Salem escapó de la oscuridad para refugiarse con una bruja Pero la oscuridad la mato . Durante años esperó en silencio a la niña de ojos ámbar que la bruja le había mencionado.
Y un día, Clarisse llegó.
El destino, sin embargo, pronto la apartó: fue enviada a la Academia de Brujas, un lugar antiguo donde las jóvenes aprendían a dominar sus dones. Cinco años después, vuelve convertida en una hechicera que apenas comienza a descubrir la magnitud de su poder.
No estará sola. Un cuervo sarcástico, tan fiel como insoportable; un tigre y un puma que ella misma rescató y que ahora la reconocen como su reina ; y Salem, el misterioso gato que nunca la abandonó, serán sus guardianes en la batalla contra las sombrasen la oscuridad.
Entre secretos familiares, pactos rotos y un linaje perdido. Clarisse deberá descubrir hasta dónde llega su poder… y qué precio está dispuesta a pagar por él.
¿Estás listo para entrar en un mundo donde nada es lo que parece, y hasta la magia tiene un precio?
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REINA BRUJA 🪄
Uno a uno, los cuerpos comenzaron a moverse. Primero los dedos, luego los párpados, y finalmente un suspiro. Y así, en cuestión de minutos, los heridos comenzaron a despertar.
Algunos lloraban al ver a sus familiares, otros simplemente se abrazaban sin palabras. Las lágrimas se mezclaban con la alegría, el milagro con la confusión.Algunos no podían creer que de verdad esa pequeña bruja los ahiga despertado.
Clarisse apenas podía creerlo, pero justo en ese instante, un leve ardor le recorrió la frente. Corvyn alzó la vista y chilló:
—¡Eh! ¿Tienes algo ahí…? ¿Te golpeaste o…? ¡No! ¡Es una runa! ¡Una luna… con un punto en el centro y un aglor de loto o Diosa!murmuró Corvyn asombrado y asustado a la vez.
Ella se llevó la mano a la frente y sintió algo cálido. Pidió un espejo, y al verlo… entendió.
Una media luna delicada adornaba su piel, con un punto brillante justo en el centro. Era el símbolo que sólo la reina de las brujas llevaba.
Todas las brujas que apenas habían llegado se quedaron heladas. Algunas cayeron de rodillas. Otras simplemente bajaron la mirada, murmurando bendiciones. Serenya, la luna del alfa, fue la primera en hablar.
—Ese símbolo… no hay duda. Tú… tú eres la heredera. La reina de las brujas. La que Hécate prometió.
Clarisse tragó saliva. Algo dentro de ella no lo podía creer estaba asustada, se resistía a creer aquellas palabras y sobre todo no estaba entendiendo nada.
—No estoy entendiendo nada yo no puedo ser una reina Mi madre… la mujer que me crió, no tiene este don. Ni siquiera sabía que yo lo tenía.y porque la diosa Hécate me hizo proteger esta manada
Una de las brujas más ancianas se acercó con la voz temblorosa.
—Si tú no vienes del aquelarre de dónde vienes ¿Dónde has estado todo este tiempo?… entonces la que está en el trono ahora… es una impostora.
—¿Y eso te sorprende? —interrumpió Corvyn con el pico afilado—. ¿Acaso no notaron que esa mujer no tiene ni media pluma de poder? ¿Ni una chispa de la energía que tiene Clarisse cuando estornuda dormida?
Todos rieron en medio de la tensión.
Clarisse suspiró.
—Vivía o crecí a unos cinco días caminando por el bosque hacia el este, nunca conocí a nadie más, ya que donde vivía no había nadie la casa tenía una barrera y solo fui a la Academia de bruja recién acabo de volver de allá.
Fue entonces cuando Logan llegó, y se acercó a Serenya. El alfa miró a su gente, despiertos, abrazados, vivos. Se acercó a Clarisse y se inclinó suavemente la cabeza.
