A continuación les relataré la historia de Alejandra una chica determinada, responsable, que ha superado la adversidad aún con la muerte de su padre y la indiferencia de su madre. Y de cómo el destino la lleva a cruzarse con Jacob un hombre que siempre ah tenido todo y que será el próximo heredero de las compañías de la familia Souberville. Podrá nuestra protagonista cambiarle la vida a Jacob.
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La propuesta
Dos días después Alejandra salía de su empleo para el conservatorio, abajo la estaba esperando aquel chico que la dejó impactada ella le sonrió y él correspondió.
—Tenía que encontrarte.—dijo Jacob
—Como me encontraste?.—preguntó Alejandra
El le muestra la cartera a Alejandra, su cartera de ella.
—Debía devolverte tu cartera, y que mejor que en persona.—respondió Jacob
Alejandra se sonrojó y a la vez se sentía congelada de los nervios. Realmente no podía creer que aquel hermoso hombre estuviera delante de ella solo para devolverle su cartera.
Jacob se daba cuenta de lo nerviosa que le ponía su presencia, decidió romper el hielo.
—Vine a invitarte a comer, me haría el honor?.—preguntó Jacob
—Debo ir al conservatorio, pero qué tal si me acompaña y después podríamos salir a comer o cenar.—respondió Alejandra
Simplemente Alejandra no podía creer que se haya atrevido a invitarlo, tanto al conservatorio como a cenar con el. Pero es que él era tan encantador que no podía evitar atreverse a hacer las cosas. A Jacob le agrado la idea y la invito a subir al coche.
Alejandra no podía creer que el hombre guapo y caballeroso, ademas fuera rico. No sabía si sentir emoción o miedo, iba intimidada todo el camino. Jacob decidió romper el silencio.
—Podría saber qué instrumento tocas?.—preguntó Jacob
—Si claro tocó el piano.— respondió Alejandra
—Ahora entiendo porque las partituras eran de la novena de Chopin.— dijo Jacob
—Si, exacto el fin de semana participaré en un concierto. Es más te invito a asistir si no tienes otro compromiso.—dijo Alejandra.
El sonrió y al mismo tiempo le coqueteó, Alejandra se sonrojó; no podía evitar sentir su rostro arder.
Minutos más tarde llegaron al conservatorio, Alejandra se adelantó para pedir un pase especial para Jacob. Los dos caminaron hasta el auditorio para el ensayo. Jacob se sentó en primera fila para poder escucharla tocar. Alejandra respiró profundamente y comenzó a tocar.
Jacob no podía creer lo talentosa que era ya que hacía imposible no quedar bajo un hechizo con su interpretación. Le gustaba lo que le hacía sentir cuando estaba cerca de ella definitivamente sería la mejor decisión que podría tomar el casarse con ella.
Alejandra terminó su ensayo, Jacob se acercó a ella y salieron del auditorio. Mientras caminaban hacia la salida Jacob la elogiaba.
—Es increíble el talento que tienes, es un deleite escucharte tocar.—dijo Jacob
—Agradezco tus palabras eres muy amable.—dijo Alejandra.
—A donde quieres ir a cenar?.—preguntó Jacob
—Me gustan los lugares sencillos, no soy quisquillosa para la comida, donde tú elijas estará bien.—respondió Alejandra
Jacob se volvió a sorprender con su respuesta él estaba acostumbrado a mujeres exigentes, y que Alejandra no le exigieraun lugar en particular, eso le agradaba aún más. Ya que es más sencillo estar con una mujer que se adapte a ti; sobre todo si eres un hombre de negocios.
Decidió llevarla a un restaurante que pudiera brindarles un ambientes agradable, pero a la vez que no la hiciera sentir abrumada. Eligió un restaurante francés. Como buen caballero él eligió la cena para ambos. En lo que qué esperaban la cena Alejandra le contaba cosas sobre ella, Jacob analizaba cada una de sus palabras, durante la cena el se sintió más en confianza para preguntar por su familia, su entorno y qué planes tenía a futuro.
Alejandra le respondio todo sin ocultarle nada, ella siempre elegia la sinceridad. Jacob notó que ella se ponía triste al contarle su vida. Obviamente ella también le preguntó por la vida de él.
—Soy Jacob Souberville, heredero y presidente de las empresas Souberville. No quiero andarme con rodeos, te busque porque quiero ofrecerte un contrato donde puedo hacerte ganar mucho dinero. sin afán de ofenderte claro, necesito alquilarte como mi esposa. Tendrás todos los lujos que me pidas, pero nuestro matrimonio solo será en apariencia y con la debida discreción. No te prometo amor, ya que jamás lo eh sentido. Pero mientras estemos casados yo te cuidaré y te daré todo lo que necesites, vivirás como una reina. Incluso puedo convertirte en una pianista famosa si así lo deseas.—respondió Jacob
Alejandra no podía creer lo que acababa de escuchar. Ella definitivamente bajo la cabeza no podía cruzar su mirada con él, esa propuesta claro que le incomodaba; no es fácil escuchar qué quieren alquilarte como esposa. Dejó su tenedor aún lado.
Jacob notaba lo abrumada que estaba por su propuesta, Alejandra sólo se quedó en silencio. Su voz interior le decía, no puedes ser tan ingenua esto demasiado bueno para ser verdad. Lo que realmente pasaba es que se sentía decepcionada pensó que ella le gustaba, no tan rápido Alejandra un hombre como el que debe tener mujeres a diestra y siniestra fijarse en alguien simple como tú, claro que no. Inmediatamente esos pensamientos pusieron sus pies sobre la tierra.
—Puedo pensarlo?.—respondió Alejandra
Jacob asintió con la cabeza; pidió la cuenta y le dejó su tarjeta de presentación para que pudiera localizarlo cuando tuviera una respuesta.
—Gracias por la compañía la cena ya está pagada. Buen provecho.—dijo Jacob
Él simplemente se levantó y se retiró dejando a nuestra pianista sola en aquel restaurante. El mesero se acercó a Alejandra para servirle el postre, Jacob le había dejado ordenado un Crème Brûlée. Definitivamente un postre engreído igual que él.
Estaría bien leer sobre como han sido las vidas de los demás personajes, o sea una zaga!
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