Se conocieron en una disco, cada uno se sintió gratamente atraído por el otro. Fue tanto así, que ésa misma noche sucumbieron a la pasión desmedida.
Ella le entregó su rosa virgen, él la recibió con beneplácito. Aunque por su atractivo tenía muchas mujeres en su haber, nunca había disfrutado tanto cómo en aquel momento que siente se enamoró a primera vista.
Al día siguiente ella se entera de una situación muy delicada, que la obliga a tener que cambiar su look para no ser reconocida por él ya que trabajarán en la misma empresa.
¿Reconocerá a la chica con quién pasó la noche?
¿Cuál será su proceder?
¿La repudiará y no perdonará su engaño?
Acompáñenme a descubrir que pasará en ésta hermosa historia de amor, miedos, inseguridades, celos y sufrimientos...
Nota: Dentro de la trama hay dos capítulos «picantosos», aún así nada del otro mundo o nada qué cómo adultos descomplicados nos conozcamos. Así que "No denunciar"
Historia atípica, ya que tiene dos extraordinarios finales.
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Capítulo IV
Volvimos a la pista, Y es que éste hombre es perfecto, es que como baila. Pues bueno, tenemos eso en común ya que a mí me fascina.
Mucho rato después mis amigos se acercan:
—Ada, Ada, nosotros nos vamos.
Cuando voy a responder que me esperen mientras termina esta canción. El hombre a mi lado se detiene y dice:
—Tranquilo amigos. Ella se queda conmigo un rato más, no se preocupen estará bien, luego la acerco a su casa.
—¿Quuuééé? — lo miré interrogante.
—No, no, yo me voy con mis amigos ahora mismo.
—¿Que te pasa? — Yo no vine sola.
Pero los traidores de mis amigos dicen:
—Ah no pasa nada, disfruta un rato más. Efrén y yo vamos a nuestro club, tú sabes, el que es acorde para los dos, y me guiñó un ojo.
—No lo puedo creer — ¡Traidores! — les digo.
Se despiden y me dan un beso en la mejilla. Efrén me dice bajito:.
—¡Cógetelo hasta que lo dejes sin leche! jajaja — eso sí, luego nos cuentas.
Solo de escuchar decir eso, me causa una sensación medio extraña y me pregunto:
—¿Será qué hoy es el día? — ¡Ay no se qué pensar!
Bueno, nada. ¡Enhorabuena a lo que venga. Olé y Olé!
El me mira, y me dice:
—Nos hemos quedado tú y yo nada más.
—¿Quieres que vayamos a otro sitio?
Antes de responder me acordé lo que siempre mis amigos me dicen:
—"Cuando un tipazo te invite a ir a otro sitio, acepta sin peros, no te comportes como una mojigata"
—Bueno, está bien, respondo tratando de parecer muy natural, pero por dentro estaba qué no aguantaba los nervios
Salimos del lugar y en eso le traen su auto. Muy cortés abrió la puerta para que yo entrara, y hasta me ayudó con el cinturón de seguridad.
Luego él hizo lo mismo, entró al auto y dicho ésto emprendimos el camino. No sé adónde, quizás a un motel.
Pero, me quedé asombrada cuando llegamos a un bello y elegante edificio ubicado en la zona más aristocrática de la ciudad. Entró directo al estacionamiento, luego me ayudó a bajar del auto, me abrazó y caminamos al ascensor, una vez dentro y en marcha comenzó a besar y besar mis labios, y luego bajó al cuello.
¡Ay no!...Si acaso tenía dudas pues ya no creo que las tenga. Ésta es mi noche. Bueno, mi madrugada, o sea, hoy es mi debut. Estoy asustada. ¿ y si no sé hacer las cosas? — porque una cosa es lo que yo he visto en los videos, pero una muy diferente es la realidad.
¡Ay que nervios!
¿A qué santo se le reza para que ayude a una mujer en éstos momentos?
—¿Será a Don Juan tirón? — ¡Bueno, ayudame a tirar bien! jejeje.
Entramos a un bello y elegante departamento. Es bellísimo y por donde mires es lujo. Me da hasta temor pisar esa hermosa alfombra color crema.
El me invita a un trago, que lo tomo casi de una, por supuesto el advierte mi nerviosismo, vuelve a besarme, pero yo sigo rígida. De pronto se levanta y se dirige adentro.
Al rato sale, y me dice:
—Ven, vamos a relajarnos tomaremos una ducha caliente.
Lo miro desconcertada.
Pero, me besa, y entre besos y besos me dice:
—Tranquila, no te preocupes somos adultos.
¿Que puede pasar si nos bañamos juntos?
Y yo pienso:
No por supuesto nada puede pasar, lo único es que hagamos el amor, solo eso, algo que él hará todos los días, porque yo, nunca hasta ahora. jajaja.
Toma mi mano y casi que me arrastra al baño, que por cierto es tres veces más grande que mi habitación. Lo mismo que el hermoso yacuzzi.
Va besando y quitando mi ropa y me dice:
—Voy a ver que hay aquí dentro que me ha tenido loco, que ha nublado mis sentidos desde que te vi llegar ésta noche.
Siguió besando y quitando toda mi ropa, hasta que quedé en ropa interior, pero no paraba de besarme, quitó mi brasier, y cuando vio mis p*chos los tomó entre sus manos como quien agarra unas frutas, y los comenzó a besar, de repente se interrumpe, levanta el rostro hacia mí, me mira y me pregunta:
—¿Son naturales?
Lo observo y asiento con mi cabeza. Entonces, lo veo como niño con juguete nuevo, y con voz entrecortada me dice:
—Esto es magnífico, ahora no se ve con frecuencia así de hermosos y naturales. ¡Me encanta!.
Yo sentía mi cara arder de la vergüenza, nadie, hasta ahora los había visto. Sigo temblando entre sus brazos, pero ahora es peor, ya que se agacha y me quita la braguita, la acerca a su rostro y me dice:
—Ahora es mía. Me la quedo de recuerdo.
No digo nada, no puedo mi rostro me arde. Me imagino que estoy roja como un tomate. En un santiamén el se desnudó, puedo advertir su masculinidad en todo su esplendor, es primera vez que veo uno personalmente. Me besa, me levanta en sus brazos y entramos juntos al yacuzzi. Para mí de cierta manera es un alivio, ya que el agua calientita me relaja. Y además así me aseo, ya que por más que sea, he sudado de tanto bailar, y en varias ocasiones he ido al sanitario hacer pipí, en ese aspecto me sentiré limpia, obviamente mejor.
Estuvimos dentro de ese mágico y relajante baño de espuma y de masajes por 20 minutos más o menos, Bueno creo yo, mientras él me besaba muy apasionadamente. Luego me envolvió en una gran toalla blanca, secó todo mi cuerpo incluyendo el cabello, él también secó su cuerpo y me llevó a una gran cama de sábanas blancas.
Lo ví de pie frente a mí completamente desnudo y con tamaña erecci*n, y a modo de chiste me dice:
—Te presento a mi gran amigo — Bueno, a decir verdad no es tán amigo, ya que a veces me traiciona. Así como hoy, que cuando te vió, de inmediato se levantó sin siquiera consultarme nada a mi. jajaja.
Lo miré y medio sonreí apenada.
Entonces se acerca, me besa, y suavemente pregunta:
—¿Y no me presentas a tu amiga?
Lo miré fijamente, y aparté la toalla que me cubre el cuerpo y lo dejé ver mi rosa.