Valeria toma la decisión de ser una joven mantenida por un hombre mayor,sin imaginar que esto le costara más de lo que ella se imagina. Luego de conocer a Álvaro Ramirez todos sus sueños se cumplen, pero todo se acaba por una mentira creando en ella una ambición sin fin que la llevará a un destino incierto.
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Capitulo 3.
Él desciende lentamente y comienza a besarme mientras yo abro mis piernas para que pueda estas cómodo y así sentirlo, nunca pensé que un hombre podía ser así de perfecto. Rico, en buena forma y con una herramienta que aunque todavía está media dormida ya puedo saber que será grande y fogosa.
Apenas y consigo tomar una bocanada de aire debido a su intensidad. - Por favor... Por favor sé amable.
- Tranquila prometo tratarte bien y te aseguro que nunca olvidaras está noche.
Sus besos calientes comienzan a bajar hasta llegar a mi zona sensible, sin decir nada me devora por completo, está sensación sumado a sus palabras me hacen pensar que de verdad nunca en mi vida podré olvidar lo que este hombre me va a hacer.
Luego de tener el mejor orgasmo de mi vida veo como se quita el bóxer y se coloca el condón, ahora si ya está totalmente despierta lo que me hace dudar.
- Eso no va a entrar señor.
- Claro que si lo va a hacer y quiero que cuando la sientas grites mi nombre.
- Pero todavía no me dice su nombre.
- Me llamo Álvaro.
Álvaro me toma de las piernas haciéndome girar quedando boca abajo mientras comienza a rozar su hombría en mis glúteos, siento como todo mi cuerpo reacciona a su toque y antes de darme cuenta comienza a entrar en mí.
Un ligero gemido se escapa mientras me aferró con fuerza a las sábanas, su voz más suave me dice al oído. - Grita mi nombre Valeria.
De una sola estocada lo introduce todo y no puedo evitar gritar su nombre llena de lujuria. - ¡ÁLVARO!...
Sus movimientos se volvieron más salvajes luego de pronunciar esa palabra y yo me deje llevar, cada postura era nueva al igual que la sensación que despertaba en mí con sus caricias y besos apasionados. Ahora sé que jamás podría arrepentirme de esta absurda decisión porque gracias a ella encontré al hombre perfecto.
Esa mañana me despierto completamente adolorida, lo busco con mis manos en la cama, pero me desilusionó al notar que él ya no está a mi lado. Me enderezo y puedo ver sobre la mesa una bandeja con lo que supongo que es el desayuno, al lado de esta hay unos cuantos billetes, todos son de a 100, pero eso no quita que no me siento bien.
Me doy un baño rápido y salgo del lugar algo apenada aunque satisfecha. Ya en una plaza no muy lejana comienzo a contar el dinero y me asombra ver que con esto puedo cancelar mi alquiler atrasado aunque también me molesta la idea de que todo sea destinado únicamente para eso.
Como me gustaría irme de compras ahora mismo, tener eso que siempre me quedé viendo en la vidriera, llegar al salón vistiendo algo bonito con mi cabello arreglado y un bolso que haga juego con todo, pero si lo hago tendría que dormir en la calle.
Con las ilusiones rotas vuelvo a mi apartamento y con todo el dolor en mi corazón entregó cada billete al casero quedándome con apenas algo para almorzar y con suerte un dulce.
Si alguien se está preguntando que clase de vida debí de llevar para terminar haciendo esto, pues no fue mala, al contrario, mis padres siempre trabajaron duro para que al menos no me faltará lo indispensable. Ellos son buenos y responsables padres que no dudaron en darme todos sus ahorros cuando les conté la idea de venir a estudiar aquí.
Cada mes mamá llama esperando escuchar buenas noticias mías y siempre al colgar me recuerda que si algo no está saliendo como yo lo pensaba puedo volver, pero como hacerlo. Yo me prometí volver un día cuando ya estuviera establecida y con un buen salario, quería que el día en que llegará a su casa fuera con muchos regalos para demostrarles que si lo había logrado.
No me avergüenza lo que hice, pero si sentiría vergüenza de mi misma volver a ver a mis padres y decirles que soy una fracasada que desperdició todo su esfuerzo y no consiguió nada al final, lo peor de todo es que sé que ellos no se enojarían conmigo aun así no me quiero rendir. Voy a intentarlo un poco más antes de darme por vencida.
Las semanas siguientes todo seguía igual, pase por ese mismo lugar unas cuantas veces intentando encontrarlo, pero ya no lo volví a ver, no sé dé que me quejo yo misma fui la que le dije que solo sería esa noche y nada más. Pero tanto le constaba darme al menos su número de contacto.
Mi suerte no mejoró tampoco, seguía conociendo a tipos mediocres que no les alcanzaba ni para un buen motel lo que era una pérdida de tiempo. Tal vez mis cálculos no fueron buenos y yo no soy tan bonita como para encontrar un Sugar Daddy que me consienta y mime así como lo deseo.