Daniela es una joven madre soltera que vive con su madre. Una mañana llega a su puerta un hombre joven buscando a su madre. Su nombre es Enrique, un joven militar que ha venido a cumplir la promesa que le hizo a su mentor. En este breve encuentro, Daniela y Enrique sintieron una conexión con tan solo mirarse. ¿Acaso todo lo sucedido ha sido un capricho del destino para que ellos se conocieran y juntos poder sanar sus heridas del pasado?
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Capítulo IV La búsqueda.
Pasaron los días...
Fui reasignado a un nuevo regimiento, seguían una serie de incidentes en una zona bastante inhóspita de los llanos y me enviaron con mi pelotón.
Estando allí fui informado de la muerte del Señor Luis Felipe...
Me dolió mucho, y más no poder asistir al funeral, en este caso por mi trabajo. Decidí mas tarde comunicarme con la familia.
Han pasado dos meses desde ese fatídico día y hoy me encuentro en una ciudad diferente a miles de kilómetros de mi base tratando de contactar a Elena Maldonado, la persona que prometí encontrar.
Solo tengo unas pocas señales de ella y una dirección que no es para nada centrica, más bien alejada de la Ciudad.
Un barrio en las afuera, más pudiese decir, zona rural voy con mi uniforme de campaña con la intención de solicitar ayuda si llego a necesitarla, ya es muy tarde cuando logro dar con la dirección referida y con las señas dadas estoy seguro es ella.
Son aproximadamente las siete de la noche cuando llegó a una humilde vivienda, aunque se nota a primera vista es una familia humilde, estaciono frente a la vivienda y bajo de mi camioneta, cuando lo primero que sale a mi encuentro es un perro blanco gigante que me late como loco, sin embargo, nunca he sentido miedo a los animales y además hay un dicho famoso: " Perro que ladra no muerde". Rio para mis adentros, si me ataca, comprobaré que el dicho es falso.
Cruzo la entrada y toco la puerta.
El perro continua latiendo con mayor intensidad, pero no me ataca, escucho ruido y me abren la puerta.
Guao se encuentra de pie en la puerta una jovencita,es pequeña y quizás no mayor de 20 años, me sorprende es el parecido que tiene con mi amigo Nathan Delmoral con el cabello largo ensortijado y en un tono marrón oscuro, creó que quedé un poco desorientado, cuando pregunto por la Señora Elena Maldonado. Si vive aquí.
La chica continúa observándome .
En una fracción de segundo sólo nos miramos, ella con unos ojos marrones claro espectaculares, pero no eran los ojos, era lo que podía ver en ello, asombro, alegría, que se yo.
Y me dije: reacciona, tú no estás en disposición de nada, y menos con alguien que no conoces.
Me confirma que es la dirección y que Elena Maldonado es su madre.
Pido conversar con ella, aun sigue mirándome y recuerdo a mi hermana mayor, : "Con esa cara de idiota embobas a todas"
Escucho cuando me pregunta para que busco a su madre y respondo sarcástico:
" La curiosidad mató al gato"
Vi en su rostro como cambió la expresión pero fue a buscar a su madre.
Al poco tiempo sale una mujer como de 50 y tantos años, de complexion rellenita y con unos ojos marrones muy parecidos a los de su hija.
Con mucha cautela me presento, se nota que se encuentra algo incomoda o expectante.
Explico que estoy cumpliendo con una promesa hecha a un viejo amigo llamado Luis Felipe Delmoral Sánchez.
Su rostro se vuelve duro, hosco y vi como enderezó la posición en la silla y en una voz muy baja sólo para que yo pudiese escucharla me dijo:
- Ese nombre aquí no se pronuncia.
Yo quedé muy confundido. Creí que se trataba de alguna broma.
Respondí - Pero él es su Padre. O ¿ no lo es?
Ella espero un tiempo y dijo: -Si, un aporte biológico, mi padre ha sido otro.
Bueno, no sé qué sucedió. Replico.- Estoy aquí para cumplir una promesa que le hice antes de morir. Y esperé que quisiera escucharme.
¿Qué? ¿Cuándo? Preguntó subiendo el tono de voz...
Hacen dos meses.
