La vida de Diana se convierte en un infierno al casarse con Marcelo... Un hombre que no se tienta el corazón para himillar a Diana de las peores manera... Zulema que es la amante de Marcelo, le roba el bebé que Diana da a luz y manda asesinarla para que nadie descubra su secreto... Diana es rescatada y ayudada por César el hermano menor y padre del hijo que Diana tuvo. Ambos regresaran para vengarse de Marcelo y Zulema ..
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Una mala decisión
Sentí caer en mi rostro, una segunda bofetada, esta fue, mil veces más fuerte, qué la anterior. Mi labio se abrió, y el sabor a sangre invadió mi boca.
Tenía un inmenso miedo, mi cuerpo no dejaba de temblar, en mi vida me imaginó que un día estaría en esta posición. Mis lágrimas caía lentamente por mis mejillas, sentía un inmenso dolor en todo mi rostro, no me podía imaginar lo hinchado que se encontraba mi rostro.
Siempre, he sido una mujer que no puede ser maltratada, mi piel es tan sensible a cualquier cosa que se lastima con mucha facilidad...
Por un momento sentí que todo se volvía oscuridad a mi alrededor. Sentí pena por mi misma, ¿En qué momento?..Termine siendo el costal de boxeo de un maldito simpático...
Los gritos de Marcelo volvieron a evitar que yo perdiera el conocimiento.
__ ¡Eres una zorra!... _ Me gritaba una y otra vez, era cómo si él quisiera meterlo en mi cabeza y que yo misma termine por creerlo...
Sentir cómo mi cuerpo se sacude con violencia, mi mirar al hombre a cuál ame intensamente tratarme de esta manera, es el dolor más profundo que pueda sentir una mujer...
A Marcelo no le bastó con la segunda bofetada que me dio hace un memento, me volvió a agarrar de los hombres con mucha más fuerza, clavó sus uñas en mi piel blanca y suave...
Y comenzó a empujarme con fuerza de un lado a otro, cómo si fuera una basura... Marcelo me empujó contra una mesa de cristal, mi espalda parecía partirse en dos, el dolor era insoportable.
__ ¡¿Cómo te atreves a llamarme bastando?!..
Marcelo se pudo mucho más furioso al escuchar que lo llamaba bastardo ¿Pero, acaso no lo es?... ¿Qué? Hombre se atreve a tratar a una mujer de esta manera.
Sin importar la circunstancia, que lo haya orillado a casarse conmigo. Él no tiene el derecho de tratarme de la manera en que lo está haciendo...
Solo un bastando, mal de la mente, puede tratar a una mujer de la manera tan violenta, cómo él, lo está haciendo...
El rostro de Marcelo estaba roja de coraje, sus labios, temblaban con violentamente, sus manos me agarraba con fuerza mis brazos...
Era cómo si quisiera arrancarme los brazos de mi cuerpo... Luche mucho, para qué mis lágrimas no volvieran a caer de mis ojos, pero todo fue inútil...
Solamente podía sentir, cómo el agua salada, caía con más fuerza por mis mejillas, sentía un fuerte dolor dentro de mi corazón.
_ ¿Bastardo?...
__ ¡Una mujerzuela, cómo tú, se atreve a llamarme!... ¡¿Bastardo?!... _ Susurró mucho más violento...
Estaba indefensa a la manera brutal a la que Marcelo me está tratando.. Su mano se colocó en mi mentón, provocando que el dolor se hiciera insoportable, derramé unas cuantas lágrimas más.
Marcelo se volvió loco y levantó su mano de nuevo, mi cuerpo ya estaba demasiado lastimado, para soportar otros golpes. Además, estoy embarazada y dudo mucho que mi hijo pueda soportar tantos golpes.
Levanté imprudentemente mis manos, para protegerme de sus golpes, pero mi vientre, quedó expuesto a la maldad de Marcelo...
Marcelo se arrepintió de golpear mi rostro, estuvo a nada de golpear mi vientre, si no fuera porque una voz de mujer lo impidió...
__ Mi amor, la vas a matar ¿Y qué vamos a hacer sin sirvienta?... _ La voz dulce y sensual de una Zulema de escuchó acercarse...
Giré mi mirada al mismo tiempo en que Marcelo lo hizo... Marcelo giró su cabeza lentamente, sus ojos brillaron al solo ver a la mujer, que venía bajando las escaleras...