—Gracias. Salvaste a mi manada. ¿Crees que puedas permitir que una de nuestras brujas voladoras cruce la barrera para llevar noticias a las otras manadas?
—Sí —respondió ella sin dudar—. Solo una. La barrera se abrirá por un instante. Pero debe regresar antes del anochecer. No me fío todavía de lo que hay allá afuera.
—Tampoco nosotros —agregó Serenya—. Pero ahora sabemos que no estamos solos.
Corvyn se posó en el hombro de Clarisse y susurró:
—¿Y qué opinas tú, reina sin trono? Nos seguimos aventurando y vemos que ahí más allá o quieres regresar .
Ella lo miró con una sonrisa tranquila.
—Tranquilo Corvyn tenemos que seguir porque el mundo… el mundo no puede esperar.
(Narrado por Salem
Antes de saber que es la reina de las brujas....
Ser un gato tiene sus ventajas, claro. Puedes escabullirte entre ramas, dormir donde te plazca, escuchar conversaciones sin que nadie te cuestione… y ser ignorado cuando prefieres no hablar. Pero últimamente, eso último me está costando más de lo que debería.
La miré.
Allí estaba Clarisse, dormida en la cama que le asignaron en esta aldea salvaje de licántropos. Su respiración era lenta, constante, pero su energía… ardía como un sol contenido tras una cortina de niebla. Desde que la conocí, sentí esa chispa en el pecho, ese extraño… retumbar bajo la piel —si es que un gato puede hablar de “piel”. Algo dentro de mí se estremecía cada vez que su voz decía mi nombre. Un nombre que ni yo recordaba haber pedido.
Mi gato bicolor, me llamó aquella noche. Y maldición… no he dejado de repetirlo en mi cabeza desde entonces.
Me senté a su lado, en silencio, ignorando a la pantera y al tigre que dormían como cachorros sobre la alfombra. El cuervo estaba afuera, discutiendo con el aire como siempre. Pero yo, yo no podía apartar los ojos de ella.
¿Quién eres realmente, Clarisse?
Cada día que pasa me gusta más ese lado Salvaje.y lo pura que puedes llegar a ser.
Aunque… ni siquiera sé bien qué soy yo.
Desde que salimos de casa, no he tenido paz. He tenido sueños que no son míos, memorias que no recuerdo haber vivido. Y cuando la vi caer del cielo… no lo pensé. Corrí. Me lancé. La tomé entre los brazos… humanos.
Sí, humanos. Yo. ¡Salem! El gato malhumorado, silencioso y absolutamente no humano, me convertí en uno. Y no pude controlarlo.
Apenas la dejé en la cama, mi cuerpo tembló y volví a ser lo que siempre he sido… o lo que creía que era. Un gato negro. Un simple gato.
¿O no?
Desde entonces, evité hablar con Corvyn. Sé que lo notó. Sé que lo vio. Pero él, con su lengua venenosa, ha respetado mi silencio. Me mira raro. Como si esperara que yo hablara primero. Como si supiera que debe darme mi espacio.
Y maldita sea, eso me da miedo.
La vi moverse. Un leve suspiro. Un parpadeo. Y luego, sus ojos ambar se abrieron con ese brillo que me tiene cautivado .
Ella se sentó, los tigres la rodearon como si fuese la mismísima diosa del bosque. Corvyn chilló, estiró las alas y se lanzó sobre ella chillando algo como “¡Eres mía, maldita bruja cabeza hueca, no me vuelvas a dar un susto así nunca más!”Patético… y adorable.Luego Corvyn murmuró algo y ella me llamo.
—Salem… —susurró ella con esa voz rasposa de recién despertar.
No pude evitarlo. Me acerqué. Me acurruqué a su lado. No dije nada. No era como si ella me pudiera escuchar sigo pensando porque los demás pueden y yo no a duras penas puedo comunicarme con ellos … Pero si llegara a hablar tal vez no podría ocultar todo lo que estaba sintiendo. Y eso, para alguien como yo, es peor que un conjuro mal lanzado.