Hazen es el prototipo de chico malo. Falta a clases, se la pasa fumando y muestra poco interés por las cosas, todo lo contrario a Lee, un chico tímido y reservado, pero habrá algo que los unirá.
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Dos almas se unieron para estar juntas, pero el destino tendrá otros planes.
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Capítulo 18.
El querer atención o el querer sentirte querido hace que cometas estupideces, te lo digo yo que ya llevo varias.
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Abrí mis ojos lentamente sintiendo un brazo en mi cintura. Sonreí sintiéndome feliz por lo que había sucedido anoche. Di media vuelta en la cama quedando sobre mi lado derecho. Mire a Hazen dormir. Su rostro tan relajado lo hace ver tan apuesto.
Me acerque más a su pecho, invadiendo su espacio personal pero no me importaba ya que es la primera vez que me despierto y Hazen todavía sigue aquí conmigo.
A los segundos de estar en esa posición se movió despertando. Sentí como me dio un ligero apretón con su brazo que todavía seguía en mi cintura. Ni siquiera pude disfrutarlo lo suficiente ya que me soltó y se alejo un poco de mi acostándose boca arriba y llevando ese mismo brazo hacia sus ojos tapándolos con el para cubrirlo de la luz que entraba por el gran ventanal, imagino que del balcón.
—Despertaste.
Lo mire mover un poco el brazo sobre sus ojos para darme una rápida mirada antes de volver a la misma posición.
—No, sigo durmiendo.— Su voz ronca por la mañana y el tono sarcástico al responder es incluso excitante.— ¿No piensas irte a tu casa?— Pregunto ahora en un tono serio.
—¿A qué te refieres?— Le pregunte confundido.
—Ya tuvimos sexo y dormiste aquí. Ya puedes irte, ¿o acaso también quieres desayunar?— Lo mire molesto por sus palabras aunque a él no le importo mi reacción.— Si es así baja y pídele algo a la servidumbre, después puedes irte.
Me senté en la cama todavía molesto, pase una mano por mi cabello sintiéndome frustrado por sus palabras. El hecho de que al despertar no estuviera es incluso mejor que despertar junto a él. Me levante de la cama y rápidamente agarre mi ropa que se encontraba en el piso antes de meterme al baño. Me recargue en la puerta sintiéndome humillado, incluso en las mañanas Hazen se podía comportar como un idiota.
Una vez cambiado salí del baño encontrándome la habitación vacía. Suspire pesadamente caminando hacia el primer piso. La casa es hermosa tenía una decoración elegante con un toque rústico, a comparación de la mía que a donde sea que voltearas no querrías ni pestañear por miedo de romper las decoraciones sumamente caras que se había empeñado en decirle mi madre a los trabajadores que pusieran. Aquí podías sentir ese toque cálido y hogareño.
Una vez que pise el último escalón me detuve justo en el momento en el que veía como Hazen salía de la cocina tomando lo que parecía un licuado. Llevaba ropa cómoda aunque estaba seguro de que no se había bañado. Se me quedó viendo mientras tomaba su bebida, a lo que yo lo mire incrédulo por la tranquilidad que tenía.
—¿Me vas a llevar a mi casa o también tengo qué pedírselo a tus sirvientes?— Pregunte molesto.
Dejo el vaso ya vacío sobre uno de los muebles ignorando mi pregunta, me hizo una seña para que lo siguiera al escuchar que no me moví. Salimos de la casa dirigiéndonos a su auto. Hazen ya sabía donde vivía así que no hizo falta darle indicaciones.
Todo el camino me dedique a mirar por la ventana, escuchando la radio y embriagándome con el olor que se había quedado adherido en el auto del perfume de Hazen. Era un olor intenso pero no lo suficiente como para volverse empalagoso, sin duda lo hubiera disfrutado si no estuviera lo suficientemente enojado.
Una vez que se detuvo enfrente de mi casa estuve dispuesto a bajarme si no fuera porque Hazen fue más rápido y bloqueo el seguro del auto. Suspire pesadamente por segunda vez en el día antes de voltear a verlo.
—Lee. Solo hemos tenido sexo no tienes porqué estar enojado.— Me miro a los ojos, pude ver un poco de confusión en ellos.
—El que hayamos tenido sexo no significa que debas de comportarte como un idiota y ya lo has hecho dos veces para ser exactos.
Hazen y yo no éramos algo más que solo chicos que se veían de vez en cuando en el colegio, y cuando se encontraban fuera de éste se utilizaban para satisfacer sus deseos sexuales.
—Nos vemos por ahí.— Fue su última respuesta antes de dejarme bajar del auto.
