En un mundo donde el dolor y la traición se entrelazan, Gabriel ha vivido toda su vida con un solo propósito: vengar la muerte de sus padres, asesinados por una poderosa familia que se mueve en las sombras. Con un corazón marcado por la pérdida, Gabriel traza un plan meticuloso para infiltrarse en su enemigo. Pero lo que no anticipa es la conexión inesperada que formará con Valeria, una joven valiente y llena de vida, que se convierte en su cómplice involuntaria. Mientras Gabriel utiliza a Valeria como un peón en su juego de venganza, ambos se ven atrapados en una red de secretos y mentiras. La línea entre el amor y el odio se difumina, y Gabriel debe enfrentarse a la pregunta más difícil de todas: ¿puede el amor nacer del deseo de venganza? En un desenlace lleno de giros inesperados, “La mentira” te llevará a través de un viaje emocional donde la redención podría ser la única salida.
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Capítulo II Bajo la luz de la mansión
Valeria estaba asustada, pero no podía soltarse del agarre de Gabriel, intentó forcejeando liberarse de él, pero sus fuerzas no se comparaban con las de ese desconocido.
“Deja de intentar liberarte, entiende que esos sujetos pueden venir tras de nosotros y las cosas se pueden poner peor”, Gabriel se detuvo por un segundo para decirle esas palabras a Valeria, fijando sus miradas por un instante.
El corazón de Valeria se aceleró sin poder controlarlo, su respiración se hizo más pesada y un nudo se formó en su garganta; sin embargo, volvió a tomar el control de su cuerpo. “Le he dicho que me suelte, acaso no me está escuchando”.
Gabriel detuvo su paso y con una mirada sombría volteó a ver a Valeria, “te llevare a tu casa, no es seguro para una joven tan hermosa andar sola en la calle a esta hora”. Valeria se quedó sin palabras, era la primera vez que alguien le decía que era hermosa, pero debía tener los pies en la tierra, además era muy tarde y seguramente su abuelo se enojara con ella y la reprendería fuertemente por la demora.
“Por favor déjame ir, necesito llegar a mi casa lo antes posible”, Gabriel hizo caso omiso a las súplicas de Valeria y sin mediar más palabras con ella, la empujó al interior de su vehículo. Sin tener salida la joven se resignó a su destino el cual nunca había sido bueno con ella. Gabriel arrancó el auto y condujo sin una dirección fija, pues Valeria se negaba a decirle donde vivía; sin embargo, Gabriel no desistió de la idea de llevarla a su residencia y continuó conduciendo sin importarle que la muchacha seguía suplicándole que la dejara en cualquier parada de autobús que ella llegaba sola a su casa. Cansada de discutir Valeria terminó por darle la dirección de su casa a Gabriel quien la llevó a la mansión Arismendi, él sabía perfectamente donde vivía ella, pero solo se hizo el desentendido para poder pasar tiempo con Valeria.
La atmósfera dentro del auto era muy tensa, el rostro de Valeria revelaba su angustia, Gabriel supuso que era por el mal momento que acababa de pasar, después de un rato conduciendo finalmente llegaron a la mansión Arismendi.
“Puede dejarme por aquí”, dijo Valeria antes de que las puertas de la mansión de abrieran.
Sin embargo, Gabriel hizo como si no la hubiera escuchado y condujo atravesando los grandes portones de la entrada principal y llevando a la nerviosa Valeria hasta la entrada principal de la casa.
Valeria bajó del auto aterrada, ya que las luces de la sala se encendieron, era una prueba de que su familia se había despertado. Con el temor abrazando su cuerpo, Valeria dio dos pasos antes de escuchar la puerta del auto de Gabriel abrirse en un tono seco, ella volteó a ver qué estaba pasando y vio a Gabriel caminar hasta ella.
“Por favor váyase, le agradezco todo lo que hizo por mi esta noche, pero ya es muy tarde y mi abuelo podría malinterpretar las cosas”, era obvio que Valeria estaba muy nerviosa, pero a Gabriel pareció no importarle nada de lo que ella decía, sin voltear a verla paso a su lado y llego a la puerta principal caminando firme y con determinación.
La puerta de la mansión se abrió y Diego Arismendi el abuelo de Valeria se sorprendió al ver a Gabriel frente a él. “Señor Linares, ¿que hace usted a esta hora en mi casa?”.
Gabriel sonrió de medio lado antes de contestar, “vengo a entregarle los documentos que discutiremos el día de mañana en nuestra reunión, quiero que todo quede claro y por eso me tome el atrevimiento de venir a su residencia”, Gabriel tenía un tono neutral, sonaba despreocupado y sin emoción en ninguna de sus palabras.
“¿Y tu niña?, ¿que hora es esta de llegar a casa?”, Diego desvío su mirada hacia Valeria quien estaba escondida detrás de Gabriel.
“Lo siento abuelo, tuve un inconveniente y se me dificulto estar en casa a tiempo”.
“Calla y entra a la casa”, Valeria camino al interior de la mansión, sintiendo el peso de la noche sobre ella, con cada paso que daba sentía el frío viento golpeando su delicada piel, el sonido de la brisa le hacía sentir el arrullo de su mamá cuando la llevaba a la cama cada noche, el olor de la arena mojada le recordaba su infancia junto a la única persona que siempre la defendió de los maltrato a de su abuelo. Llena de tristeza y temor termino de entrar a la casa, mientras escuchaba al abuelo invitar al desconocido que le había salvado la vida a pasar.
Sin más remedio subió a su habitación y se encerró esperando el castigo que seguramente le impondría el abuelo. Aún no entendía por qué si era de su misma sangre, el no la quería y siempre la trataba diferente al resto de sus primos. Esa noche precisamente, su abuelo le había pedido que fuera hasta la universidad ya llevarle unos trabajos a su hermana Natalia, quien tenía la oportunidad de estudiar, pero ella no podía hacerlo, ya que para el abuelo Valeria no merecía ese regalo.
Mientras que Valeria esperaba su destino, en la sala estaban Gabriel y Diego hablando de sus negocios, “espero que nuestra sociedad sea fructífera”, comentó Diego con una amplia sonrisa.
“Estoy seguro que así será, nos vemos mañana para finiquitar este asunto y poder empezar a trabajar juntos”, Gabriel hablo con frialdad.
Diego era un hombre mayor, pero aún se hacía cargo del negocio familiar, con la ayuda de sus tres hijos y nietos. Era un hombre frío y parecía no tener sentimientos, pues la manera en la que trataba a su nieta Valeria no era la mejor.
Por otro lado, Gabriel era joven y muy atractivo, su cabello negro y ojos oscuros lo hacían irresistible para cualquier mujer, además su mirada profunda lo hacía parecer misterioso e inalcanzable, su cuerpo bien trabajado y definido invitaba a las féminas a pecar, y eso era lo que él utilizaría para llegar a la desamparada Valeria.
Que Aurora no es culpable? acaso el agua no moja? acaso no llegó a entrometerse en la relación y seducir al tonto de Gabriel? intrigante y venenosa es lo que es Aurora. 🤔🤨🇨🇴