A veces no podemos sumergir tanto en una historia, en una persona, que se nos olvida por completo nuestro mundo y obligaciones.
Este es el caso de benjamin, un chico de 25 años obsesionado con la perfección. Adicción que lo llevara al límite de sus límites mentales.
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Cap 23
La explosión que sentí a lo largo y ancho de mi cuerpo, le siguió un escandaloso fuego, uno que ardió tan potente que en mi rostro se plasmó una mueca amarga.
-buenas tardes, muchachos
-que tal, padre
Mi silencio era palpable, las palabras que se formaron en mi cerebro no llegaron a mi boca.
-ya todo está listo, la señora en un momento sube las maletas de mis hijos a su auto, nos estaremos comunicando, hasta que lleguen a su destino.
Unos días atrás me había comunicado con el padre, para darle la fantástica idea de que ellos estarían mejor en otra parte, ya que los Jason, no los dejarían en paz hasta obtener lo que quieren, el padre lo pensó un poco, y accedió a mi plan.
-claro, claro, padre.
Yo aún seguía en blanco, todo, todo lo que había planeado, todo el viaje y la entrega. Y ahora estaba en blanco, no sabía que decir o que hacer, esos ojos aguamarina se mantenían fijos en mí con esa expresión cargada de odio.
-bueno, ya la señora blanca. Ya a subir las maletas.
La señora venía bajando con dos grandes maletas, Thomas se apresuró a ayudar a la pobre señora regordeta apurada con dos maletas, Thomas salió de la casa, escuche como abrió el baúl del auto y guardo las maletas, cerró con fuerza la tapa del baúl y a los pocos minutos volvió a estar a mi lado.
-listo, vamos
-esperen, faltan una cosa
Vi como la señora le traía a los dos engendros unos zapatos blancos, eran sencillos como de tela, fue en ese momento que la mujer arrancó sus ojos de los míos y sentí como si ser fue arrastrado con esa acción, sentí el codo de Thomas golpear contra mi brazo derecho, lo miré, este me miraba con un rostro confuso y yo empecé a inperventilar.
-¿qué te pasa? Benjamín
Me faltaba el aire, no quería volver a ver a la chica, no podía sostener esa mirada un solo segundo más, el aire no entraba a mis pulmones, salí de la casa casi corriendo, Thomas me siguió tratando de agarrarme, me apoyé en el auto y seguía tratando de agarrar aire.
-vamos Benjamín, cálmate, respira lento, respira lento.
-no, no puedo, Thomas, ¡no puedo!
-carajos Benjamín...
No pude más, colapse, perdí la conciencia.
...
Sentí movimiento en todo mi cuerpo, me movía, estaba en el auto, aún no me despertaba del todo, pero sentía claro el movimiento del auto.
-aún no entiendo por qué tenemos que irnos tan lejos.
-ya se te explico, no sigas con lo mismo.
Escuché voces muy cerca de mí, la primera que hablo era de una mujer y la otra la reconocí de forma muy clara, era la voz de Thomas, pero esta vez sonaba más serio, tratando de imponer su palabra, era raro escuchar a Thomas de esa forma.
-aun así no entiendo ¡nada!
Volvió a hablar la chica, sentí como el auto pasó por un bache, Thomas nunca fue bueno manejando, no veía bien de lejos, ya me había mencionado varias veces que necesitaba anteojos, pero se hacía el loco.
Mi cuerpo saltó un poco por el movimiento y por eso sentí como el cinturón de seguridad apretaba mi pecho y parte de mi abdomen.
-¡ya cállate!
Escuché a Thomas de forma más clara, y en ese momento llegó a mi mente esos ojos aguamarina clavados en mí y desperté, entre gritos me fui ubicando donde estaba y con quien.
-calma, calma hermano.
La voz de Thomas se escuchó de forma tan diferente, calmada y pausada, como solía hablar, tenemos un timbre de voz fuerte, pero a Thomas no se le notaba tanto como a mí, él me había contado que una vez leyó que la forma en la que uno le hable a una persona determina en sí confiara o no en uno, yo no podía hablar de esa forma.
Me tape la cara con las manos y respire profundo, muy profundo.
-¿donde estamos?
-vamos por palestine.
-¿qué? ¿Ya salimos de tyler?
-no. Aún seguimos en ese pueblo que esta que se quema por el sol.
Hablo la mujer en el asiento de atrás, no quise voltear en su dirección, se escuchaba molesta y para nada quería toparme con esos ojos.
-chistosa la muchacha
Thomas me volteo a ver por un momento y me alzó las cejas, no entendí su gesto. Volví a respirar profundo, y regresé a mis preguntas.
-¿cuántas horas llevamos en el auto?
-pues ya casi llegamos al límite de palestine y vamos directo a fairfield, eso lo resume en dos días y medio.
-¿que carajos?
-¿Tiene algún problema mental, que le impide escuchar bien?
-ya cállate, o te encierro de nuevo en el baúl.
La chica no dijo nada, Voltee a ver a Thomas sin creer que de verdad la haya encerrado en el baúl, y también otra cosa me estaba perturbado.
-¿no me he bañado en casi tres días?
-no, no...
A Thomas se le dibujó una sonrisa macabra en los labios
-¿que paso? Thomas
Este antes de contestar soltó una risilla llena de picardia
-no te preocupes, te baño, Alena
-¿quien carajos es Alena?
Este soltó una carcajada sonora, escuche como la chica atrás rechisto y dejó salir un, imbéciles. En un tono bajo.
Thomas dejo de reír y con la boca me señaló atrás
De forma automática Voltee a ver y ahí estaba con ese rostro hermoso lleno de odio, una rabia que no menguaba, por el contrario su hermano, iba dormido, con la boca abierta.
-¿que miras? idiota, y yo no te bañe, no los tocaría a ninguno de ustedes dos, par de locos ni porque mi vida dependiera de ello.
Volví a mirar al frente, Thomas me volteo a ver y volvió alzar las cejas
-linda la muchacha eh...