creía tener su vida perfecta, una joven que creía en un príncipe, en un cuento de hadas en el amor bonito, pero después de solo conocer el dolor te aferras a una rosa que sabes que aunque te va a pinchar quieres tener su aroma, o con el fuego que es asombroso pero te quema
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nuevo infierno.
Odette
Bajé del enorme Ferrari de color negro y me abracé a mis brazos, el imponente hombre a mi lado se convirtió en una bestia.
— Camina, ven que esta es tu habitación.—dijo y lo vi desconcertada al darme una al lado de la suya y no en el lado oeste de la casa con la servidumbre
— Qué, quieres estar en la mía, ya te dije que es esta— dijo irónicamente entonces respondí.
— No, pero una mujer como yo debe de estar en el lado oeste.—
— No es eso mi amo, es solo que imagino que las habitaciones de la servidumbre deben estar en el lado oeste, ese debe ser mi lugar— mis palabras lo descolocaron, pues, jamás se imaginó que yo supiera sobre eso, pero yo no era una puta más, yo era la hija de uno de los CEO más grandes de Francia y no solo eso, pero yo sigo siendo humilde.
— No, yo soy tu dueño, yo decido dónde vivirás, y dormirás donde yo quiera y es al lado mío— dijo mi nuevo amo y yo asentí, esa sería mi nueva posición, la de una esclava.
—Si mi amo, solo que una mujer como yo merece el lado de la servidumbre— acoté y me tomó del rostro.
—Tú serás lo que yo quiera que seas y créeme que así será.
— dijo serio e intimidante.
Mi habitación era grande y hermosa, aunque era blanca, era perfecta y lo suficientemente enorme para bailar y ser feliz, no importase si me violaran, solo me importaba asumir mi papel.
Me acosté y dormí tranquila, pero él me miró de una manera que yo sabía que este era mi nuevo maldito infierno.
Al día siguiente este hermoso y maldito perro llamado mi amo me dañó, no me abusó, pero me lastimó en la espalda con un látigo, me echó vinagre en las heridas y me dijo que nunca sería digna de nadie y ordenó que me amarraran al techo.
Y allí estaba yo suspendida, sufriendo por estar en esa posición, cansada, agotada y reducida a nada.
"Una princesa es delicada, dulce y hermosa por fuera, pero es un guerrero de hierro y metal por dentro" decía mi madre en un recuerdo que tenía en mi mente junto a la imagen de ella a mi lado, levantándome luego de una lección de artes marciales.
—Oye bien lo que diré, porque me estás hartando— la voz de mi amo me saco de mis pensamientos.
— Te compré por una cantidad muy alta para que seas mi esclava y mi diversión, tú de aquí no saldrás hasta que satisfagas mi sed de venganza — dijo y levanté mi mirada para verlo.
— Qué venganza no entiendo, que le pude haber hecho yo— replico y él hace que me azoten, me arqueé y solté un gemido de dolor.
— No te hagas la inocente, tú eres... Tú eres una maldita que me daño la vida... Tú y solo tú eres culpable de la muerte de alguien especial para mí, y me las vas a pagar desgraciada.— dice y no entiendo a qué se refiere, yo no he hecho nada.
El hombre salió de la habitación y mis gemidos por la tortura que me daban volvieron, me gritaban y me golpeaban con látigos, me enjuagaban con vinagre y yo solo quería que pararan.
—Tengo miedo, tú no te imaginas lo que me harán si me llevan, no lo voy a soportar — dijo mi amiga en el trance que yo estaba teniendo recordando a mi amiga hablarme de su miedo a que la compraran.
No tengas miedo, te dije que daría mi vida por ti y lo haré, tranquila, saldremos de aquí, lo juro amiga— dije y me abrazó.
—Amiga no, serás mi hermana de ahora en adelante y haré pagar a los que te traicionaron, lo juro — dijo mi amiga abrazándome mientras ella lloraba.
Salgo de mi trance y estoy siendo bajada del techo y arrastrada de nuevo a la habitación donde soy bañada por una mujer y tirada de nuevo a la cama.
Mis días han sido así desde que llegué aquí latigazos, insultos, torturas horribles y estar acostada en esta cama, la comida me la traen y no es mucho lo que consumo, a veces solo pienso en morir y solo morir para que está tortura acabe, para que mi sufrimiento cese y para que yo pueda irme al mundo de las princesas con mi madre.
Tocan la puerta y por esta aparece un guardia quien me dice que esté lista y arreglada en diez minutos abajo, ya que mi amo me lo ordena, el guardia moreno de cabello corto, cuerpo tatuado y cicatriz en la cara se va y yo me levanto para vestirme, unos jeans azules, unas zapatillas blancas y una sudadera bonita de color blanca es lo que me coloco después de asearme y bajo al encuentro con mi verdugo.
Busco con la vista al dueño de mi sufrimiento y escucho voces en el jardín, salgo a dónde suenan las voces y lo veo junto a una mujer hermosa, de figura esbelta, cabello rubio y ojos celestes, es una modelo de revista sin duda, junto a ellos una pequeña niña de como cuatro o cinco años y es hermosa, tiene una dulce sonrisa y deduzco que él es su padre y la hermosa mujer su esposa.
— Buenos días, Bella, como has amanecido, quiero presentarte a la personita que cuidaras de ahora en adelante — dice mi amo dejándome de piedra mientras acerca a la niña a mí.
— Te llamas bella, como la princesa... Estoy feliz, gracias por esto, bonito— le grita ella feliz a mi amo y yo me acerco a la niña y me coloco a su nivel.
— hola pequeñita, sí, mi nombre es bella y seré tu niñera — digo y la niña me abraza, juro que casi dejo salir mis lágrimas porque hace casi un año que no recibo abrazos de nadie.
— Siii, gracias, gracias eres lo máximo.— le dice la pequeña abrazando esta vez a mi amo.
Las personas con él se retiran y solo quedamos nosotros dos me mira con la mirada de siempre, gélida e intimidante, pero esta vez la cercanía con este demonio me hace temblar y no de miedo, mi cuerpo esta vez está sintiendo una corriente extraña una sensación que me niego a sentir cuando al fin la reconozco.
Llevo en este infierno cuatro meses en dónde solo él me torturó una vez, las demás veces son ejecutadas por su orden y quien me las da es Severus la mano derecha de este demonio, mi otro verdugo.
De ahora en adelante la cuidarás a ella, quiero que con tu vida si es necesario, Catrina es una niña que no se deja cuidar por nadie, pero tú le has caído bien, así que te ordeno que te encargues de ella.
Si mi amo — le respondo y este me mira apretando sus puños.
No me llames así delante de la niña o de Jimena.— ordenó.
Cómo usted ordene mi amo...— Dije y se dio la vuelta regresando con su esposa e hija o eso creo yo.