ATADA AL MAFIOSO

—Eres el hombre más irresponsable que conozco Leon –Dijo Lothar con un tono molesto– ¿Crees que es fácil arreglar tus desastres, solo tenías que hablar ¿¡Acaso no sabes dialogar!? Solamente debías hacer un acuerdo.

Leon y Lothar estaban en la habitación de Leon, el doctor familiar estaba revisando la herida de Leon, el médico estaba haciendo un trabajo exhaustivo, pues, la herida no estaba en muy buen estado.

—No seas exagerado, esas personas ya no querían hacer un acuerdo, querían mayores ganancias, ¿Cómo se atreven? Nosotros los ayudamos a llegar donde están.

—Solo estás juntando más enemigos de los que tenemos.

—Ellos ya tenían la intención de traicionar nuestra confianza –Dijo Leon con un tono seguro– lo acepto, yo inicié la pelea, pero ellos dispararon a matar, ellos tampoco querían ceder a los intereses que teníamos antes, esa actitud exclusivamente representa a personas inconformes, las personas inconformes traicionan rápido.

—Aunque tengas razón, te metiste en un lío y también involucraste a una chica que vivía en un barrio de pobres, tuviste suerte, no estamos en un buen momento, un error haría que nos quiten todo, por ahora te pediré que simplemente descanses.

—¿Descansar? Ambos sabemos que debo casarme, no quiero, pero debo hacerlo, el tío Otto solo está esperando a que el plazo de tiempo se acabe para quedarse con todo, ¿Sabes que es o peor? A esta familia nada más le interesa tener un heredero asegurado por generación.

—También estoy cansado Leon, ¿Qué propones? No podemos cambiar nada su no tenemos el mando, yo… tal vez yo deba casarme.

—No, ni siquiera lo pienses –Dijo Leon con un tono serio– ya hablamos sobre esto, solo debo escoger a una buena mujer…

En ese momento una idea se plantó en la mente de Leon, varias mujeres habían intentado estar con él, pero no lo había pensado, tal vez la mejor idea era contraer matrimonio con una mujer simple que no estuviera bajo el radar, un matrimonio que beneficiaria a ambas partes sin la necesidad de vivir juntos por siempre.

Tal vez un matrimonio de al menos dos o tres años, esa sería la mejor idea, solo una mujer desinteresada y simple se vino a su mente, esa tal Tatiana, era la mejor opción, pues, las hijas de los socios y amigos de sus familias no aceptarían un matrimonio así, estás mujeres solo buscaban casarse para crear renombre o darle más reconocimiento a sus familias.

—Me casaré con la mujer que conocí hoy.

Lothar miró desconcertado a su hermano, quizá las largas horas con fiebre afectaron su razonamiento y por ello estaba alucinando, a penas había conocido a aquella chica, la cual se veía demasiado joven, estaban desesperados, pero no tanto ¿O sí?

—Creo que en serio debes descansar.

El doctor entre ellos se levantó, al parecer ya había terminado, aquel doctor era un amigo de Lothar, en realidad era el amigo de uno de sus mayores aliados, aquel joven no tenía más de tres meses de haberse graduado de la universidad.

—Dylan, ¿Ya terminaste? –Preguntó Lothar de forma amable– al parecer no fue sencillo.

—Sí, ya terminé, estaba en mal estado, para la próxima vez, ya que sé que habrá más casos como este –Dylan miró con cierta ironía a Leon– Te aconsejo mirar bien la sutura, si no hubiese venido rápido a lo mejor se habría infectado.

—Bien, puedes irte, –Respondió Lothar con una sonrisa burlona hacia su hermano– manda de mi parte un saludo a Erick.

—Está bien.

Dylan se fue y Lothar volvió a dirigir su atención hacia su estúpido e impulsivo hermano menor.

—Tengo muchos peros hacia tu idea, pero dejaré que me la expliques, ya que alguna estupidez se te habrá ocurrido.

—Es más simple de lo que parece, además no soy estúpido y lo sabes –Dijo Leon con cierta molestia– no quiero casarme con una mujer que no amo, pero debo hacerlo, al menos debe ser una mujer que no quiera atarme, si me caso con alguna de las mujeres que he conocido hasta ahora, lo más probable es que no quiera divorciarse después de tener un hijo.

—Suena interesante, prosigue.

—Lo mejor es un matrimonio para tener un hijo, por contrato claro, debe ser con una mujer que no me quiera y que tampoco desee poder, la chica que conocí es perfecta, a pesar de ser muy bonita no posee dinero y está pasando por una mala situación, aceptará, estoy seguro.

—Tu plan no se escucha muy seguro, pero estamos desesperados, tampoco quiero soportar a una mujer que siempre estará intentando llamar tu atención, intentémoslo, pero solo serán dos años, no más.

—Perfecto, nada más debo descansar un par de días y buscaré a esa chica, hablaré personalmente con ella y le ofreceré bastante dinero.

—Has lo que quieras, me iré de viaje un par de días, por favor Leon, no destruyas nada ni mates a nadie, estoy cansado de arreglar tus desastres.

—Entiendo que puedo ser muy impulsivo e incluso también puedo ser muy irresponsable, pero estoy cansado de ser alguien estúpido e inservible para ti –La voz de Leon hacía resaltar todo su enojo y frustración al igual que sus expresiones– No soy perfecto Lothar, pero tú tampoco.

—Leon, solo quiero que madures, ¿Qué harás cuando la vida te golpeé y no puedas regresar el golpe? –Dijo Lothar con voz y rostro serenos– no te confundas, quiero lo mejor para ti, pero debes poner los pies en la tierra. No quieres hacerte cargo de la mafia, está bien, pero tampoco quieres dejar de vivir como un adolescente, abre los ojos Leon, tienes veintitrés años y aún no tienes un propósito para vivir, a penas y estás a cargo de la empresa.

Leon guardo silencio, su hermano tenía razón, aun así. Le costaba mucho aceptarlo, por ahora solamente cumpliría con su deber de dar un heredero sano a la familia y después se preocuparía por su futuro, de una forma u otra era su decisión.

—Te dejaré descansar, piensa un poco más en lo que te dije.

Lothar salió de la habitación y Leon se quedó a solas con sus pensamientos, no quería casarse, jamás había convivido con una mujer por más de dos semanas, solo acostumbraba a pasar la noche con ellas y ya, sus relaciones tampoco fueron muy largas, como máximo duraban un par de meses.

Ahora debía tomar responsabilidades que creyó no tomar hasta al menos sus treinta, pero solo le quedaba aceptar su situación en silencio.