Zulema lucia, cómo si fuera la verdadera esposa de Marcelo, traer puesto, un vestido largo de color rojo, con hombros descubierto, un escote pronunciado, su largo cabello rubio, caía por sus hombros...
Se miraba cómo toda una dama... Ahora comprendo, en donde a estado Marcelo todo este tiempo... Él y Zulema han estado viviendo juntos y por eso, me dejó como un mueble viejo en la vieja mansión de sus abuelos.
Por ingenua, y estúpida me quede allí, haciéndome ideas tontas, para justificar el abandono de Marcelo...
Por suerte, las manos de Marcelo se fueron soltando de mis manos, pude dar un respiro de alivio, ya que por un momento me iba a dejar tranquila y no iba a poner en riesgo la vida de mi bebé.
Enseguida, se acercó a Zulema, para envolverla en sus brazos, Marcelo parecía demasiado enamorado de la zorra de Zulema...
¿Qué, si me dolió?… Ver cómo Marcelo descoge a Zulema, por encima de mí. La respuesta es, ¡Sí!...
Debo reconocer que ver a Marcelo, desvivirse por Zulema me a dolido en lo más profundo de mi alma...
Sin embargo, algo dentro de mí, se fue muriendo. Quizás el inmenso amor que un hace unas horas todavía sentía por él…
Marcelo fue poniendo sus manos en la pequeña cintura de Zulema. Ella inmediatamente, lo , colocando la cabeza de Marcelo en sus grandes senos...
Eso me pareció lo más asquerosa que he podido ver en toda mi vida. Marcelo se alejó de los senos de Zulema y la besó apasionadamente. Él besó tardo un par de minutos y después se alejaron.
__ Mi amor, te extraño demasiado... _ Mencionó Zulema con una voz, qué solo de escucharla me daban náuseas...
__ Yo también te he extrañado... No sabes las inmensas ganas que tengo, de hacerte el amor, deseo hacerte gritar en la cama, como todas las noches... _ Dijo Marcelo mordiendo la barbilla de Zulema.
Zulema hecho su cabeza hacia atrás dejando su cuello blanco a merced de Marcelo, la mujer me miraba de reojo, podía notar la burla en sus ojos.
La lengua de Marcelo fue recorriendo cada parte del cuello de Zulema, después fue bajando hasta llegar a las dos enormes bolas que tenía por senos...
Inmediatamente, cerré los ojos, me negaba a ver lo que ellos dos estaban haciendo, pero, en eso, escuché la voz burlona de Zulema, impidiendo que llegara a cerrar los ojos...
__ ¡¿Por qué, cierras los ojos?!... ¿Acaso no quieres ver cómo dos amantes hacen el amor delante de ti?... _ Al terminar de decir eso, Zulema y Marcelo se comenzaron a burlar de mí.
Solamente pude mover la cabeza, intentando escapar de mi realidad... Apreté mis manos con fuerza, deseaba salir corriendo de aquí y no volver a ver a Marcelo ni a este demonio de mujer nunca...
__ ¿Qué no escuchaste?... Si te atreves a cerrar los ojos, te golpearé tanto que nunca vas a volver a reconocerte al espejo!...
Mantuve los ojos abiertos, mirando a Marcelo besar a Zulema. Eso, solo era el comienzo de mi infierno...
Marcelo colocó su mano en la espalda descubierta de Zulema. Sabía que eso me lastima.
__ Quiero que nos vea hacer el amor..._ Le propuso Zulema a Marcelo.
Él volteó a verme con una mirada asquerosa, me levanté del suelo asustado, quería alejarme de ellos...
Mis piernas temblaban con violencia, mi respiración se hizo lenta, todo era una maldita pesadilla...
Marcelo se alejó de su amante, corriendo alcanzarse para evitar que me fuera de su alcance... Me agarró del brazo, y me empujó al sillón que se encontraba a nuestro lado...
Me llevé un fuerte golpe en mi espalda, pero, que más da... A Marcelo, solo le importa lastimar mi cuerpo, y complacer a su amante...
Al tenerme sometida a ellos, Zulema se acercó a nosotros. La muy perra, colocó su asquerosa mano en mi mentón, clavando sus largas uñas de mi rostro...