El Duque de Norvandia y Arbon, Alberto, que pasaba por muchos años los 40, aún no se casaba y engendraba un heredero, algo que peligraba la conservación de su título, algo que a él no le preocupaba demacrado. Pero su vida da un giro cuando va a visitar a su gran amigo Roque y conoce a Constanza, la hija de 27 años del hombre, edad para la cual ya era considerada una solterona.
Alberto, se ve envuelto en una serie de eventos que lo llevan a desposar a la joven, sin tener en cuenta los sentimientos de Christophe, un joven mulato, hijo adoptivo del Duque, quien también tenía sentimientos por Constanza.
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capitulo 4: "Cumpleaños feliz"
Al atardecer, Constanza está en su cuarto con una empleada que la ayudaba a prepararse para la fiesta que había organizado su madre por su cumpleaños, cuando sus padres entraron al cuarto. Se sorprendió mucho, era extraño que fuesen a visitarla los dos a la vez. Sonrió al verlos y fue a su encuentro.
-¡Que bella estás, cariño!- Exclamó su padre, tomándole las manos.
-¡Muchas gracias!- respondió sin dejar de sonreír -Solo desearía que Diego y Sofía estén conmigo en este día.-
-Y nosotros también, hija.- dijo la madre tocando su mejilla.
-Pero a ustedes... ¿Qué les sucede, en realidad?- pregunto con desconfianza.
-Hija, toma asiento, por favor.- le pidió su padre y ella le hizo caso sin entender, se sentó en los pies de su cama.
-¿Qué ocurre?- volvió a preguntar, mientras su madre se sentaba a su lado y le tomaba la mano.
-No sé cómo decirte esto.- comenzó Roque -Sé lo dé tu promesa, pero...-
Constanza observaba a uno y al otro sin entender nada.
-Tu padre te ha comprometido con el Duque.- dijo rápida Ariadna sin más preámbulos.
Ella abrió grandes los ojos y la miro fijo, hasta que reaccionó y se levantó rápido, tapándose la boca con las manos.
-¡No puedo creer lo que ha hecho!- Exclamó mirando a su padre -Lo rechazarle como a todos los demás.
-Esta vez no, no lo permitiré.- la contradijo su padre -Le debemos mucho al Dique.-
-¡ME HA VENDIDO COMO A UN ANIMAL!- grito y se dio vuelta, mordió su puño con los ojos empapados.
-Hay cosas que no sabes...- dijo su padre dando un paso hacia ella.
-¡Entonces explícame!-
-Buenos, hija.- tercio la madre tratando de calmar las aguas -El Duque es un hombre maduro, pero de buen ver.-
-¡Claro que es un hombre altamente guapo, sin importar su edad!-
-¡Hija!- se alarmó avergonzada Ariadna.
-Soy mujer, madre, y no estoy ciega.- respondió -Pero apenas lo conozco.-
-Eso ocurre con el tiempo.- dijo la mujer, pero ella se tapó la boca con las manos sin poder evitar las lágrimas.
-¡ESTOY MUY DECEPCIONADA DE USTEDES!- grito y salió corriendo del lugar.
Iba tan afectada y corriendo, que no se dio cuenta y chocó con Cristof, cuando noto que era él lo abrazo, echando a llorar desconsoladamente.
Cristof decidió llevarla a su lugar especial y la ayudo a sentarse en un banco. Allí, Constanza, le contó toda la historia, pudo notar la furia en el rostro de su amigo. En el silencio de un momento contempló las facciones del muchacho bajo la luz tenue de la noche, su color de piel no era tan oscura como la de los otros mulatos que conocía, se le notaba la mezcla de sangres que corría por sus venas. Sus ojos almendrados, color miel, hacía buena combinación con su nariz fina y respingada, unos labios gruesos, aunque no muy carnosos y grandes.
-No puedo creer que mi... No puedo creer lo que hizo el Duque.- comento Cristof aparentando los dientes, desconcentrando su labor de estudio facial.