Me frustraba el comportamiento de Hazen. En el colegio es sarcástico y a veces suelta comentarios estúpidos. Cuando nos vemos en alguna fiesta se comporta como si fuéramos conocidos e incluso un poco coqueto. En nuestros encuentros íntimos es muy atento, delicado e incluso se preocupa por mí. Pero, al despertar simplemente es un idiota y eso llegaba a hacerme sentir mal.
Sin darle tantas vueltas al asunto entre a mi casa escuchando como el auto de Hazen se alejaba.
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—¿Seguro que estás bien?
Después de mi confusa mañana y de haber almorzado, mi celular empezó a sonar como si hubiera una urgencia, aunque simplemente era Emily acordándose de mi.
—Si.— Le respondí como por décima vez desde que conteste.
—Puedo ir y cerciorarme.—Dijo con ese tono preocupado que la acompañaba desde hace media hora.— En verdad lamento olvidarme de ti en la fiesta, solo que me distraje hablando con Victoria y cuando me di cuenta ya era de día.
Menos mal no recuerda que se me olvidaron sus bebidas.
—No tienes porque preocuparte, de hecho me encontré con un amigo del colegio, así que no la pase tan mal.
—Está bien, pero si me entero que te hicieron algo iré a patear el trasero de todos los que estaban en esa fiesta.
—Bien.— Me despedí de ella antes de colgar.
Estaba tirado sobre mi cama así que se me hacia fácil mirar el techo de mi habitación. Hoy es domingo y como cada domingo en la tarde no tenía ánimos de nada. Debería de empezar a tener algún pasatiempo, dibujar podía ser, pero soy un asco en eso, así que no. Tal vez tener alguna mascota pero no podía ya que a mi padre no me dejaría.
Suspire sin quitar mi vista del techo cuando ya no se me ocurrieron más opciones.
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Caminé por el pasillo principal del colegio yendo a mi primera clase del día. Hoy es lunes y como cada primer día de la semana era realmente aburrido. Mis planes en ir a mi primera clase se vieron interrumpidos al mirar a mi antiguo grupo de amigos en la entrada del aula platicando entre ellos y a Hazen recargado en uno de los casilleros del otro lado del pasillo.
Ignorándolos a ambos empecé a caminar hacía las gradas. Se estaba volviendo en uno de mis lugares favoritos del colegio, bueno tal vez el único.
Me senté en el mismo lugar que las otras veces y estaba por acostarme cuando escucho una voz viniendo de las gradas que se encontraban al principio.
—¿No piensas ir a clases?— Pregunto Hazen en un tono burlón. Lo ignore siguiendo con mi idea de acostarme, lo cual hice. Escuché como subió cada una de las gradas hasta llegar a donde me encontraba.
Sentí como agarro rápidamente mis tobillos y los jalo haciendo que todo mi cuerpo se moviera hacia él asustándome, ya que podía caerme. Me senté rápidamente encontrándome con su rostro a pocos centímetros del mio y sus brazos rápidamente se movieron hacia los lados de mi cadera agarrando la orilla de la madera con sus manos.
Estaba por gritarle sin importarme la cercanía cuando dejó un pequeño beso en mis labios dejándome confundido.
—Pensé que como te gusta toda esa mierda cursi de estar abrazados después de tener sexo cuando llegaras al colegio correrías hacia mis brazos.— Me miró burlón al igual que el tono que uso al hablar.
—Soy cursi pero no tanto como tus fantasías.— Le respondí del mismo modo olvidando lo que había pasado un día antes en la mañana.
Le di un rápido beso antes de que se alejara, lo cual hizo moviendo mis piernas para que las pusiera en la grada de abajo y así poder sentarse a mi lado. Prendió uno de los cigarros que contenía la cajetilla que traía en uno de los bolsillos de su pantalón para después inhalar el humo.
—¿Quieres?— Pregunto al darse cuenta de mi mirada acercando el cigarro a mi rostro.
—Yo no fumo.— Le recordé.— Y tú no deberías de hacerlo.
—Tú te lo pierdes.— Ignoro lo último.— ¿No han llamado a tu casa?— Negué mirándolo confundido.— ¿Si sabes que hay cámaras aquí afuera y si no entras a clases llaman a tus padres después de unas cuantas faltas?
Había una cosa que me preocupaba y era el hecho de que la que se enterara de mis faltas a clases fuera mi madre, pero no me preocuparía de eso ahorita.
—No, pero no me importa siempre y cuando no se entere mi madre.— Hazen me miró divertido ante mi respuesta.
—Así que eres un chico rebelde.— Mire la diversión en sus ojos.
—Depende de a que te refieras.— Le seguí el juego. Volteo su vista al frente pensando en algo antes de volver a mirarme.
—¿Ya desayunaste?— Negué. No me esperaba esa pregunta pero me emocionaba ir a desayunar con él.
Hazen me gusta. Lo había dudado anoche pero hoy lo confirme. Sin importarme su actitud, él realmente me gusta.