Rencarne Para Su Venganza

Luego de esas palabras tan horribles por parte de Max, ella vio como se fue de la habitación, dejando a Luna en un completo aturdimiento. La pobre no entendía nada. Solo sabia que ella fue usada por el hombre que amaba, de la peor de las maneras, que jugaron con sus sentimientos y él iba a traer a otra mujer. Una mujer que si amaba y respetaría, no como a ella.

Luego de llorar por casi un día sin parar, se dijo que si Max no la quería, iba a pedir al emperador permiso para divorciarse. Pero al otro día, cuando iba a salir del palacio del príncipe heredero, que es adonde se mudó cuando se casó, ya que una esposa no puede vivir lejos de su esposo, no le permitieron salir. Al insistir tanto, los guardias le dijeron que tenían órdenes de no dejarla salir sin la presencia del príncipe.

El príncipe se adelantó a sus pensamientos. Solo podría salir de allí, si él mismo la acompañaba y era obvio que no la acompañaría al palacio del emperador para pedir el divorcio, por lo cual se volvió a su habitación y ya no intento salir.

A la semana llego la mujer que sería la concubina de Max. Su nombre era Carolina, hija de un Barón.

Tenía una belleza mucho más despampanante que la de Luna, un cuerpo de infarto y cabello castaño claro que combinaba muy bien con sus ojos café.

Su llegada fue un chisme en el palacio. Toda la servidumbre hablaba de eso. De que el príncipe en realidad odiaba a su esposa. En que no había vuelto a verla después del casamiento. Luna escuchaba como su nombre era puesto en boca de todos como si ella hubiera hecho algo para molestar al príncipe, lo que ocasionó que él la despreciara.

Así siguieron los chismes hasta que de pronto Luna, un día, salió a caminar sola, porque las doncellas no querían estar con ella, porque era despreciada por su esposo. De la nada, ella y Carolina se encontraron, ambas sin sus doncellas. Luna no quería problemas ella, ya que en realidad Carolina no tenía la culpa de que Max le mintiera y la usara. Así que iba a seguir de largo sin decir nada, cuando Carolina se tiró al suelo y empezó a llorar diciéndole a Luna que por favor la perdone que ella no quería meterse en su matrimonio.

De la nada apareció Max y tiro a Luna al suelo y se acercó a Carolina para ayudarla a levantar.

-estás bien Carolina?

-sí, si querido. No es su culpa, es mía, no debí meterme en su matrimonio. Por eso ella me odia!- decía mientras lloraba.

Max, muy enojado por lo que decía Carolina, se acercó a Luna, que ya se había levantado y le dio una fuerte cachetada haciendo sangrar sus labios.

-que fue lo que te dije estúpida? No lastimes a Carolina o lo pagarás muy caro. Espero y ya te haya quedo claro?- se iba acercando a Luna de manera amenazante.

-si alteza!- contesto ella con temor.

Luego de ver eso, tomo a Carolina de la mano y se fueron del jardín, dejando a Luna en el suelo, ya que con el golpe la tiro al piso otra vez.

Varios sirvientes vieron la reprimenda de Max hacia Luna, más no el principio. El rumor de que Luna insultó y quiso lastimar a la concubina Carolina empezó a circular.

Así como esta situación pasaron varias, donde Carolina decía que Luna la hería o lastimaba sus sentimientos. Luna siempre era reprendida por Max, un golpe aquí y otro allá, que pidiera disculpas de rodillas, que limpiara lo que había tirado, pasar unos días sin comer.

En el palacio corría el rumor que Luna era malvada, que odiaba a la concubina Carolina y que siempre la intimidaba. Pero lo que no circulaban eran los castigos injustos que ella sufría a manos de ellos dos.