Paloma está determinada en robar al novio de su hermana mayor y para ello está dispuesta a poner a todo el mundo en contra
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Capítulo 23
Noah
¿Debería estar haciendo esto? No, definitivamente no. Lo sé, pero eso no me detuvo de haber abierto la boca y retar a Paloma en una apuesta.
Simplemente la tarde fue extraña, como si fuéramos los únicos en un espacio específico y nadie más importara. No quería irme y aún no quiero que termine, porque cuando volvamos, tendremos que seguir con nuestras responsabilidades y el resto de los problemas estarán allí.
Quiero olvidarme de todo y simplemente disfrutar esta tranquilidad.
Mis pies tocan el agua y aunque está un poco helada, no lo está tanto como pensé que estaría. Quizá más tarde eso cambie. No es que lo sepa, porque generalmente no vengo a la playa.
Me interno hasta que estoy cubierto al nivel de la cintura y me vuelvo a ver a Paloma, quien está casi a mi lado.
-Está un poco frío- comenta.
-¿En serio? Pensé que no lo estaba tanto.
-Eso es porque los hombres siempre están más calientes que las mujeres- deja salir, pero luego me mira avergonzada. -Lo que quería decir...
-Lo entiendo- la corto, porque me da pena verla luchando -los hombres tienen mayor tolerancia al agua fría, al menos eso he escuchado.
-Eso- indica, aliviada.
-Pero también es cierto que los hombres generalmente estamos calientes- admito, dándome cuenta que sin querer, nos hemos alejado un poco de la playa y el agua le llega a la mitad de su pecho.
-¿Es cierto?- pregunta un poco atragantada.
Me acerco más, queriendo molestarla un poco.
-¿Por qué no lo sería?- pregunto en voz baja.
-Yo sólo… -ella baja la mirada, viéndose nerviosa, lo que me da satisfacción.
-Siempre estamos deseando un cuerpo pequeño para abrazar- digo.
-Yo no soy pequeña- deja salir, cuando se supone que estamos hablando de hombres y mujeres en general y no de nosotros dos.
-Lo eres para mí- digo. Ella mira hacia mi cara y estamos tan cerca que es un milagro que alguna parte de nuestros cuerpos no se toquen.
Estás jugando a algo peligroso. Me recuerdo, pero es un pensamiento sin demasiada relevancia, cuando el resto de mi mente me grita que ella está enamorada de mí y que no hay problema en probar un poco.
-Plumita- susurro y hasta para mí, mi voz suena ronca.
-¿Sí?- pregunta sin aliento.
-¿Cuál es tu petición por ganar la apuesta?- pregunto, dejándole la decisión de hacer algo más a ella.
-Quiero…
-No algo muy grande, caro o importante- le recuerdo, tratando sin querer mucho, poner un límite, tanto para ella como para mí.
-Quiero un abrazo- responde, desviando la mirada, como si eso no fuera lo que quería en primer lugar.
Maldita sea.
Abro mis brazos, sabiendo que aunque para ella no sea mucho, en el momento que su cuerpo toque el mío, estaré condenado.
Ella entra en mis brazos y la rodeo, sintiendo todo su cuerpo casi desnudo y mojado contra mí.
Gimo para mí mismo, porque se siente tan bien. Tanto que de seguro ya se dio cuenta de la reacción de mi cuerpo.
Ella me mira entonces y remata mi poco control.
-No es suficiente- dice, rodeando mi cuello.
-No. No lo es- estoy de acuerdo, bajando mi cabeza para besarla.
La beso con fuerza y ella me besa de vuelta con la misma intensidad y es perfecto. Lo hacemos sin detenernos más que para respirar.
Nos doy una vuelta en el agua, haciendo que ría contra mis labios, luego tomo su trasero en mis manos para atraerlo más aún contra mi erección y ella inmediatamente me rodea con sus piernas, yendo junto con mis deseos. La beso nuevamente y es sorprendente lo que me gusta hacerlo.
Me alejo de sus labios por un momento, preguntándome si el resto de ella es tan exquisito y la inclino hacia atrás para con una mano sostener su espalda y con la otra descubrir sus pechos, bajando su sujetador.
Lamo uno de sus pechos, el que sabe a sal, para luego deleitarme en el otro, mientras mis oídos se llenan de sus gemidos.
-Noah- llama mi nombre como si fuera un ruego, así que la atraigo hacia mí nuevamente. -Noah- dice nuevamente sonando igual de suplicante, lo que provoca un escalofrío.
-¿Sí?- pregunto con voz ronca, perdido en el momento y ya corriendo su ropa interior hacia un lado, dejando libre el camino.
-Apresúrate- dice entonces, tomando mi cara y besándome.
No respondo, simplemente la subo un poco en mis brazos para descubrir mi miembro y posicionándolo, antes de dejarla caer lentamente en el, clavándolo lentamente.
Ambos gemimos porque se siente demasiado bien.
Tan apretado…
Un pensamiento no deseado de lo diferente que era Michelle llega, pero sólo dura un segundo antes de perderme en las sensaciones nuevamente.
-Plumita- susurro, cuando estoy todo dentro de ella, deseando quedarme perdido en el placer por siempre.
Ella baja su boca hacia mi cuello y muerde, haciendo que una ráfaga de placer y dolor recorran mi cuerpo. Empezo a moverme lentamente, sin poder resistir el impulso, pero aumento la velocidad rápidamente.
En ese mar oscuro, tenemos sexo y es mejor del que he tenido desde que puedo recordar.
Cuando ya no puedo soportarlo más, sé que tengo que salirme de ella para correrme fuera, ya que no tenemos protección, pero ella se corre en ese momento, apretando mi miembro dentro de ella, aprisionándolo de la manera más placentera posible.
Gimo, cerrando los ojos y dejándome ir también dentro de su cuerpo, sin pensar en las consecuencias.