Una mujer sumisa, dedicada a su hogar, amando a su esposo incondicionalmente vive en el mundo perfecto... Hasta que su esposo la engaña y humilla, por lo que escapa y descubre que es mucho más fuerte de lo que creía, además de que tiene la oportunidad de volver a enamorarse y darse cuenta lo que verdaderamente es amar y ser amado.
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"4"
-Te he dicho que ha sido un error, ella es insignificante para mi
-¿Y cómo puedo volver a confiar en ti?
-Aysel me conoces
-No, no te conozco en lo absoluto -le digo con las lágrimas aun saliendo de mis ojos, imparables -El Radel del que me enamoré, con el que me casé, jamás, me habría causado el dolor que tú me estás haciendo
Me levanto como puedo y subo a la recamara temblorosa. Me recuesto en la cama y sigo llorando, está vez me permito gritar y aferrarme a las almohadas con todas mis fuerzas. Sintiendo cada desgarrador sentimiento, cada opresión que me deja sin aliento y que solo deseo morir para terminar con el sufrimiento.
***
Despierto porque el sol comienza a colarse por la ventana y empieza a darme en la cara.
Me siento con el cuerpo entumecido, con el corazón partido y el alma destrozada. Me levanto de la cama y salgo de la habitación para ir al baño a tomar una ducha larga, para que me ayude a quitarme todo el peso que siento encima.
Me pongo una bata de baño y regreso al cuarto, cuando lo hago veo a Radel empacando una maleta con su ropa.
Me quedo sin aliento y conteniendo el sollozo más grande de toda mi vida.
Lo estoy perdiendo por completo.
-No es lo que crees -dice al verme parada con los ojos llenos de lágrimas -Ambos nos iremos de viaje, tu maleta está por allá
Miro hacía la esquina de la habitación y efectivamente está ahí mi maleta.
Radel se acerca sigilosamente y me toma el rostro entre sus manos, limpiando las dos lágrimas escurridizas que lograron salir de mis ojos.
-Déjame volver a demostrarte que tan importante eres para mi
-No quiero, me da miedo -le digo sincera
-Eres importante en mi vida Aysel, eres mi esposa, te he dado todo, no tienes necesidad de trabajar porque yo te doy todo lo que necesitas, y tú eres todo lo que yo necesito
Cierro mis ojos con dificultad, no puedo ver su rostro arrepentido y herido, porque sé que no voy a dudar ni un segundo en perdonarlo y lanzarme a sus brazos.
-Aysel, tú sabes que te amo, que eres lo más bonito que tengo, que mi futuro va de tu mano, que quiero que seas la futura madre de mis hijos
-Eso siempre y cuando otra no quede embarazada antes
-¿Qué fue eso? -pregunta con el tono molesto
-La verdad Radel, llevas meses sin tocarme, pero si vas a regar por ahí tu masculinidad a sabrá Dios que zorra, espero que por lo menos te hayas protegido o si no en unos meses te darán la sorpresa de que te habías equivocado y que yo no seré la madre de tus hijos
-Sé que merezco eso que acabas de decirme -dice apretando la mandíbula -Pero te ruego que me perdones, solo fue una vez y jamás volverá a pasar
-¿Y cómo puedes asegurar algo así?
-Porque no sentí nada con ella, no me produce nada de lo que tú me produces, tú eres una droga para mí, tú eres mi perdición y ambición, eres mi todo, eres mi mundo entero
Sedo y termino abrazándolo, ambos llorando a mares de lágrimas.
-Te tengo una sorpresa
-¿Una sorpresa?
-Sí
-¿Y tú trabajo?
-Mencionaste hace unos días que sabías cuales eran mis prioridades, y te prometo que, a partir de hoy, tú estarás por encima de todas
-¿Lo prometes?
-Lo prometo
Me acerco a él y lo beso, no tarda en corresponderme, tomándome con firmeza de la cintura.
-Vamos, tenemos que irnos o se nos hará tarde
-Está bien -le digo con una pequeña pero sincera sonrisa
Radel baja las maletas al taxi que estaba esperando por nosotros afuera de la casa, lo que significa que viajaríamos en avión, porque si no habríamos ido en su carro. Yo me arreglo con un pantalón sencillo y una blusa linda que me regalo Tally en mi cumpleaños hace un año.
Estaba reservándola para un momento importante y creo que el día por fin llegó.
De camino al aeropuerto Radel entrelazó una de mis manos entre las suyas, dándole la calidez que tanto extrañaba. De vez en cuando me miraba y me sonreía.
-Forman una linda pareja -dice el taxista que nos mira por el retrovisor
-Gracias señor, mi esposa es hermosa y única
Mis mejillas se sonrojan y tengo que agachar la mirada.
-Ya lo creo, cuídela bien, trátela como una reina
-Ella no merece menos que eso
Me recargo sobre su hombro y el resto del camino permanecemos en completo silencio.
Llegamos al aeropuerto y abordamos en cuanto llegamos, por suerte el vuelo no se retardó ni tuvo imprevistos.
***
Una vez que aterrizamos, rentamos un auto y empezó a conducir por la carretera hasta que llegamos a unas cabañas donde pasamos nuestra luna de miel, nos encantaba a ambos este lugar porque tienen los techos de cristal y por las noches ver el cielo es completamente alucinante, parece irreal.
-¿Es enserio? -le pregunto emocionada
-¿Recuerdas que me dijiste que estar a mi lado era como acariciar las estrellas?
-Sí
-Volveré a llevarte hasta allá, no importa cuantos intentos tenga que hacer, no me rendiré hasta conseguirlo
Entramos a la cabaña y nos instalamos ahí, miré la cama con tantos recuerdos de la luna de miel invadiendo mi memoria.
Sentí como Radel me abrazaba por la cintura y me pega a su cuerpo.
-¿Recordando cosas?
-Quizá... -le digo con una sonrisa
-Porque creo que mi memoria no es muy buena en estos momentos -me da un beso en el cuello y un escalofrío me recorre por todo el cuerpo -¿Sigue siendo tu debilidad? -pregunta con una sonrisa victoriosa
-Sí -le digo riendo
Pero en vez de que siga besando mi cuello, me gira y me besa en los labios mientras sus manos bajan por toda mi espalda.
-Creo que esto está estorbando -dice mientras levanta el dobladillo de mi blusa quitándomela por completo
-¿Mejor? -le pregunto divertida
-Sí, así puedo ver más de tu piel -dice con una sonrisa
-También esto está estorbando mi vista -le digo mientras le quito la camisa
-¿Mejor?
-Sí, así puedo ver más de tu piel -le repito de la misma manera
-Mi turno -dice mientras me lanza a la cama y me quita el pantalón
Se encima en mí y comienza a besarme con profundidad. Avivando la llama de placer y deseo que estaba resguardada en lo profundo de mi ser desde hace mucho tiempo.