-Y yo no puedo creer lo que han hecho mis padres.- respondió ella secándose una lágrima -Pero los rechazaré como a todos.-
-Apoyo tu decisión, amiga mía.- dijo Cristof acariciando su mejilla.
En ese momento llego Roque y los miro con un semblante serio.
-Sabía que te encontraría aquí.- dijo -Por favor, joven ¿Sería tan amable de dejarnos solos?-
Cristof miro a Constanza, quien asintió con la cabeza.
-Ya me doy cuenta por qué te rehúsas a casarte con el Dique...- comenzó a decir el hombre una vez solos -Es un muchacho muy apuesto y elegante, a pesar de... bueno... Sus raíces.-
-¿Por Cristof?- pregunto ella confundida -Bueno, a mí no me molestarían para nada sus "Raíces" pero claro que no, solo lo veo como el gran amigo que es.-
-Oh, yo creí que... Bueno, vengo a decirte que tienes razón, hija.- dijo Roque -No tomé en cuenta tu opinión, algo que prometí jamás hacer con ninguno de mis hijos... Pero tengo tantas preocupaciones, tantos miedos.- continuo tomando su mano.
-¿Pero, por qué no me cuentas? Explícame.- suplico ella.
-Estamos en quiebra, mi vida... Y es muy serio.- decidió decir.
-¡Padre!- Exclamó Constanza tapándose la boca con la mano.- pero tanto así es ¿No hay otra solución?-
-Como el Duque también tiene preocupaciones que se solucionarían también con esto, pensé... Pero tienes razón, es una locura.-
-¿Y si hablas con mi cuñado?, el conde.- pregunto Constanza.
-¡Claro que no!- intercedió rápido Roque -A ese hombre apenas lo conocemos, y tiene una actitud arrogante que solo demuestra estando entre caballeros.-
-Papa...- quiso decir la hija, apoyando su mano en la mejilla de él.
-No, hija, no. Solo lo acepté por insistencia de tu madre y tu hermana que estaba enloquecida con él.- expreso y luego la miro con ternura -Claro que tienes razón ¿En qué pensaba?-
-¿Qué quieres decir?- pregunto Constanza confundida.
-He sido tan egoísta.- dijo Roque levantándose y dándole la mano para ayudarla a ella -Sécate las lágrimas, olvídate de este mal trago y vamos a la sala, ya deben de haber llegado los invitados "Desconocidos" de tu madre.- y sonrió.
La joven copió la sonrisa de su padre, pero en su interior se sentía muy preocupada.
En el otro lado de la casa, Cristof entro hecho una furia a la habitación de Alberto sin tocar, quien se estaba preparando para la reunión.
-¿Qué ocurre?- pregunto el Duque muy sorprendido.
-¿Te casarás con ella?- lo increpó -¡Acaso te has vuelto loco!-
Alberto ahí entendió todo y volteo los ojos.
-Esto es más complicado de lo que parece...- trato de explicar.
-¡Ella te rechazará!- Exclamó el muchacho muy enfadado y atino a marcharse.
— Hijo, escucha...-
-¡NO ME DIGAS HIJO!- grito Cristof -Agradezco todo lo que has hecho por mí, pero no me digas así...- continuo algo más calmado.
El Dique endureció su expresión y lo miro serio.
-Y si dices que me rechazara ¿Por qué te preocupas?- dijo.
Cristof lo miro por un segundo, luego se dio la media vuelta y se retiró.
Una vez solo, Alberto se tomó la cabeza y suspiro cansado. Nunca imagino que el interés del joven por la chica podía ser tan grande.
El Duque ya tiene su heredera 🤔🤔🤔
O tiene que ser hijos con su legítima esposa🤔🤔🤔
Y la marquezorra no se queda atrás ella tiene mucho qué ver en la muerte de su esposo y con los bandidos eso nadie me lo quita de la cabeza 🤔🤔🤔